Los padres de familia, preocupados por la educación de sus hijos enfrentan el serio problema de ser relegados de su responsabilidad.
La técnica del caso es muy eficaz para la educación de personas con capacidad de análisis y de afán de aprender de los demás para superarse. Valoran las lecciones que dan las experiencias de vida de otras personas.
Los padres de familia, preocupados por la educación de sus hijos enfrentan el serio problema de ser relegados de su responsabilidad. Tratan de sustituirlos con contenidos predeterminados sobre los asuntos de la sexualidad humana. Esto se agrava si los mismos progenitores viven su propia sexualidad siguiendo los cánones de tantas sociedades erotizadas.
Es evidente que los enfoques contemporáneos sobre la dimensión sexual de la persona son muy laxos. Tendencia que entró como reacción a la moral victoriana, y por ósmosis, durante años fue impregnando las costumbres, de manera que ahora ya es un asunto que reclama atención y una auténtica reeducación.
La institución educativa es consciente de esas carencias, pero la mayoría ha adoptado propuestas erróneas. Excluyen a los padres en estos temas que son de su competencia, no aconsejan sobre el modo de evitar tantos estímulos notoriamente perjudiciales que la sociedad ofrece, y porque los contenidos propuestas son totalmente inadecuados, por no decir aberrantes.
Un innegable problema social se debe a que la mayoría de jóvenes acceden a la pornografía desde los 11 años. El 75% son varones. Esta costumbre a los 14 o 17 años los hace adictos. Con estos hábitos, desde temprana edad, se adquiere una vivencia enfermiza de la sexualidad. De este modo los jóvenes crecen con prácticas sexuales descontroladas: uso de juguetes o la práctica del sexting. Todo ello les dificultará la fidelidad en la adultez.
También en hombres y mujeres adultos, la pornografía crea adicción. Atropella la dignidad tanto de las personas que la propagan como de las que la consumen. Es penosa la degradación y, además, la falta de respeto hacia las mujeres al presentarlas como objetos sexuales. Se ha comprobado que esto incrementa la violencia contra ellas.
El problema más grave está en la ineptitud de los sistemas educativos para afrontar rectamente estos problemas. Han optado por dar, desde la primera infancia, una información de todas estas prácticas, y lo peor es que incitan a adoptarlas a espaldas de los padres de familia, así desde la infancia no se forma en virtudes sino se deforma con vicios. Obviamente hay mucho dinero que respalda el negocio de la sexualidad.
Para frenar a los sistemas educativos desviados, a los gobiernos permisivos y a las familias perplejas, puede ayudar el método del caso. Historias donde se encuentran hechos verídicos. Hay casos con soluciones ejemplares. Otros, al contrario, muestran deterioros y fracasos. Al estudiar cualquiera de ellos, se descubren los errores y los aciertos. Luego, en la discusión grupal aumenta el enriquecimiento al encontrar más soluciones.
Los casos muchas veces desacreditan ideas preconcebidas y sin fundamento, como cuando se afirma que ya nadie puede vivir virtuosamente la sexualidad, o que ya nadie admite en estos tiempos la abstinencia y la fidelidad.
Además de otras muchas lecciones, el caso de Carlo Acutis nos dice bastante sobre la sexualidad. Ángela Mengis nos lo muestra en la entrevista a Antonia Salzano, madre del difunto Carlo. Murió de leucemia a los 15 años. Apasionado de la informática. No hace falta la descripción de lo apuesto y agradable del joven porque sus fotografías y videos lo muestran.
Antonia enfatiza: tenía muchísimas chicas enamoradas de él, era joven, guapo, rico, deportista, divertido y exitoso. A la vez, su trato era muy respetuoso con ellas, aunque se notaba que luchaba por contenerse y moderar sus impulsos. A veces lo lograba, otras no, pero se sobreponía a tiempo. Era un chico normal, con luchas como los demás. Su conducta respondía a su convencimiento de la dignidad de toda persona. Cada una tiene una misión especial que debe realizar, y una finalidad que ha de alcanzar.
Las palabras de la madre son muy reveladoras. La dignidad de cada ser humano era tan grande que Carlo veía a la sexualidad como algo muy especial. Animaba a sus compañeros de clase a vivir la castidad. Trataba de hacerles comprender que el cuerpo humano forma parte de la dignidad, por eso, la sexualidad no se puede vivir de cualquier modo.
Sufría cuando los jóvenes usaban y gozaban con la pornografía. Afirmaba que la sexualidad es algo bueno, pero si se traiciona ese proyecto con deseos egoístas y con la búsqueda del placer, se destruye por completo el fin que cada uno tiene. Había que vivir todo en el momento adecuado.
Este modo de ser de Carlo no pasó inadvertido para Rajesh. Era integrante del servicio doméstico en casa de los Acutis. Así se expresa: siempre lo consideré como alguien fuera de lo normal, porque un chico tan joven, guapo y rico, normalmente prefiere llevar una vida distinta. Cuando empecé a trabajar en esa casa era de religión hindú, pero, a raíz de conocer a Carlo, pedí el Bautismo porque comprendí que Carlo sacaba de allí su fuerza. Vivía una profunda fe, caridad y pureza.
Este caso nos dice que un chico cuando tiene integradas en sus convicciones la fe y los valores humanos, es capaz de vivir sin traicionarse y mostrar a los demás los errores que se difunden en el ambiente. Tiene paz, alegría y realiza su llamada a la superación.
Lo enterraron en Asís, lugar de su preferencia. Al exhumar sus restos lo encontraron incorrupto. La pureza de su vida consiguió ese premio.
Será beatificado el próximo 10 de octubre. Lo proponen para ser patrono del internet, y ya le nombran el ciber apóstol de la Eucaristía por haber difundido el amor a Jesús en el Santísimo Sacramento.
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