Los resultados electorales del domingo que se han hecho públicos por el Instituto Nacional Electoral (INE) apuntan a un contundente triunfo de la continuidad del oficialismo. Y ante la incredulidad y desconcierto de miles de ciudadanos, que trabajaron con fuerza y corazón por México, la respuesta de los líderes partidistas es lamentable y evidencia la enorme irresponsabilidad y nulo profesionalismo con el que actuaron en el ejercicio de sus cargos.
Fue pública la ilegal e ilegítima intervención de los gobiernos morenistas de los tres órdenes de gobierno, encabezados por el presidente de México, como pública fue, la participación del crimen organizado en este y otros procesos electorales. Los datos están ahí y nadie puede negarlos, menos los que se beneficiaron con el triunfo, a quienes vimos saludando y conversando con los líderes de los cárteles.
Y aunque se asegure que la jornada transcurrió en paz y sin violencia, no puede desdeñarse que la advertencia para quienes buscaban la paz llegó con el asesinato previo de más de 300 aspirantes y candidatos en el país.
De hecho, la imagen que cierra el proceso electoral y que quedará grabada en la mente de millones de mexicanos, es la del asesinato del candidato de la coalición opositora en Coyuca de Benítez.
Estas acciones, omisiones e intervenciones oficialistas, fueron denunciadas por diversos actores a lo largo y ancho del país durante seis años, y lo mínimo que se esperaba, y lo que solicité en su momento a quienes tomaron las decisiones, era cuidar el esfuerzo y trabajo de los ciudadanos que promovieron, con sus propios recursos y medios el voto opositor.
Desde el año pasado, acompañada de varias centenas de personas, pedí a los dirigentes partidistas tres cosas:
No postularse para ningún cargo político.
Concentrarse en la integración de la estructura de promoción del voto, para contrarrestar a los siervos de la nación.
Registrar y capacitar oportunamente a los representantes generales y de casilla, así como los representantes ante los consejos electorales, para cuidar lo trabajado.
Ante la falta de información sobre los resultados en cada casilla, es vergonzoso e injusto que sean los propios candidatos, luego del enorme esfuerzo que realizaron durante sus campañas, los que soliciten ayuda ciudadana para contar con las actas y sábanas electorales que den sustento a las impugnaciones obligadas, cuando las dirigencias partidistas nacionales y las estatales, por obligación primaria deberían tenerlas ya en su poder.
El resguardo de las copias de las actas de escrutinio y cómputo de las más de 170 mil casillas es responsabilidad de los partidos políticos, puesto que para esas tareas se les otorgan recursos públicos que aportamos millones de mexicanos.
¡Cómo no indignarse!, si de acuerdo con los datos ofrecidos por la autoridad electoral, el PAN sólo registró, hasta el 31 de mayo, representación en el 39.13% de las casillas, el PRI, con quien fuimos aliados a pesar de las resistencias de muchos de nosotros, sólo cubrió el 40.97% y el PRD, 13.23%
Es decir, más de la mitad quedaron a la deriva y abandonadas por quienes hoy, en lugar de asumir su responsabilidad ante la tragedia electoral, intentan justificar las erradas decisiones y las muchas omisiones al frente de sus partidos.
Estos actores políticos, no sólo deben dar explicaciones a los militantes, sino también a todo México, porque lamentablemente y ante la evidencia pública de la violación de los principios constitucionales de certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad, comprobarlo es muy difícil sin los documentos jurídicos que lo acrediten.
Marko Cortés ha anunciado ya que en breve iniciará el proceso interno para el cambio de dirigencia en el PAN y es conocido, por gran parte de la opinión pública, que al interior de nuestro partido, también se pretende reeditar la entrega de “bastón de mando”.
Nada más preocupante para un electorado que se siente defraudado por la institución que está llamada a ser la oposición más fuerte en México y nada más peligroso que la complicidad, la apatía o el conformismo, permitan que esto se concrete.
Por eso mi llamado a los militantes de Acción Nacional a no rendirse, a organizarse y a exigir un cambio de timón que emane de la democracia interna, del debate y de la discusión sobre el tipo de partido que debemos reconstruir para las siguientes generaciones, porque lo peor que le puede pasar a este país, además de haber perdido la elección, es perder la oposición.
Y para quienes consideran que estos son sólo temas internos y peleas entre militantes, se equivocan, pues las consecuencias de tener presidentes de partido emanados del acuerdo entre unos cuantos, tiene graves y enormes riesgos para la vida pública del país.
Es ahí donde se proponen candidatos, es ahí donde se presentan las plataformas y propuestas de política pública para los mexicanos, es ahí desde donde se pueden generar los contrapesos y atender los enormes y graves problemas de nuestro país, es ahí desde donde se puede demandar que se atienda el dolor ajeno y se evite el dolor evitable.
Hoy más que nunca México requiere una oposición fuerte, responsable y congruente para enfrentar con firmeza e inteligencia, la continuidad de un proyecto que ha demostrado nulidad en resultados de política pública. El PAN debe estar a la altura del compromiso que demostraron los millones de mexicanos que nos otorgaron su voto e ir a la conquista de los 50 millones que no acudieron a las urnas.
Te puede interesar: Jóvenes por la vida, la verdad y la libertad
* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com
Facebook: Yo Influyo
