El pasado día 16 de noviembre se conmemoró a la Filosofía. La palabra significa “amor a la sabiduría”, esta palabra está formada por dos vocablos griegos: filios que quiere decir amistad, cercanía y sophia que significa sabiduría.
La filosofía es para todos, no hay alguien tan insensato que conscientemente se niegue a saber. Y en concreto a saber bien, a saber la composición de las cosas, cuáles son sus propiedades, cómo las podemos aprovechar; a conocer como fueron los acontecimientos, quién estuvo, quién lo hizo, quién faltó; etcétera. Queremos saberlo pues tal vez algún conocido estuvo allí.
La definición nominal de la Filosofía es: “la ciencia donde la luz natural de la razón humana nos señala las causas últimas -más profundas- de los seres”. La diferencia con las ciencias prácticas está en el hecho de que cada ciencia nos señala sus causas próximas. Esto explica la relación de la Filosofía con cada ciencia porque las causas últimas están en la base de las causas próximas.
Por lo tanto, saber bien nos interesa a todos. Saber bien es sabiduría. Y hay una sabiduría teórica y otra práctica. La teórica está estructurada y ayuda a todos a pensar bien, con orden y verazmente ¿A quién no le interesa? La filosofía práctica consiste en un orden mental para organizar y actuar. Hay personas con esa cualidad innata, otras son desorganizadas, pero pueden aprender a ordenar su actividad.
Cada persona tiene aptitudes para aprender y para aplicar esos conocimientos. Desde pequeños también contamos con la ayuda de nuestros padres y otros adultos cercanos que con indicaciones accesibles a nuestro entender nos ayudan a ejercitar y a asimilar esas enseñanzas de un modo comprensible y práctico.
También en la convivencia nos orientan sobre nuestra conducta y nos inducen a portarnos bien y a pedir disculpas cuando no actuemos debidamente. De este modo los consejos se graban mejor porque los experimentamos. Así, sin mayor complicación nos abrimos a la verdad y experimentamos el bien, con una satisfacción íntima. Todo ello es un acercamiento a la sabiduría.
Todos los maestros participan de una base filosófica propia de cada saber, aunque no hayan estudiado directamente la filosofía como tal. La filosofía ayuda a todas las ciencias a detectar dónde está la verdad y dónde las falacias, también, a través de la Lógica, aprendemos a descubrir el error y cómo articular los datos verdaderos. De este modo aseguramos el auténtico aprendizaje.
Cuando los educandos crecen y llegan a cierta madurez intelectual, es muy importante fomentar los diálogos interdisciplinares. Este ejercicio lleva a conocer distintos ámbitos del saber y además, ayuda a los educandos a conocer sus preferencias y así pueden ir delimitando los estudios necesarios para la actividad profesional.
Ahora conviene recordar cómo podemos acercarnos a la Filosofía como ciencia sin necesidad de acudir a estudios formales. Muchos filósofos han escrito libros sencillos. Los de fundamentos de la Filosofía nos enseñan los aspectos básicos, los de Ética nos enseñan los aspectos necesarios para adquirir una buena conducta.
Pero como hay muchas corrientes filosóficas no todas son claras y bien ubicadas, por lo cual conviene buscar orientación de personas con recto criterio. También hay páginas electrónicas que podemos consultar, aunque siempre es mejor acudir a personas que nos conocen y pueden aconsejarnos mejor.
Hay libros de filósofos renombrados que han tenido la preocupación de estudiar a otros filósofos y mostrar sus tendencias. Por ejemplo, el libro de “Ratzinger y los filósofos” compara a un autor de doctrina segura y otros pensadores. Es importante tener en cuenta este tipo de textos porque hay también bastantes filósofos que complican los temas y desorientan.
Son muy interesantes las Historias de la Filosofía porque se pueden conocer los planteamientos de los pensadores a lo largo de las épocas y dan un panorama muy rico del modo de resolver los problemas según las inquietudes y el desarrollo humano a lo largo del tiempo.
Nos damos cuenta de la influencia profunda de la Filosofía, por este motivo hemos de cuidar la rectitud de los filósofos, no todos tienen los conceptos claros y propagan errores. Es frecuente encontrar algunos que deslumbran por lo novedoso de sus teorías, pero la novedad no es sinónimo de verdad. Ante la duda acudir a sabios consejeros.
Conclusiones: para los progenitores: no se pierdan la oportunidad de moldear el alma de sus vástagos; para los maestros: mejoren su cultura para satisfacer las inquietudes nobles de sus discípulos; para los gobernantes: asuman su responsabilidad de ofrecer múltiples recursos educativos para el beneficio de los ciudadanos y para colaborar con el auténtico desarrollo de la humanidad.
No descartemos la posibilidad de acercarnos a la Filosofía, todos hemos sido niños y una de las preguntas típicas de los filósofos es “por qué” esto es así, o “por qué” sucedió. Esta es la pregunta típica de los niños que inician su desarrollo cuando empiezan a hablar y manifiestan su interés.
Te puede interesar: La pornografía y otros males
* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com
Facebook: Yo Influyo