Su Santidad tocó asuntos cruciales en Colombia y ese país va trabajando para que los temas abordados no queden como un recuerdo emocionante y nada más. Las autoridades civiles y eclesiásticas siguen poniendo medios para lograr la paz, el respeto a la vida, la reconciliación desde el fondo del alma a pesar de la gravedad de los sufrimientos. El Papa habló de la vocación, y el último día, en Cartagena de Indias: “la familia, defensora de la dignidad y los derechos humanos”. Aspectos que nos interpelan a todos.
El papa Francisco visitó el santuario de san Pedro Claver y rezó ante las reliquias del santo jesuita. Bendijo las primeras piedras para centros de niñas y “descartados” en Cartagena, dedicados a la prevención del turismo sexual infantil. El Pontífice señaló: “Todavía hoy, en Colombia y en el mundo, millones de personas son vendidas como esclavos, o bien mendigan un poco de humanidad, de ternura. Se hacen a la mar o emprenden el camino porque lo han perdido todo, empezando por su dignidad y por sus propios derechos”.
El propósito es hablar de los Derechos Humanos, pero también denunciar la realidad de cómo se violan. Por eso, de San Pedro Claver, Francisco dijo: “Este santo fue acusado injustamente de ser indiscreto por su celo y debió enfrentar duras críticas y una pertinaz oposición por parte de quienes temían que su ministerio socavase el lucrativo comercio de los esclavos”.
Más tarde oficia la Santa Misa ante más de 600 mil personas, en el terminal portuario de Cartagena. En el altar se colocaron reliquias de san Pedro Claver y santa María Bernarda Butler. En su homilía en Santo Padre recordó que en Cartagena de Indias, gracias a san Pedro Clavel y otros hijos de la ciudad, nació la inquietud de defender a los oprimidos, en particular a los esclavos. De la iniciativa para perdonar al hermano que nos ofendió. Y señaló que “en estos días escuché muchos testimonios de personas que perdonaron a quienes les causaron heridas terribles”.
El Santo Padre eleva la meta y nos deja tarea: todos de diversos modos hemos de actuar. “Estoy seguro de que hoy rezamos juntos por el rescate de aquellos que estuvieron errados y no por su destrucción, por la justicia y no la venganza, por la reparación en la verdad y no el olvido”. Recordó: “el drama lacerante de la droga”; “la devastación de los recursos naturales”; “la tragedia de la explotación laboral”; “el blanqueo ilícito de dinero así como en la especulación financiera”, “la prostitución que cada día cosecha víctimas inocentes, sobre todo entre los más jóvenes, robándoles el futuro”; “la abominable trata de seres humanos”; “los delitos y abusos contra los menores”; “la esclavitud que todavía difunde su horror en muchas partes del mundo”; “la tragedia frecuentemente desatendida de los emigrantes con los que se especula indignamente en la ilegalidad”. Ayudar a “desatar los nudos de la violencia”. Sabiendo que Jesús “ha prometido acompañarnos hasta el fin de los tiempos, Él no dejará estéril tanto esfuerzo”.
Aspectos del resumen del Papa sobre su estancia en Colombia:
En el vuelo de regreso a Roma, Su Santidad se abre en una rueda de prensa. Entresacamos las que se refieren a Colombia.
A mí me gustaría ahora el lema fuera `Demos el segundo paso. Su Santidad explicó que le confirmaron que eran 54 años de guerrilla los que lleva Colombia y manifestó que “ahí se acumula mucho, mucho, mucho odio, mucho rencor, mucha alma enferma”. El Papa añadió que “de la enfermedad no eres culpable, viene”, y estos guerrilleros y también los corruptos, han causado esta enfermedad de odio… Pero hay pasos adelante que dan esperanza.
Afirmó “pero percibí el deseo de avanzar en este proceso, que va más allá de las negociaciones que se están haciendo y que deben hacerse. Es un deseo espontáneo, y está la fuerza del pueblo. Tengo esperanza en esto”. Y añadió “La gente quiere `respirar´, pero debemos ayudarlos, ayudarlos con la cercanía, con la oración y sobre todo, con la comprensión de tanto dolor que tiene dentro tanta gente”.
A la pregunta sobre corrupción, el Papa se plantea “¿el corrupto tiene perdón?” cuando vivió un caso en Argentina: “un acto de maltrato, abuso, violación a una chica, y había gente metida muy ligada a los poderes políticos y económicos de esa provincia”. Entonces, escribió un pequeño libro llamado “Pecado y corrupción” donde aseguró que “somos siempre pecadores y sabemos que el Señor está cerca de nosotros, que no se cansa de perdonar. Pero la diferencia es: Dios nunca se cansa de perdonar, pero el pecador solo a veces encuentra coraje y pide perdón”. No son capaces de pedir perdón. Es como una condena, así que es muy difícil ayudar a un corrupto, muy difícil. Pero Dios puede hacerlo. Yo rezo por eso.
Sinceramente, estoy conmovido de la alegría, de la ternura, de la juventud, de la nobleza del pueblo colombiano. Un pueblo noble que no tiene miedo a expresarse como siente. Agradezco el testimonio de alegría, de esperanza, de paciencia en el sufrimiento de este pueblo. Me ha hecho mucho bien.
Hoy en Cartagena hemos visto un ejemplo de la explotación humana… Un jefe de gobierno ha dicho una verdad sobre esto: los que huyen de la guerra son otro problema, pero hay muchos que huyen del hambre. Invirtamos allí para que crezcan.
Hoy en la homilía hablé de Integrar a otras personas inspirándome en el pasaje del Evangelio. Es un modo de ir adelante, un modo sapiencial, de política. Es la sabiduría de pedir ayuda… creo que los recursos técnico-políticos ayudan. Requieren a veces la intervención de las Naciones Unidas para salir de la crisis. Pero un proceso de paz sólo irá adelante cuando lo toma el pueblo en sus manos. Si el pueblo no lo toma en sus manos, se podrá ir adelante un poco. Es lo que he tratado de hacer sentir en esta visita: el protagonista de la pacificación o es el pueblo o se llegará a cierto punto; pero cuando un pueblo lo toma en sus manos, es capaz de hacerlo bien. Yo diría que ese es el camino.
Estas palabras son para todos, cada uno formamos un pueblo, y cada uno hemos de intervenir para resolver nuestros problemas, o no se resolverán.
El Papa acude a la Virgen a su llegada a Roma
El papa Francisco llegó al aeropuerto romano de Ciampino cerca de las 13 horas, desde Colombia. Como acostumbra, al llegar, acudió a la basílica de Santa María la Mayor, para agradecer a la Virgen las gracias recibidas durante su viaje. Depositó unas flores ante la imagen de la Virgen “Salus Populi Romani”, nombre que se le da en el siglo XIX al icono bizantino de la Virgen y el Niño, que procede de los primeros cristianos.
Confiar en que en esa oración del Papa a la Virgen pidió por los integrantes de cada pueblo para que sepamos intervenir responsablemente.
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