“Los jóvenes saben que es lo que falta, lo que no va bien…y a ustedes está dirigida esta palabra no teman”, dijo Mons. Franco Coppola, Nuncio Apostólico en México, a los miles peregrinos a la Montaña de Cristo Rey, en la homilía de la Santa Misa. Señaló que al ver las problemáticas se corre el peligro de terminar acabados por el miedo.
En el Cerro del Cubilete, en Silao, Guanajuato donde se ubica el Monumento a Cristo Rey, señaló que la peregrinación “es una parábola de la vida”, en la que nos podemos sentir muy pequeños ante los retos que tenemos delante, y aseguró que como ocurre en la peregrinación no habría quien la hiciera solo, pero juntos sí podemos, esto –afirmó– es lo mismo que ocurre en la vida, no podemos cambiar el mundo cada uno por su cuenta, pero sí es posible si lo hacemos juntos.
Destacó que en México, la mitad de la población es menor de 25 años, pero preguntó ¿dónde están? Y señaló que se tiene que hacer escuchar. Mencionó que tiene la percepción, mas no como un juicio, de que la Iglesia es como un camión muy grande, pero que no ha podido superar una subida empinada, por lo que algunos se han bajado, ya sin esperanza con riesgo de perder el camino, por lo tanto, señaló que la misión de quienes formamos la Iglesia, es ir a buscar a aquellos que se han bajado y por otro lado hacer que el camión encienda. Por lo tanto, los jóvenes tienen que “molestar” a sus pastores.
Respecto del Año de la Juventud que instituyó la Conferencia de Episcopado Mexicano, CEM, lanzó la pregunta de que se está haciendo con motivo de este año, que está en consonancia con el próximo Sínodo de los obispos que tiene como tema de discusión justamente a la juventud.
Por otro lado, indicó que con motivo de algunos encuentros que sostendría con diferentes grupos y en atención a ellos, le preguntó al Papa Francisco, ¿cuál era su sueño para México? Y la respuesta fue que sean una familia donde nadie se sienta excluido.
Mons. Coppola, señaló que el que los fieles llamen Padre, a los sacerdotes, es muy comprometedor porque a su parecer no han sabido ser totalmente padres, y añadió que María es la perfecta imagen de la Iglesia, y esta debe tener un corazón más semejante al de una madre, es decir uno que no está satisfecho porque acudan miles a las celebraciones sino que se preocupa por los que no están. En este sentido, también llamó a los laicos a buscar esos que no están porque también en las familias, los hermanos se buscan unos a otros.
Además, subrayó que el sentido de lo dicho por el Papa, es que nadie se sienta excluido, ya que no basta que no excluya a nadie, porque eso es muy fácil, basta con decir que las puertas están abiertas, pero a veces alguien se puede sentir fuera sin que esa sea la intención de los otros.
Señaló que sentir vergüenza es una virtud y confesó que haberla sentido porque al llegar a México, era muy poco lo que sabía de la Virgen de Guadalupe, pero que al acudir a la Basílica, al siguiente día de su llegada fue muy consolador, leer las palabras de María a Juan Diego “De que te preocupas, ¿qué no estoy yo aquí que soy tú madre?”, y señaló que aquí en México, Ella se apareció de una manera muy natural.
El Nuncio, señaló que el año anterior, al acudir a la peregrinación, sintió vergüenza por haber llegado en helicóptero al lugar de la Santa Misa, por lo que hizo el compromiso con los jóvenes de subir caminado este año. Propósito que cumplió, ya que subió a pie desde el Valle San Juan Pablo II, lugar de inicio de la Peregrinación hasta la Ermita, lugar donde se llevó a cabo la Celebración Eucarística.
Concelebraron con el Nuncio la Eucaristía, Mons. Alfonso Cortés, Arzobispo de León, así como Mons. José María De la Torres, Obispo de Aguascalientes. La peregrinación es convocada por el Movimiento Testimonio y Esperanza (Tye), que preside a nivel nacional Fátima Mendoza.
