“Si yo hubiera esperado hasta junio cuando me daban una cita en el ISSTE, no hubiera sobrevivido, pues el cáncer es una enfermedad muy traicionera y avanza muy rápido”, indicó Lucía Cisneros.
A inicios de 2012, Lucía Cisneros Aparicio notó que tenía una bola en el seno derecho y en ese instante acudió al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), del que era derechohabiente por su trabajo, cuando llegó a su centro médico se le canalizó a un centro de pediatría y posteriormente al Hospital La Raza, donde le hicieron una biopsia; hasta ese momento el proceso parecía ser muy rápido y eficiente, pero luego de la biopsia se le informó que el resultado se le iba a entregar cinco meses después.
“Empecé a buscar otras alternativas, para que el proceso fuera más rápido pues en ese momento no conocía la magnitud ni gravedad de lo que tenía”, comentó Lucía Cisneros y detalló que su segunda opción fue el ISSSTE (Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado), pues visitó el Hospital 1º de Octubre, donde se le indicó que se le daría una cita hasta junio. “Yo no me podía esperar tanto tiempo, pues eran meses en los que mi salud y mi vida corrían riesgo”, comentó Lucía.
Luego de que Lucía no fuera atendida en ningún servicio público, pese a que el bulto podría ser cáncer de mama muy avanzado, comenzó a investigar si podía aplicar en el seguro de gastos médico mayores que se le daba en su trabajo, donde le dijeron que su seguro sí cubría esa situación. Lucía contactó a un doctor que era amigo de ella, quien trabajaba en Star Médica y fue hasta ese momento en el que se le pudo hacer una biopsia y luego de tres días se le entregó el resultado, donde se confirmó que ella tenía cáncer de mama en etapa 3.
Cuando el doctor de Lucía diagnosticó el cáncer le avisó y le explicó el tratamiento y los malestares que tendría con las quimioterapias, pues se le caería el cabello, su piel tomaría un tono oscuro, las uñas de pies y manos se podrían moradas, entre otros efectos. Sin embargo, al comenzar a atenderse en hospitales privados, el costo sería mucho mayor y corría el riesgo de que su seguro se agotara y ella tuviera que pagar cantidades de dinero muy altas por atenderse, por lo que su doctor, logró contactarla con un oncólogo que trabajaba en el Hospital 1º de Octubre, a donde fue transferida para recibir el resto de su tratamiento y ser operada.
“El cáncer que se me diagnosticó era muy avanzado porque el cáncer llega a la cuarta etapa y es cuando prácticamente la gente fallece”, comentó Lucía y subrayó que tuvo mucha suerte de que contar con un seguro de gastos médicos mayores y de conocer a alguien que “me echara la mano y el proceso fuera rápido, porque si me hubiera esperado el tiempo que me decían en el IMSS o en el ISSSTE no estaría aquí”. Durante su tratamiento, Lucía recibió 8 sesiones de quimioterapia, para encapsular el cáncer, luego fue operada para extirpar el tumor y finalmente, se le dieron 30 sesiones de radioterapia para acabar con las células cancerosas que podrían quedar.
Luego de dos años de superar el cáncer de mama, Lucía fue diagnosticada con cáncer de matriz, gracias a la atención de su oncólogo pudo ser operada nuevamente y seguir atendiéndose y cuidándose.
México, servicio lento y escaso para atender el cáncer de mama
“El servicio médico debe ser más rápido y se le debe dar más prioridad, por eso hay muchas muertes de cáncer de mama”, comentó Lucía y recalcó que el servicio público es muy lento y escaso, por lo que muchas mujeres mueren al no tener oportunidad de acceder a servicios privados por los altos costos. Cisneros Aparicio lamentó los recortes a la salud y los problemas de medicamentos y tratamientos de cáncer que ha habido en México, pues es una enfermedad muy rápida que si no se atiende cobra la vida de las personas.
“Si en la capital los servicios son lentos y escasos, en otras entidades del país, la situación es peor”, comentó Diego Ortega Cisneros, hijo de Lucía, respecto a la poca calidad en el servicio médico público que reciben millones de personas en México.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), informó que de 2010 a 2019 hubo un incremento en la incidencia de la enfermedad. En 2017, entre la población de 20 años en adelante, de cada 100 ingresos hospitalarios por cáncer, 24 son por cáncer de mama. En 2019, el gobierno de México detuvo apoyos a fundaciones y organizaciones que apoyan a mujeres con cáncer, acusando a dichas instituciones de corrupción.
Además, con la pandemia de COVID-19 se dejó de entregar medicamento contra el cáncer a decenas de personas, entre ellas Lucía, quien estuvo cuatro meses y medio sin recibir letrozol, medicamento para atender a pacientes que padecen o padecieron cáncer, pues en el servicio de salud público se les informó que estaba agotado. “Nos pedían anotarnos en listas de tres hojas, llenas de gente que necesitaba medicina para sobrevivir, nos decían ‘si llega el medicamento, hasta donde alcance se va a entregar’”, comentó Lucía, quien recibió la última caja de medicamento en marzo y hasta agosto se le volvió a entregar medicina.
“Si no tenemos medicamento eso nos pega, tenemos que tomarlo de por vida, no podemos darnos el lujo de dejarlo de tomar”, afirmó Lucía Cisneros y explicó que el medicamento es sumamente caro y difícil de conseguir. Cada caja de letrozol dura un mes, tiene un costo de 3 mil pesos por caja y sólo se vende, por encargo, en farmacias especializadas.
Además de que la atención pública en México es escasa y lenta, hay ocasiones en las que la negligencia por parte de doctores no calificados cobra la vida de las personas, como en el caso de la hermana de Lucía, quien murió de una metástasis, cuando su cerebro se llenó de cáncer por no haber sido atendida adecuadamente a través del ya extinto Seguro Popular.
“A mi hermana se le detectó cáncer de mama y sólo duró viva 2 años, pues falleció cuando el cáncer invadió su cerebro”, detalló Lucía y recalcó que al igual que ella, su hermana fue diagnosticada con cáncer de mama, pero al no tener IMSS ni ISSSTE tuvo que atenderse en el Seguro Popular, donde no se le dio el tratamiento adecuado. “El tratamiento de mi hermana fue poco común, pues primero la operaron, después quimioterapias y no le dieron radioterapias, cuando le preguntaba a mi oncólogo, respecto al tratamiento de mi hermana, él decía que no era lo correcto, que se le debía dar radioterapia y completar su tratamiento”.
Atención, para prevenir y detectar el cáncer de mama
En el marco del Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mama, conmemorado el 19 de octubre, Lucía invitó a otras mujeres a estar alertas, revisarse y hacerse mastografías constantemente, pues el cáncer avanza muy rápido y se tiene que tener mucho cuidado. “Si detectas algún bulto en tus senos ve al médico, puede ser que sea grasa o un quiste, pero tienes que descartar el cáncer”, comentó.
“Luego de tener cáncer de mama mi forma de ver la vida cambió, pues yo pensaba que nunca me iba a enfermar o que iba a vivir para siempre”, indicó Lucía y hoy, a sus 52 años, rodeada de su familia y después de haber superado cáncer de mama y de matriz sabe que no hay nada más importante que el amor a uno mismo y el apoyo de sus seres queridos, pues fue lo que la impulsó a sobrevivir y a luchar contra una de las enfermedades más letales que existen.
“Es otra oportunidad que uno tiene para vivir, depende de que uno se quiera, que se eche porras y que se diga ‘tengo ganas de vivir, quiero conocer a mis nietos y ver a mi familia”’, finalizó Lucía Cisneros Aparicio.
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