El panorama no es sencillo y más por las dudas que las coaliciones generaron en su integración…
El próximo primero de julio los mexicanos saldremos a votar. Elegiremos a quién tomará las riendas de este país y con ello el proyecto de gobierno que nos espera para los próximos 6 años.
Hemos pasado la etapa de las campañas en donde observamos que los candidatos a la presidencia de la república, utilizaron propuestas de carácter técnico, otras netamente populista que muchas de ellas serán inviables, también se presentaron propuestas incluso sesgadas o en contra de los principios tradicionales de cada partido.
Existe aún a días de la elección, un fuerte bloque de ciudadanos que no saben por quién votar e incluso no tienen claro cómo deben asentar su voto en la boleta de este próximo domingo.
Sin duda este día, definiremos quien será nuestro próximo presidente, pero estamos muy lejos de que la mayoría tenga claro como quedaran conformadas ambas cámaras y ese será un punto medular para los próximos años.
Ante este hecho, la mayoría de los mexicanos votará en línea por el partido de su preferencia, desconociendo que en ese voto estará apoyando a un diputado o senador que puede traer una agenda distinta a los temas con los que el votante simpatiza.
Por esta falta de formación y de cuidado en el momento de votar por parte del ciudadano, existe una alta probabilidad de que el nuevo congreso tenga una mayoría en ambas cámara con tendencia liberal o de izquierda.
Para quienes comulgan con esta línea se sentirán contentos, pero para quienes que no, les espera una legislatura que sin duda posicionarán temas que no serán de su agrado.
Si a esto le sumáramos un nuevo presidente con una línea de izquierda o liberal, las condiciones están más que perfectas para hacer cambios sustantivos y a placer en las leyes secundarias. Pero, si además les sumamos que de las gubernaturas en juego, 17 aproximadamente podrían cambiar hacia esta línea de pensamiento, el panorama se complica más, ya que con ello, también se puede modificar el marco constitucional, es decir, se tendría todas las condiciones para volver aquellos temas de controversia en derechos constitucionales.
El panorama no es sencillo y más por las dudas que las coaliciones generaron en su integración, ya que se imaginan, los de derecha votando por candidatos de izquierda o la inversa, o bien, gente pro aborto votando por candidatos en favor de la vida.
Una solución ante este panorama seria el voto dividido. La gente puede votar dependiendo de sus convicciones por un candidato a la presidencia de un frente y por senadores y diputados de otro. Lo mismo en el caso de las gubernaturas y presidencias municipales.
Muy a pesar de lo que los medios han dicho, la moneda está en el aire. Ni las encuestas, ni otras formas de medición, nos puedes decir que existe ya un ganador, por lo menos para la presidencia de la república. Tal vez en lo local sea más palpable el triunfo de alguna coalición, pero incluso aun en estos espacio y en los de diputados y senadores, así como en las gubernaturas y presidencias municipales, la elección es incierta.
Este domingo salgamos a ejercer nuestro derecho ciudadano con la convicción de haremos de lo incierto una gran fiesta por la democracia, que, independientemente de quien salga vencedor, existe un objetivo común que nadie debe perder de vista:
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Somos todos mexicanos y el siguiente paso no importa que tan difícil o complicado pueda ser, lo daremos en unidad y en paz, con la esperanza de que a este hermoso pedazo de tierra que se llama México, será la patria bendita que todos anhelamos y que nuestros hijos se merecen.
* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com