Este constante juego de tenis ahora ha alcanzado otro nivel y dimensión, con el tenis de videos que empezó la semana pasada.
Por décadas el deporte más popular en el país había sido el futbol, y hasta hoy a pesar de los esfuerzos y millonarias (y absurdas) inversiones el beisbol no ha logrado desplazarlo, pero sí hay un nuevo contendiente: el tenis.
Así es, esta ñora ha notado que el qué-codos-son-mis-fieles-mascotitas-que-no-compran-mis-boletitos ahora es fan del tenis, pero en una modalidad muy suya: juegan con varios jugadores. Sí, lanza una frase, las más de las veces, una acusación en la que da detalles, fechas y hasta montos, para que en las siguientes horas el jugador aludido le devuelva la pelota con una aclaración: no coinciden las fechas, nadie de la empresa ha ofrecido devolver nada, y así.
Así todos los días después de la mañanera, los noticieros y las redes se llenan de declaraciones de los aludidos donde precisan los datos. Hay que reconocer que es muy incluyente porque permite que historiadores tenga la oportunidad de precisar lo que todos habíamos aprendido en la escuela: que Morelos escribió (bueno dictó porque andaba un poco ocupado) “Sentimientos de la Nación” y no fue Guerrero, quien si lo hubiera hecho, pues sí los habría tenido que dictar porque no sabía leer ni escribir bien.
Este constante juego de tenis ahora ha alcanzado otro nivel y dimensión, con el tenis de videos que empezó la semana pasada. Ya es historia antigua que la respuesta a los ataques a figuras destacadas, sobre todo en el priismo, fue la difusión de un video del hermano del ando-copeteando-a-setenta-los-millones-de-seguidores-que-me-aman-nomás-porque-setenta-es-número-bíblico recibiendo una lanita, y se deduce, lanita que en varias ocasiones recibía.
Al día siguiente aceptó públicamente y con la misma estrechez de miras con la que ha gobernado porque no da para más, lo que varios han calificado como delitos electorales y dicen que a “confesión de partes, relevo de pruebas”. O sea, en buen cristiano que si dices que lo hiciste ya no hay que probarlo. Muchos disfrutaron como un triunfo su reacción furibunda y la comprobación visual de que ni la “honestidad valiente”, ni el “plumaje sin mancha”, ni la “escoba desde arriba de las escaleras” se sustentaban más allá de la verborrea diaria, palabra, que esta ñora nota que por algo se parece taaaanto a diarrea…
Sin embargo, el recuento de los daños de este tenis de videos va más allá de que lo que pudo haber lastimado o no un discurso por demás falso. El primer daño es que la comprobación de que todos son iguales cobra relevancia. Debe haber sus excepciones, gente de buena fe y servidores ejemplares, pero es difícil encontrarla, por lo tanto, la vieja idea de que la política es sólo para gente deshonesta vuelve a cobrar fuerza. Y vuelve a alejar la posibilidad de que gente de buena voluntad, bien preparada y de verdad dispuesta a servir a los demás y no servirse del puesto se involucre en la política. Es el círculo vicioso que se estrecha y nos aleja como país de tener mejores funcionarios, mejores diputados, mejores jueces, y claro, mejor presidente.
Pero hay otro daño que es todavía más grave y que es el absoluto desgaste en la procuración de justicia. Se acumulan y acumulan los casos documentados de corrupción e ilegalidades, pero nadie recibe un castigo, no hay procuración de justicias. Y más atrás, los videos, las declaraciones filtradas y todas las demás estratagemas que se difunden en medios pierden su efectividad como pruebas judiciales. Como mexicanos ya ni siquiera nos enoja que la justicia y el respeto a la ley que deberían ser nuestras armas como sociedad para regular la convivencia y hacerla civilizada se vulneren así todos los días. ¡No lo vemos mal! ¡No vemos la gravedad de esos espectáculos! ¡No vemos que son más destructivos que una bomba en el edificio de la Suprema Corte de Justicia!
Las elecciones en los últimos veinte años, a pesar de que nos trajeron al pues-sí-me-subí-al-avión-hasta-para-hacer-un-comercial-claramente-engañoso, nos enseñaron que luchar por la democracia sirvió, y esta ñora confía en que seguirá sirviendo. Pero esos mismos veinte años de democracia no trajeron una efectiva procuración de justicia, por tanto, ni siquiera la extrañamos.
Esta ñora está convencida que luchar porque sigamos siendo una república democrática, pasa también por buscar en serio que seamos una república de justicia, y si no comenzamos por ver eso, quizá no tendremos ni democracia. Que el tenis, beisbol o futbol no nos distraigan.
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