Economía con rostro humano

Una de las necesidades más apremiantes para las personas es la de tener los recursos necesarios para cubrir las necesidades personales y familiares. Originalmente los recursos provenían directamente de la tierra. Los cultivos o la ganadería eran proveedores directos. Poco a poco se sistematizaron las actividades y surgieron los intercambios. 

Actualmente dependemos más unos de otros con el crecimiento de la población, la industrialización y la especialización de los servicios humanos. Sin embargo, no siempre hemos desarrollado equilibradamente y con amplitud de miras el sistema de canje de productos. Muchas veces sustituimos la justicia por la sagacidad para apoderarnos ventajosamente de los bienes.      

La economía con rostro humano ha de prever el modo de evitar que algunos saquen ventajas a costa de los otros. Además de poner candados, es imprescindible mantener el sentido de cooperación en la conciencia de todas las personas. Organizar el intercambio de bienes y servicios de manera de impedir injusticias que necesariamente acarrearán pugnas.

Hemos crecido y nos hemos multiplicado, pero no podemos olvidarnos que los bienes de la Tierra son para gozarlos todos sin excluir a nadie. Cooperar unos con otros es fuente de progreso, de admiración ante las innovaciones y de participación creativa y honesta. Es preciso ser incluyentes y tener la capacidad de hacer efectiva la integración de todos, haciendo una distribución del trabajo según las aptitudes y la preparación.

Hay lugares más fértiles, con mejores recursos o mejor localización. También pueden suceder desgracias naturales que modifican los intercambios y muchos llegan a perder casi todo. También entonces será necesario organizar programas eventuales para recuperar la normalidad. Desgraciadamente ante esos eventos pueden idearse tratados ventajosos explotando a los necesitados que se ven obligados a ceder.

Esos modos de proceder dejan heridas y cuando los sorprendidos se recuperan buscan revanchas y así se inician muchas desgracias y mayores injusticias. Por eso, es necesaria una cultura incluyente que vigile cualquier intento de extorsión o de maltrato a los demás. Hay instituciones supra nacionales creadas precisamente para evitar abusos internacionales. Sin embargo, también a ese nivel será necesario poner candados para evitar el cohecho.

Todo esto no es una utopía, no es fácil, pero hay muchas personas de buena voluntad con excelentes iniciativas. Una de esas personas es el Papa Francisco que con doce años de pontificado ha promovido grandes iniciativas. Una de ellas es “The Economy of Francesco”. El 1 de mayo de 2019 se dirigió a ese grupo con una carta para preparar el encuentro que tendría con ellos.  

Les dijo: “Que nazca en medio de ustedes una nueva forma de estar juntos y de hacer negocios que no produzcan residuos, sino bienestar material y espiritual. ¡Ánimo, queridos amigos! ¡Ánimo! Si son fieles a su vocación, sus vidas florecerán, tendrán historias maravillosas que contar a sus hijos y nietos. Veo que hay algunos niños allí: esto es hermoso en una cultura en la que la gente prefiere tener cachorros o gatos y no niños. ¡Hay que «regañar» un poquito a Italia! Créanme: merece la pena dedicar su vida a cambiar el mundo a mejor. ¡Adelante! Estoy con ustedes, los acompaño y los bendigo. Y ustedes también, por favor, recen por mí.”

Más adelante les impulsó y les dio ejemplos: “Ahora comienza una nueva etapa. Es necesario que esta hermosa realidad de ustedes crezca, se fortalezca, alcance a más y más jóvenes, y dé los frutos típicos del Evangelio y del bien. Gracias por todo, por todo lo que hacen y han hecho, que ha superado las expectativas. Quería centrarme en ustedes, porque los jóvenes tienen toda la vida por delante, son un «camino» vivo, y de un camino pueden salir cosas buenas, teniendo cuidado de evitar las malas. El mundo de la economía necesita un cambio. No lo cambiarán sólo convirtiéndose en ministros, o en premios Nobel, o en grandes economistas, todas cosas buenas; lo cambiarán sobre todo amándolo, a la luz de Dios, inyectándole los valores y la fuerza del bien, con el espíritu evangélico de Francisco de Asís: ¡era hijo de un comerciante, conocía los méritos y los defectos de ese mundo! Amar la economía, amar concretamente a los trabajadores, a los pobres, privilegiando las situaciones de mayor sufrimiento. No son los grandes y los poderosos los que cambian el mundo a mejor: es el amor el primer y mayor factor de cambio. Un economista de vida santa, el beato Giuseppe Toniolo, escribió a este respecto que quien salvará verdaderamente a la sociedad «no será un diplomático, un erudito, un héroe, sino un santo, es más, una sociedad de santos».” 

El 25 de septiembre del año pasado recibió en el Vaticano a personas de ese grupo, formado por jóvenes economistas, emprendedores y agentes de cambio comprometidos con un proceso de diálogo inclusivo y de cambio global joven y vibrante, que impulsa una nueva manera de hacer economía. El Papa inició: “Me alegra saber que han dado vida, con el obispo de Asís y los demás promotores nombrados por mí, a la Fundación The Economy of Francesco”. 

Luego los animó: “De sus ideales ha nacido una institución y esta es importante porque servirá para contagiar estos ideales; y ustedes serán no sólo beneficiarios, sino protagonistas que asumen las tareas que se les asignen con entusiasmo y sentido de la disponibilidad. En estos cinco años han generado mucho. Gracias por tomar en serio mi invitación a «reactivar» la economía y por aceptar las sugerencias que les he dado en sus conferencias anuales. Forman parte de la doctrina social de la Iglesia y, en última instancia, tienen su raíz en el Evangelio. Puede que sean muchos los maestros, pero es necesario llevar a cabo planes para evitar conflictos debidos a discrepancias, a desgracias naturales o de faltas de cooperación y entendimiento. Aceptar el derecho a disentir, ver con apertura las propuestas de los demás y diseñar las condiciones más favorables sin esperar providencialismos que no se darán.”

Este es un ejemplo que puede replicarse adecuándolo a las respectivas necesidades.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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