Es lamentable que el secretario no fuera capaz de articular una explicación consistente entre dichos y hechos.
En los últimos 11 meses, para desgracia nacional, hemos sido testigos del alarmante incremento en los índices delictivos; en lo que va de este año, suman ya 188 mil 160 delitos contra la vida y la integridad corporal, de los cuales nos enteramos por los medios de comunicación. Según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) del INEGI, en la primera quincena de septiembre de 2019, el 71.3 % de la población consideró que vivir en su ciudad era inseguro.
A eso hay que sumar el fallido operativo en Culiacán, Sinaloa; cada vez que se habla de ese jueves negro se conoce una versión distinta y contradictoria con la anterior. Escuchamos respuestas recurrentes en la negación, evasivas cargadas de rencor, intolerantes con la crítica, obsesivas con el pasado y autocomplacientes con los resultados. El presidente argumentó que la decisión consistió en preservar la vida de los habitantes, ¿y entonces por qué los expusieron? ¿Cómo explicar a los familiares de las 14 personas fallecidas lo acontecido? En palabras de López Obrador, ¿para qué le pegaron al avispero?
En una reunión con diputados, el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo, expuso que el gobierno utiliza “más inteligencia que fuerza”, la pregunta es: ¿inteligencia de qué tipo utilizaron en Culiacán? No se puede hablar de inteligencia cuando no se tiene el mínimo conocimiento de su uso.
Como consecuencia de ese operativo, Durazo compareció en la Cámara de Diputados para explicar el porqué de las decisiones tomadas por el Gabinete de Seguridad, que dejaron un saldo de 14 personas fallecidas; la fuga de 55 reos (47 aún prófugos, 30 de ellos considerados de alta peligrosidad); una ciudad sitiada por narcotraficantes, y a nuestras fuerzas armadas sometidas y superadas, en elementos y armamento, por los criminales.
La única estrategia del gobierno radica en utilizar a la Unidad de Inteligencia Financiera para perseguir adversarios políticos, porque no se persigue a delincuentes y eso no lo digo yo, lo dijo el propio presidente en enero pasado: “No se han detenido a capos porque no es esa nuestra función principal. La función principal del gobierno es garantizar la seguridad pública, ya no es la estrategia de los operativos para detener a capos”.
Para el Grupo Parlamentario de Acción Nacional es muy grave que la actual administración no tenga una estrategia de seguridad, y actúe dando palos de ciego. Ninguna respuesta concreta recibimos del jefe del Gabinete de Seguridad, quien se dedicó a justificar, más que a explicar, las decisiones tomadas y a secundar el rencor hacia el pasado que tanto ha manifestado el titular del ejecutivo.
Algunas preguntas que formulamos:
El presidente López Obrador, ¿sabía, sí o no, de la orden de extradición en contra de Ovidio Guzmán? ¿Sabe el presidente de todas las peticiones de extradición? En la reunión del gabinete de Seguridad el 17 de octubre, ¿se habló o no del operativo Culiacán? “La orden de extradición la conocía con toda oportunidad el grupo responsable del operativo y es prácticamente un proceso de rutina. Lo que sí se vio en el gabinete de Seguridad, son todos aquellos casos de extradición en general y recibimos la colaboración del presidente, la indicación del presidente de la República, de colaborar en esos procesos de extradición en la medida que, por supuesto, fueran procedentes”.
La respuesta es una clara evasiva, no se responde con puntualidad si el presidente conocía la orden de extradición. ¿Se filtró información, sí o no, sobre el operativo? “No. No se filtró”. Entonces lo que sucedió fue un deficiente trabajo de inteligencia que expuso a los elementos participantes en el operativo y a la población en general, pero tampoco lo reconoce.
¿Quién negoció con los narcotraficantes? “No hay absolutamente ninguna negociación, absolutamente no. Somos un gobierno honesto, transparente y socialmente comprometido, como acaso no lo ha tenido nuestro país y está muy lejos de las políticas del gobierno establecer una negociación con el crimen organizado”.
¿Cómo? ¿Nadie solicitó que soltaran al detenido y lo decidieron así? No, eso es falso. Se puso en riesgo a las familias de los militares y a Culiacán entero; gracias a las redes sociales conocimos de las peticiones de libertad e interacción existente entre los criminales y la amenaza en contra de los habitantes en caso de no aceptar.
Es lamentable que el secretario no fuera capaz de articular una explicación consistente entre dichos y hechos. Aceptar “un tropiezo táctico no invalida la estrategia en su totalidad”, eso no justifica la actuación y mucho menos inhibe la responsabilidad de las autoridades porque expusieron y comprometieron a Sinaloa, el país y sus instituciones.
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