El COVID-19 es un punto de inflexión, por lo tanto, las decisiones que tomen los líderes mundiales son de suma importancia y podrían llevar al mundo a situaciones no vistas antes, dijo Achim Steiner, administrador del PNUD.
De acuerdo con cálculos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), cerca de 207 millones de personas en todo el mundo podrían sumarse a la población que vive en pobreza extrema, como consecuencia de la crisis económica que ha generado la emergencia sanitaria de COVID-19. Si eso sucede, para 2030 mil millones de personas alrededor del planeta vivirían en pobreza extrema.
Datos arrojados por la Johns Hopkins University & Medicine, los contagios de COVID-19 en todo el mundo ya suman 65 millones 435 mil 151, mientras que las muertes reflejan un millón 510 mil 313 casos. Respecto a defunciones, Estados Unidos, Brasil, India y México son los países con mayores afectaciones.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), si eso sucede estaríamos en un escenario definido como de “alto daño” y durante las próximas décadas el mundo podría estar recuperándose de 80% de las afectaciones económicas que ocasionó la pandemia. Según la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo, el costo del COVID-19 afectará más a los países menos desarrollados, donde se aloja más del 50% de la población en condiciones de pobreza extrema.
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La Conferencia también señaló que en 2020 los países con menos desarrollo tendrán su peor situación económica en 30 años, lo que generará un retroceso de años de avance en pobreza, nutrición y educación; sin embargo, el PNUD estimó que si se trabaja adecuadamente y se hacen las inversiones correctas direccionadas a objetivos de desarrollo sostenible, unos 146 millones de personas podrían salir de la pobreza extrema.
“Tenemos la oportunidad de invertir en una década de acción que no sólo ayude a las personas a recuperarse del COVID-19, sino que se restablezca el camino al desarrollo de la gente y del planeta hacia un futuro más justo, resiliente y sostenible”, indicó Achim Steiner, administrador del PNUD y detalló que el COVID-19 es un punto de inflexión, por lo tanto, las decisiones que tomen los líderes mundiales son de suma importancia y podrían llevar al mundo a situaciones no vistas antes.
“Las políticas audaces para fortalecer las capacidades productivas en los países menos desarrollados deberían ser un pilar de cualquier plan de recuperación de la pandemia y de las estrategias de desarrollo a largo plazo”, explicó Paul Akiwumi, director de la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo, y recalcó la importancia de que los países diseñen políticas que vayan más allá de la protección de las personas y que generen inversiones para cerrar las brechas de infraestructura con mayores empleos.
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