Siempre que la oposición sugiere algo, alguien dice: “Pero con qué cara proponen eso”. En vez de preguntarse si la propuesta es válida o no, pues nadie dice que no se hayan equivocado, solo que no se vale decir que van a dialogar y a la mera hora “no pueden proponer nada”.
Entre manzanas envenenadas, incongruencias y, claramente, elecciones a modo, esto es lo que nos queda más claro que nunca en la aplicación de la reforma judicial que ahora ni los ministros pararán completamente.
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