El Club de los Testigos Protegidos señala que desde el presidente hasta los periodistas extranjeros y nacionales dan la vuelta a la información que cada uno de los miembros podría dar.
La película “El Club de la Pelea” es una de las más recordadas por esta ñora y no tiene absolutamente nada que ver que salga Brad Pitt en sus años de esplendor (aclaración patrocinada por el ñor). La verdad es que aunque muchos no hayan visto la película, sí han leído o escuchado sus célebres reglas:
“La primera regla del Club de la Pelea es nadie habla del Club de la Pelea. La segunda regla del Club de la Pelea es: no se habla del Club de la Pelea. Tercera regla del Club de la Pelea: si alguien grita basta, se desvanece o hace una señal, la pelea se acaba. Cuarta regla: sólo dos hombres por pelea. Quinta regla: una pelea a la vez. Sexta regla: sin camisas, sin zapatos. Séptima regla: las peleas durarán lo que tengan que durar. Y la octava y última regla: si esta es su primera noche en el Club de la Pelea, tienen que pelear”.
En México se está formando un club muy parecido al de la película, y se va a llamar el Club de los Testigos Protegidos.
Las reglas en este caso se han adaptado o sea se han tropicalizado y dice algo así como “La primera regla del Club de los Testigos Protegidos es todos hablan de los testigos protegidos”. Porque desde el presidente hasta los periodistas en el extranjero, y por supuesto, los nacionales dan y dan la vuelta a la posible información que cada uno de los miembros podría dar.
Después viene: “La segunda regla del Club de los Testigos Protegidos es que todos hablan de todos y todos hacen saber que están en el club, pero a veces sus abogados son los últimos en saberlo”. Como sucedió en el caso de uno de los abogados de Rosario Robles que en un cruce de raras acusaciones dijo que a él lo revisen y que él no anda proponiendo esas cosas.
“La tercera regla del Club de los Testigos Protegidos es que si alguien saca un video, otro testigo protegido sacará uno”, lo cual ha mantenido un equilibrio pia-dosos entre los miembros y no miembros.
“La cuarta regla del Club de los Testigos Protegidos es todos contra todos”, porque es obvio que al entrar es porque los anteriores mecanismos de protección que la política mexicana sí se regían por las reglas originales de nadie habla de nada y todos negamos que exista.
La quinta se ha adaptado para nada de que una pelea a la vez, si acá los mexicanos testigos protegidos o no somos bien truchos y podemos pelearnos todos contra todos y todos los días el vamos-muy-bien-nomás-nos-falta-averiguar-si-bien-es-el-cementerio-o-un-abismo-sin-fondo.
En el caso de la sexta tenemos que sí, sin camisa y zapatos es más bien un requisito de entrada, “En el Club de los Testigos Protegidos sólo se puede admitir a quienes usen resultado de sus acciones, camisas y zapatos de marcas exclusivas”, que para eso fue tanto rollo.
La séptima y la octava todavía están en discusión en el comité que está revisando las reglas para lograr su tropicalización ante el nuevo panorama que parece haber alterado las reglas de la política de antes. Parece porque si antes todos callaban y no les pasaba nada, ahora parece que todos hablarán para que no le pase nada. ¿Será que hasta el nomás-me-gustaba-Maradona-porque-andaba-con-Castro-y-Maduro-y-mis-demás-cuates acaba siendo miembro del Club de los Testigos Protegidos?
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