El veredicto en contra de Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública durante el sexenio de Felipe Calderón, es también una condena para los gobiernos de México que han fracasado en el combate contra el crimen organizado.
Entre 2019 y 2020, ya con Andrés Manuel López Obrador en la Presidencia de la República, fueron detenidos por autoridades de los Estados Unidos, los exsecretarios de Estado García Luna y el General Salvador Cienfuegos, cuyas capturas festejó en grande el tabasqueño.
Repentinamente el único exonerado fue el militar acusado, a quien incluso vimos cerca del inquilino de Palacio Nacional en la inauguración del AIFA. En la cárcel y esperando ya condena está el civil.
En esta trajinovela de corte político-electoral disfrazada de justicia, nadie gana, ni siquiera los que festejan, porque cuando así convenga a nuestro vecino país del norte estarán en el banquillo de los acusados.
No quieren entender y menos les interesa aceptar que la única víctima es nuestro país. Ahí están los datos sobre la expansión territorial del crimen organizado y más de 143 mil homicidios que enlutan a nuestra nación.
Estados Unidos, como siempre suele hacerlo, queda como el país justiciero que sin empacho nos usa de carnada electoral, lo cual no es muy distinto de lo que hace en nuestro país López Obrador en su establecido reino de la impunidad.
No podemos ser rehenes de absolutamente nadie, ni de propios ni de extraños, México merece justicia y por eso debemos exigirle al gobierno que cumpla con su tarea de encontrar la paz y la justicia para los mexicanos.
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