El flagelo de la pobreza

Es imposible desterrar la pobreza, siempre la habrá y ella da oportunidad de mostrar la solidaridad con el prójimo y ha de incitar al desarrollo de la creatividad y la laboriosidad para poner remedios adecuados de acuerdo a las causas de las carencias y también de acuerdo a los recursos al alcance.

También hemos de estar atentos a los enfoques, siempre justificados por quienes los proponen, pero muchas veces deshumanizados o polarizados para dar la razón a los que tienen la obligación de resolverlos. Así encontramos entre muchas más propuestas la economicista o la racista, y muy pocas veces la social cristiana.

Existe la virtud del desprendimiento, necesaria para equilibrar la natural tendencia a conseguir recursos para satisfacer las necesidades personales y las de quienes dependen de uno. Quien la practica manifiesta una actitud serena, abierta a la justicia y sensible a las carencias de los demás que le llevan a solidarizarse y buscar caminos de solución.

La voz del Romano Pontífice y las acciones que lleva a cabo son ejemplos para todos e iluminan nuestros puntos de vista. Escucharlo e inspirarnos es el propósito de este artículo. Independientemente de estar o no de acuerdo con él, es de desear escucharle en la siguiente premisa: no sacrificar la dignidad humana anteponiendo la búsqueda de la riqueza.

El tema de la pobreza es constante en los mensajes del Papa, los sintetizo en cuatro grupos a continuación.

1. Prejuicios que podemos tener:

El individualismo nos puede llevar a trabajar sólo para ser ricos. Allí está la felicidad y el modo de mostrar la propia valía. Entonces se llegan a romper reglas sociales y también a despreciar a quienes no salen de la pobreza.

También a pensar que todos los pobres tienen la culpa de estar así, pero el Papa recuerda que, en el Evangelio, los pobres, los vulnerables, son protagonistas del anuncio del Reino de Dios, como se revela en la curación del ciego Bartimeo.

2. Problemas ocasionados por nosotros mismos:

Los pobres se convierten en recursos. Sobre esto Francisco nos pide que no olvidemos a los “más pobres”. Invitó a los empresarios a “desconfiar” de la “meritocracia” para legitimar la exclusión de los pobres. No contentarse con un poco de filantropía, el reto es incluir a los pobres en las empresas, hacer que se conviertan en recursos para el beneficio común.

También habló de las consecuencias de la “política de las armas”, que alimenta guerras y provoca nueva pobreza en todo el mundo.

3. Iniciativas:

Es necesario ocuparse de los jóvenes que no han tenido oportunidades o proceden de situaciones sociales desfavorecidas. Acoger generosamente a los jóvenes, aunque no tengan la experiencia y las competencias requeridas, porque todo trabajo sólo se aprende trabajando.

Conseguir una sociedad más justa en donde la mayoría de las personas cuenten con tierra, hogar y trabajo.

Secundar la propuesta de “mercados sostenibles” del entonces Príncipe de Gales, ahora Carlos II, el año 2020 en la reunión anual del Foro Económico Mundial de Davos, mediante la colaboración de las mejores organizaciones de la industria y los servicios financieros para alcanzar los objetivos mundiales en materia de clima, biodiversidad y desarrollo sostenible, con la anuencia de los gobiernos.

Responsabilizarse de los efectos de las propias decisiones, pues las grandes empresas, además de las opciones de consumo, ahorro y producción, condicionan también el destino de los gobiernos, las políticas públicas nacionales e internacionales y la sostenibilidad del desarrollo. Por ello, invita a tomar conciencia y a mirar “críticamente, con discernimiento” esta realidad.

Innovación en el cuidado de la Casa Común, con atención especial al medio ambiente y a la tierra. En este tiempo de “grave crisis ambiental” debida a muchos factores, entre ellos “las opciones económicas y empresariales del pasado y del presente.

Además de secundar a cumplir las leyes de los Estados, es necesario innovar anticipando el futuro, con opciones valientes y clarividentes que puedan ser imitadas”, subrayó Francisco.

4. Advertencia a los pobres:

Dios es Padre y se preocupa por quienes más lo necesitan: los pobres, los marginados, los que sufren, los olvidados. Nadie está excluido de su corazón, ya que, ante Él, todos somos pobres y necesitados.

Francisco se dirige a los pobres de las ciudades y de las comunidades católicas, para expresarles la “certeza” de la presencia de Dios. “El silencio de Dios no significa distracción de nuestro sufrimiento; al contrario, contiene una Palabra que pide ser acogida con confianza, abandonándonos a Él y a su voluntad”.

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