Sobre el ‘peligro para México’

En el terrible contexto que vive el mundo y en el muy difícil que vive el país, AMLO es cada día más peligroso para el futuro colectivo.



Si algo queda claro ante el panorama desolador de la política nacional es que López Obrador fue un magnífico opositor. Activo todos los días, infatigable durante años, no cesaba en criticar y señalar toda la actividad gubernamental. Como buen opositor, sabía que lo que se le calificaba como necedad era simplemente disciplina y la única manera de estar presente en la arena política. Supo generar el pleito, mantener el conflicto, enganchar a los personajes. Su ineptitud para gobernar es del tamaño de su brillante capacidad opositora. Supo, magistralmente, cargar con culpa a los partidos gobernantes que no supieron qué hacer más que disculparse de sus actos, esconderse de los adjetivos, asustarse con la bocina que cargaba el líder opositor por todos lados.

Un ejemplo nítido de lo anterior es la famosa campaña del 2006: “Un peligro para México”. Sin duda se trató de una campaña efectiva, bien focalizada y que descolocó y dañó gravemente las aspiraciones del entonces candidato del PRD, al grado de que perdió por poco margen una elección que creía ganada (a la fecha lo sigue creyendo), y le bajó bonos duramente en el conflicto postelectoral. Sin embargo, con el tiempo, López Obrador supo darle la vuelta al asunto: durante años se dedicó, junto con sus secuaces, a decir que esa campaña era mentirosa, negra, negativa, sucia, apoyada por medios, por empresarios, tramposa y que había denigrado la vida pública (con el tiempo él llegaría al poder con su campaña mentirosa y apoyado por medios y empresarios, cosa que sucede en las democracias). Con tal de lastimar al panismo, el PRI se sumó a la crítica de esa campaña, pero lo peor fue que el propio PAN se sintió culpable de haberla realizado. Se deslindaron, echaron culpas al calderonismo y dijeron que había estado muy mal esa campaña. Solamente un consultor español de medio pelo se asumió falsamente como creador de esa campaña y con eso se hinchó de dinero en otros países.

Andrés Manuel, que tiene gran olfato para detectar el miedo de sus adversarios, se percató de la culpa que había sembrado en sus ofensores y alimentó el pleito. Con los años, muchos de quienes impulsaron y defendieron esa campaña, se confesaron culpables, pidieron perdón al señalado y se pasaron a defender a AMLO para lavar sus culpas.

La campaña del “Peligro para México” fue una gran campaña. Una campaña moderna y certera. No fue anónima, la firmaba el PAN. Para algunos de los que la impulsamos era tan cierta que el día de hoy el país paga con creces ese peligro al tener a López Obrador en la presidencia. En el terrible contexto que vive el mundo y en el muy difícil que vive el país, AMLO es cada día más peligroso para el futuro colectivo. Se dijo entonces y hay que repetirlo ahora.

Si la oposición quiere enfrentarse al proyecto lopezobradorista, debería lanzar algo similar a aquella campaña. Hacerlo sin culpa. Asumirse como opositores, como lo que son: priistas o como panistas, sin miedo a los dichos del presidente y de las estridencias de sus seguidores. Deben quitarse la culpa y recordarle a quien ocupa la presidencia que sigue siendo un peligro para México.

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