En el inicio de este año, el Papa Francisco expresó dos preocupaciones, que, entre otras muchas, podríamos considerar como prioritarias: los inmigrantes y los jóvenes. Ahora revisaremos solamente el primer tema.
Durante el Año Jubilar de la Misericordia, Su Santidad habló en muy variadas ocasiones de los detalles humanitarios que todos los pueblos hemos de vivir con esas personas que por circunstancias deplorables se encuentran desamparadas. El mismo Papa ha dado ejemplo práctico de atención con esos grupos que se encuentran tan desprotegidos.
El pasado domingo 15 de enero se celebró la Jornada por el migrante. Ese día, el Papa Francisco, antes de rezar el Ángelus, desde la ventana del Palacio Apostólico donde estaban los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, expresó unas ideas glosando el texto del Evangelio del día –Juan 1, 29-34–. Juan el Bautista señala a Jesús como el Cordero de Dios, y hace ver que ese relato no encierra una anécdota, sino un hecho histórico decisivo. Es un acontecimiento que fortalece nuestra fe y señala la misión de la Iglesia. “La Iglesia, en todos los tiempos, está llamada a hacer lo que hizo Juan el Bautista, indicar a Jesús a la gente (…). Él es un el único Salvador, Él es el Señor, humilde, en medio de los pecadores. Pero es Él. Él, no es otro poderoso que viene. No, no. Él.” Luego añadió: La Virgen María, Madre del Cordero de Dios, nos ayude a creer en Él y a seguirlo. Aquí nos detenemos para reconocer el empeño del Papa por fortalecer nuestra fe y llevarnos a acudir a Jesús y a María como nuestros aliados y protectores.
Después del Ángelus, el Santo Padre señala: hoy se celebra la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, con el tema “Menores migrantes, vulnerables y sin voz”. Aquí reconocemos su preocupación por los inmigrantes, pero especialmente por los menores, si no están acompañados, están expuestos a muchos peligros. Con ellos hay que garantizar la protección, la defensa y la integración.
Luego dirige un saludo especial a las distintas comunidades étnicas, y les aconseja vivir serenamente en las localidades que les acogen, respetando las leyes y las tradiciones y, al mismo tiempo, cuidando los valores de sus culturas de origen. Recuerda el ejemplo de santa Francisca Javiera Cabrini, patrona de los migrantes, de quien en este año se celebra el centenario de su muerte. Esta religiosa valiente dedicó su vida a llevar el amor de Cristo a los que estaban lejos de la patria y de la familia. Concluye recordando las múltiples veces en donde el Señor pide acoger migrantes y forasteros, recordándonos que también nosotros somos forasteros. Aquí el Santo Padre nos recuerda que la Tierra no es nuestra morada definitiva.
Otro acto muy significativo del Papa es la filmación de un videomensaje. Se proyectó durante la Misa por la Semana Nacional de la Migración en Los Ángeles. El Arzobispo de Los Ángeles, Monseñor José H. Gómez, fue quien ofició la Santa Misa.
El Santo Padre anima a los inmigrantes a buscar refugio bajo el manto de María cuando hay “turbulencia espiritual”. Porque la Virgen de Guadalupe le dijo a san Juan Diego: “No tengas miedo. ¿No estoy yo aquí, yo, que soy tu Madre?”. También, Francisco asegura a los inmigrantes que “somos una comunidad que también tiene una Madre y Jesús nos la dio a nosotros, su Madre y nuestra Madre, y una comunidad con una Madre debe sentirse segura”. Vemos la insistencia del Papa por fortalecer la fe y por recordarnos que tenemos como Madre a la Madre de Dios.
Recuerda que los monjes rusos de alrededor de la época medieval, decían: “cuando hay turbulencia espiritual, refúgiense bajo el manto de la Santa Madre de Dios’”. Esto es lo que el Papa quiere recordar, la Virgen dijo a Juan Diego: “‘No tengas miedo. ¿No estoy yo aquí, yo, que soy tu Madre?’”.
A su vez, el Arzobispo de Los Ángeles subrayó que las palabras del Papa son un “hermoso mensaje de esperanza” al recordar “las palabras de Nuestra Señora de Guadalupe a san Juan Diego durante un tiempo de temor e incertidumbre”. Palabras –añadió– de tranquilidad a nuestros hermanos y hermanas inmigrantes para no tener miedo porque no están solos. “Como la Santísima Madre de Cristo, la Iglesia siempre estará con ellos”, precisó el Arzobispo.
La Semana Nacional de la Migración fue declarada por la Conferencia Episcopal de Estados Unidos hace 25 años, para revalorar cómo los inmigrantes y los refugiados han contribuido a la Iglesia local y al país.
El videomensaje del Papa se transmitirá el 29 de enero por ESNE.
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