En las democracias los ciudadanos organizados y preparados tienen la obligación de ayudar al gobernante a no caer en la corrupción. Y el gobernante de una democracia debe escuchar a todos los ciudadanos, pero los ciudadanos deben hablar, proponer.
Una persona que está al frente de un grupo tiene una mayor responsabilidad social porque no solamente debe ser justa con sus subalternos sino también ha de ayudarles a practicar la justicia. Sólo así se puede hablar de una regeneración social. Además, esta postura no termina cuando los resultados mejoran, o incluso cuando se alcanzan las metas, porque tendemos a cansarnos y a “dormirnos en nuestros laureles”, como si no pudiéramos volver a posiciones injustas. Esto es así porque es más fácil relajarnos que mantener un alto nivel moral.
Para lograr un equipo unido que busque los mismos fines honestos, quien asume el mando ha de desarrollar la capacidad de conocer bien a sus colaboradores y colocarlos en el sitio donde aplicarán sus aptitudes y confiar en que los que están capacitados y lo llevarán a cabo del mejor modo. En caso de que los subalternos no aprovechen las oportunidades que se les brindan, han de poner los medios para que cambien de actitud, por eso hace falta supervisión y aplicar cursos de actualización. De este modo se brindan nuevas oportunidades que si no se aprovechan, habrá que tomar medidas para buscar a otras personas con mejor preparación y disposiciones.
Antes de llegar a una medida tan drástica, habrá que ver si hay circunstancias adyacentes que están provocando una situación tan crítica. Como puede ser un deterioro en la salud o un problema familiar, entonces poner medidas en esos terrenos, para lograr el buen desempeño de una persona que tiene toda la preparación y capacidad para desempeñar ese trabajo. Dialogar con el interesado para llegar a un acuerdo, es el mejor modo de recuperar a un buen colaborador.
En el complejo elemento humano, es imprescindible estar atentos para descubrir a quienes se empiezan a desanimar o a quienes por falta de indicaciones claras, no cumplen bien sus tareas. Entonces, poner medios adecuados, como puede ser el trabajo por equipos, o modificar los sistemas, sin descartarlos a la primera. Quien, sin averiguar las causas, descarta a los demás cuando se equivocan y asume el trabajo de esas personas o de los demás tiene una tendencia tiránica, exclusivista y paralizante.
Tenga las tendencias que tenga una persona, o las posturas sociales o políticas distintas, siempre tienen que verse a la luz de intereses superiores. Allí hay puntos de unión, como son el amor a la patria, la colaboración al bienestar de todos, evitar el desorden o el afán de los desposeídos de satisfacerse a costa de la injusticia ya que se les han cerrado todos los caminos. Estos son los retos a los que se enfrenta un gobernante porque al asumir el cargo, aunque sea por mayoría, tiene que gobernar a todos. Sabe que lo que asume no es por unanimidad y siempre tendrá personas que discrepen. El reto es precisamente elevar los intereses y hacer que todos colaren. Y, esto también es un llamado para quienes no lograron el triunfo de su candidato: la patria es primero.
Estos son principios válidos para todos. Los hemos de tener presentes cuando juzgamos a los gobernantes, cuando reconocemos que no hemos sido solidarios, etcétera. Y también para solicitar del gobernante –sea quien sea–, porque legítimamente ya es el elegido, que vele por todos. El peligro está en que si salió nuestro candidato lo abandonemos y no le ayudemos a cumplir sus compromisos, pensando ingenuamente que todo lo hará bien. Si no salió nuestro candidato ayudarle en los planteamientos positivos que ofrezca y solicitarle los que no toma en cuenta o descalificar las injusticias proponiendo vías de justicia. Este es el papel de los ciudadanos, que no termina nunca en los sistemas democráticos. El gobernante pasará, nosotros nunca.
Lo más importante para no dejar solos a los que gobiernan es saber que el poder cuando no tiene contrapesos se corrompe. Y quien hace los contrapesos somos los ciudadanos, desde los colaboradores cercanos hasta cualquier persona que viva en el país. Los contrapesos se hacen cuando se evita la adulación o la cobardía de decir lo que está mal o no se combate. En las democracias los ciudadanos organizados y preparados tienen la obligación de ayudar al gobernante a no caer en la corrupción. Y el gobernante de una democracia debe escuchar a todos los ciudadanos, pero los ciudadanos deben hablar, proponer.
Como tampoco tenemos la preparación adecuada para entender la trascendencia de los hechos, y a veces no sabemos qué decir al gobernante, conviene enterarse de las opiniones de personas preparadas, así adquirimos buen criterio. Ahora, los recursos son cercanos a todos. Por eso, a continuación presento algunos escritos como un ejercicio personal para animarnos a sacar opiniones personales más fundamentadas.
En la revista Letras Libres de junio de 2018, Gabriel Zaid escribe un artículo que titula “AMLO poeta” donde dice “las personas que insultan suelen tener un repertorio limitado y repetitivo (…) AMLO. Es un artista del insulto, del desprecio, de la descalificación. Su creatividad en el uso de adjetivos, apodos latigazos de lexicógrafo llama la atención. (…) insulta a diestra y siniestra, aunque con “todo respeto”. Desprecia y descalifica, pero con “amor y paz”.
Juan Domingo Argüelles, en Confabulario del Universal del domingo 12 de mayo de 2019, dice: “A qué grado insiste el presidente de México en descalificar el periodismo crítico, que en enero, la organización Article 19 le pidió no estigmatizar a los periodistas ni a los medios de comunicación que no le sean afines, y especialmente le solicitó que dejara de referirse a esta prensa como “fifí”, anacronismo léxico que es la ofensa preferida de López Obrador.
El 14 de mayo de 2019 Alejandro González, en la página 1 de la sección de Negocios del periódico Reforma escribió: “La participación del sector privado es necesaria para llevar internet a las zonas donde no hay, aseguró Jalife, subsecretario de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT). Esto contradice a lo que afirmó el Presidente Andrés Manuel López Obrador en el sentido de que si no hay interés de privados en la licitación de fibra óptica de CFE, se creará una empresa estatal que provea internet a quienes no tienen acceso. Ayer la subsecretaría de Comunicaciones y Desarrollo Tecnológico de la SCT dijo que reducir la brecha digital no es una labor que el Gobierno federal pueda emprender sola. La SCT ya trabaja sobre estos temas para cerrar las brechas de desigualdad e impulsar a la sociedad a la era digital. Esto no es labor que el Gobierno pueda emprender sola. Reitero la invitación a los tres órdenes: de Gobierno, a la academia y a la industria a trabajar de manera conjunta aseveró en su participación”.
Sobre la propuesta del presidente, en el Universal, el lunes 13 de mayo de 2019, comentaban que AMLO arremetía contra Slim al señalar que no estaba cubriendo el servicio digital de su empresa por lo que el gobierno lo asumiría. Al día siguiente, el 14 de mayo, Misael Zavala señaló que el presidente dijo que su relación con Slim es buena, luego de anunciar que formará una empresa para llevar internet a todo el país y la amenaza de cancelar una concesión al Grupo Carso.
También el día 14 anunciaron la suspensión por parte del gobierno de 6 mil millones de pesos a las ONG, la justificación del presidente es porque no quiere ser cómplice de la corrupción. Con esa frase: “no ser cómplice de la corrupción” el pueblo confiado, intachable y bien intencionado justifica todo porque el Mandatario es bueno, es impecable, él lo dice y así es… Espero ya podamos decir algo, si nos decidimos a ser contrapeso, estaremos cooperando a evitar la corrupción.
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