A 19 meses de esta administración seguimos escuchando la misma narrativa, una y otra vez, solo que ahora desde el púlpito presidencial, lo cual le ha salido muy bien a López Obrador.
La emergencia sanitaria que vivimos, consecuencia de la pandemia originada por el coronavirus, evidencia la reacción tardía e ineficiente del Gobierno federal para enfrentarla. Desde que se inició el periodo de confinamiento se agudizaron las crisis de salud, económica y de inseguridad a las que nos ha llevado esta administración, sin que se haya visto ni la más mínima voluntad política del presidente para dejar a un lado los proyectos de sus obras faraónicas y destinar esos recursos a proporcionar equipo médico de calidad para médicos y enfermeras, suficiente para atender a los pacientes.
Tampoco existe un plan integral efectivo que rescate negocios y empleos ni hay la más mínima intención de hacer una convocatoria a la unidad nacional. Todo lo contrario, desde las conferencias de prensa matutinas en Palacio Nacional, el mandatario propicia la confrontación entre mexicanas y mexicanos.
Pensamos que el discurso de división social acabaría desde el momento en que el candidato de tantos años se convirtió en Jefe de Estado, pero no fue así. A 19 meses de esta administración seguimos escuchando la misma narrativa, una y otra vez, solo que ahora desde el púlpito presidencial, lo cual le ha salido muy bien a López Obrador.
Tiene una sociedad polarizada que le ha sido de beneficio político. Pero es urgente parar la disputa de mexicanos contra mexicanos, y anteponer la atención y resolución de los graves problemas que enfrentamos y que exigen una actuación inmediata de las autoridades para procurar bien común. En ese sentido, es entendible aquello de que la pandemia “le cayó como anillo al dedo”.
Frente a la inacción del gobierno federal para atender las exigencias y necesidades básicas de la población en salud y empleo, las autoridades estatales panistas tuvieron que reaccionar, reajustar sus proyectos de gobierno y sus propios recursos para solucionar estos problemas, porque en la emergencia sanitaria, la federación los dejó solos.
Es en este contexto en el que destaco la respuesta de los gobernadores del Partido Acción Nacional, agrupados en la Asociación de Gobernadores de Acción Nacional (GOAN), realizada en Dolores Hidalgo, Guanajuato, porque han sufrido las omisiones y las acciones ventajosas y restrictivas del Gobierno federal, por considerarlos “neoliberales o conservadores”.
Los mandatarios del PAN han demostrado que libertades y derechos se defienden con política pública y tienen clara su obligación para proveer condiciones mínimas de desarrollo y garantías de seguridad a los gobernados. Han asumido sus responsabilidades y han dejado de lado la tentación de responsabilizar al pueblo de todos los males. Han dotado de material médico de calidad al personal hospitalario y han ofrecido programas de financiamiento responsables para las micro, pequeñas y medianas empresas para que puedan reactivarse y conserven la mayor cantidad de empleos.
Pensamos que el discurso de división social acabaría desde el momento en que el candidato de tantos años se convirtió en Jefe de Estado, pero no fue así. A 19 meses de esta administración seguimos escuchando la misma narrativa, una y otra vez, sólo que ahora desde el púlpito presidencial, lo cual le ha salido muy bien a López Obrador.
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