Iniciamos el 2024 con el sello cuatroteísta. Los discursos de odio, las ocurrencias, los constantes ataques a los que disienten con esta forma de gobernar, el auto elogio y la negación permanente de la brutal realidad que azota a México.
El hoy presidente, que como candidato opositor bien aprovechó las denuncias que el periodismo de investigación hizo en otros sexenios para llegar a Palacio Nacional, se ha convertido en el verdugo de los líderes de opinión y busca a toda costa restarles credibilidad.
Lo hace directamente y ahora en los primeros días de este año lanzó una vez más advertencia velada a los dueños de los medios.
Ciro Gómez Leyva, quien sufrió el atentado criminal hace poco más de un año, ha sido blanco constante de ataques en las mañaneras.
Lamentablemente no es el único, Carlos Loret, Carmen Aristegui, Reyna Haydee Ramírez, Jorge Ramos, León Krauze, entre muchos otros.
Según un reporte de Artículo 19, el gremio periodístico ha sido atacado casi tres mil veces en los cinco años del tabasqueño. Con datos oficiales, México se ha colocado, para nuestra desgracia, en el país en el que más periodistas han sido asesinados.
Callar las voces críticas se ha convertido en una prioridad para López Obrador, pues sabe que ante la evidencia que presentan los profesionales de los medios sus miles de mentiras se derrumban una a una demostrando además que su candidata Claudia Sheinbaum busca ser una copia inmaculada de su estilo y repetir el patrón de la censura disfrazada de la defensa de la libertad de expresión.
Por eso es fundamental que los mexicanos no solo nos solidaricemos con quienes reciben estos ataques, sino comprendamos que los periodistas no son activistas políticos ni militantes de partidos y que independientemente de sus opiniones, sean o no coincidentes con nuestra manera de pensar, estamos obligados a defender su derecho a expresarse con libertad.
No podemos seguir en el juego perverso de atizar la división entre mexicanos mientras los problemas nos abruman, nos llenan de incertidumbre y miedo.
No podemos aceptar que las autoridades del oficialismo se victimicen, evadan sus responsabilidades y nos receten religiosamente el eslogan presidencial: Estás conmigo y la transformación o estás contra mí.
Aunque les cueste, deben entender que la mayor riqueza con a que contamos en México es la pluralidad que nos debe llevar al diálogo y no a la cerrazón, a la construcción y no a la destrucción porque sólo así seremos capaces de construir un mejor porvenir para este maravilloso país.
Te puede interesar: “Ahí están sus masacres”
* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com
Facebook: Yo Influyo