El lema del presidente “Abrazos, no balazos” se interpretó en la práctica como una actitud pasiva de los militares, quienes no deben abrir fuego hasta que les dispararen “los malos”.
El poder destructivo de Morena demuestra que ese partido es responsable de la reducción del nivel de vida en México y de las libertades económica de la mayoría de sus habitantes.
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