Esta etapa inicia al salir de la adolescencia, pero siempre quedan algunos rasgos adolescentes. El paso de una etapa a otra no es tajante y según las tendencias de cada persona algunas características desaparecen fácilmente y otras perduran más tiempo. Varios estudiosos aseguran que por la influencia de ciertos recursos de las sociedades contemporáneas la adolescencia se ha prolongado.
La juventud es una etapa importante por su trascendencia en la adultez, generalmente se accede a los estudios universitarios o a los de capacitación técnica para desempeñar un trabajo profesional. Pueden descuidarse los avances si se les deja solos en la toma de decisiones por faltarles experiencia, aunque deseen hacerlo bien. Confundir los deseos con los logros es un sueño con un porcentaje muy bajo de aciertos.
Los padres muchas veces siguen a los jóvenes en la decisión de los estudios o del trabajo. También les ayudan con sus relaciones para conseguir alguna recomendación. Pero se inclinan a dejarlos solos para que tomen las riendas de su vida.
Es recomendable evitar que los padres determinen tajantemente el camino a seguir, la experiencia muestra que tal modo de proceder disminuye el concepto que los hijos tienen de ellos y los desautoriza. Así provocan desconcierto y fricciones. En estos casos es mejor que los adultos no intervengan, aunque pueden dar algún consejo.
Esta etapa es prometedora y ambiciosa, aunque de poco realismo por los muchos ideales y la poca experiencia. La experiencia llegará, pero es preciso el paso del tiempo con muchas decisiones para obtener diversos resultados. En estas condiciones pueden darse dos extremos bastante peligrosos y será necesario preverlos a tiempo.
Uno sucede cuando el joven destaca en sus estudios, en las relaciones sociales, en general su vida avanza con éxito y sin contratiempos. Ante esos resultados se considera triunfador y se ensoberbece. Como no tiene experiencia para afrontar fracasos, cuando los tenga puede ser muy desacertada su actuación y perder el prestigio del que gozaba.
El otro es diametralmente opuesto pues el estudiante obtiene muy bajo rendimiento y, por ese motivo, se considera un perdedor. Con esa imagen de sí mismo cursa sus estudios de manera mediocre y conformista. Se acostumbra a alcanzar los mínimos resultados y así seguirá en el ejercicio profesional, sin la esperanza de aspirar a más.
Los maestros en el primer caso han de buscar el modo de que el triunfador tenga algún tropiezo para que adquiera experiencia. Entonces tendrá la oportunidad de ser más precavido sin perder la capacidad de buscar otras soluciones y practicar la paciencia, el espíritu de superación y la fortaleza en la solución de problemas.
En el segundo caso es necesario trabajar la autoestima del estudiante y ponerle metas progresivas empezando por las de muy fácil solución. También estar atentos para descubrir las habilidades y ayudarles a ejercitarlas, entonces los resultados serán positivos y el alumno adquirirá seguridad en sí mismo.
En el nivel universitario han de aprender a combinar el desarrollo profesional con el desarrollo social. Como por lo general el estudio desarrolla el aspecto teórico y desatiende los asuntos prácticos, los jóvenes se vuelven muy críticos de la actuación de los adultos, de allí la necesidad de realizar prácticas para equilibrar sus juicios.
Por el hecho de que para terminar una carrera se invierten muchas horas en las aulas casi siempre con los mismos compañeros, es importante entender que con su conducta están forjando el prestigio profesional. Cuando están prestigiados, es bastante común que ya en el ejercicio profesión les busquen a colaborar algunos de los que fueron sus compañeros
La vida en la institución educativa puede ser una especie de laboratorio para preparar a la vida profesional. Por eso, es importante que tomen parte activa en la integración de planillas para la mesa directiva de la sociedad de alumnos, o que compatibilicen las prácticas profesionales con otras actividades. Pueden ser campañas de vacunación, u ofrecerse a apoyar en algunos eventos, etc.
Todos esos servicios amplían campos de acción y los alumnos experimentan el trabajo en distintos sectores de la sociedad y así detectar otras necesidades en variados estratos de las comunidades.
En este tiempo los jóvenes también afrontan la decisión de su futuro vital, si contraen matrimonio pronto o lo retrasan, si ya encontraron a la persona adecuada o si empiezan a dudar de sus elecciones. Todas esas cuestiones pueden resultar una carga muy pesada. Revisar sus proyectos y darles otro giro, son decisiones que les desgastan, pero no han de evadir la necesidad de decidir.
Además, llegan otros deberes ciudadanos. Hay épocas de votaciones para cambio de gobierno, o por desastres naturales hay zonas afectadas que requieren de la ayuda de todos. Los jóvenes que se caracterizan por su dinamismo e ingenio para actuar, no pueden excluirse. Son momentos cruciales que no admiten dilación.
Si es tiempo de votaciones, hay que participar con un voto bien estudiado. También se espera de ellos mayor participación en las actividades que vayan surgiendo y en el estudio de las propuestas. Su condición de estudiantes de enseñanza superior les obliga a ser más eficientes.
La moralidad personal es otra característica indispensable para aumentar los aciertos y logros en los trabajos. Por eso, han de dar ejemplo en el modo de tratar a todos: próximos y lejanos. Adquirir competencias técnicas y científicas con aplicaciones para el desarrollo de comunidades menos favorecidas
Vivir la fortaleza para combatir las agrupaciones contrarias a la familia y a todos los valores. Hay muchas y variadas, como son aquellas pro aborto, pro permisivismo sexual, o con iniciativas delictivas…
Ellos mismos estar convencidos de que por el hecho de estar en un nivel universitario o en una institución de capacitación profesional, tienen una deuda moral con los conciudadanos, y a como dé lugar deben participar.
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