“La diferencia es abismal entre escuela pública y privada”, comentó Josefina Bautista Mateo, maestra de segundo año de primaria en una institución privada.
Desde mediados de marzo de este año, millones de alumnos y maestros en el país tuvieron que suspender clases presenciales e implementar clases a distancia, debido a la pandemia de COVID-19; sin embargo, el panorama no ha sido el mismo para alumnos, maestros y familias de escuelas públicas y de escuelas privadas. La desigualdad, en diversos aspectos, ha sido expuesta.
Al inicio, cuando la pandemia de COVID-19 se intensificó en México, las escuelas tuvieron que parar clases presenciales con la idea de que sería por poco tiempo; idea que pronto cambió, tras ver la magnitud de la crisis sanitaria. Instituciones educativas de todos los niveles, tuvieron que intervenir y por medio de plataformas, herramientas digitales y clases por televisión, implementadas por el gobierno, continuaron con el plan de estudios.
Sin embargo, las problemáticas de escuelas públicas y escuelas privadas pronto se diferenciaron y comenzaron a ser claras; pues desde el inicio, maestros, alumnos y padres de familia se enfrentaron a trabas distintas, como las herramientas digitales y cómo usarlas, la desigualdad socioeconómica, los entornos familiares de cada alumno y la presión puesta en docentes para enseñar y, en otros casos, para ‘desquitar’ una colegiatura.
Cedith y Josefina, dos panoramas de la educación: la privada y la pública
Yo Influyo entrevistó a Cedith Arredondo Fierro, maestra de preescolar en una institución pública y madre de un pequeño en el mismo nivel que enseña y a Josefina Bautista Mateo, maestra de segundo año de primaria en una institución privada, quienes explicaron que aparte del reto general que tienen todos los docentes de asegurar el aprendizaje de sus alumnos, están los retos particulares de cada modelo educativo.
Ambas maestras indicaron que respecto a la organización académica y los planes educativos, el ciclo 2019-2020 finalizó entre confusión y sin tanta organización como la que se planea para el ciclo escolar 2020-2021, puesto que la pandemia tomó a todos por sorpresa y entre las clases que se televisaban y los planes de cada institución a veces había desfases, ya que en la mayoría de las ocasiones, las maestras no recibían temarios de las clases televisadas y no podían planear actividades con alumnos.
Para las escuelas públicas la desigualdad en la que viven alumnos y sus familias ha sido uno de los mayores retos para los docentes; mientras que, en instituciones privadas, la presión y el estrés que reciben los docentes por prepararse, tomar decenas de cursos y dar más y más con tal de hacer valer una colegiatura, ha sido lo una de las cosas más difíciles.
“Para escuelas particulares la tecnología fue una solución, para justificar el pago que los padres hacen, pero para los docentes de escuelas públicas es un reto”, comentó Cedith Arredondo Fierro y explicó que los docentes no tienen actividades en línea con alumnos toda la semana sólo ciertos días, pues han tenido que hacer lo imposible y encontrar la manera de enseñar a sus alumnos, ya que muchos viven en entornos muy difíciles.
Las situaciones son variadas desde que algunos no tienen internet; otros cuentan con los aparatos necesarios tener clases en línea; en algunos casos los niños no tienen un espacio adecuado de estudio, pues toda la familia de 4 o 5 integrantes vive en un cuartito, y en otros casos, los papás no tienen tiempo para sentarse a estudiar con los niños porque deben salir a trabajar.
Arredondo Fierro detalló que hay casos en los que hay niños que se rezagaron y se quedaron con los conocimientos que tenían antes de que la pandemia frenara las clases presenciales, debido a que no ha habido manera de que continúen con clases y más porque al ser nivel preescolar necesitan de un adulto que los ayude en casa y no han tenido a nadie que los apoye. “Es una carga para muchos papás, pues trabajan, unos no saben utilizar plataformas y se han tenido que involucrar”, comentó Cedith Arredondo y subrayó que ninguna plataforma puede sustituir la parte didáctica y metodológica que un docente puede ofrecer a un alumno.
Por otro lado, Josefina Bautista Mateo aseguró en las escuelas privadas “los papas dicen ‘estoy pagando entonces quiero ver resultados’”, por lo que la presión y el estrés ha recaído en los docentes, ya que tienen que encontrar la manera de hacer clases sumamente didácticas para los alumnos. Los docentes viven llenos de cursos y capacitaciones, y la mayor parte del tiempo trabajan desde la mañana hasta altas horas de la noche.
“Los maestros tenemos que dar todo, porque están pagando y eso nos tiene muy preocupados, porque tenemos miedo de perder nuestro trabajo”, comentó Josefina Bautista e indicó que desde hace meses los recortes y despidos ya iniciaron. A diferencia de las instituciones públicas, en las privadas se manejan horarios de escuela, en la escuela de Josefina Bautista Mateo, las clases inician a las 7:45 de la mañana y finalizan a las 3:00 de la tarde. Entre clases hay pausas y descansos para los niños y docentes y no sólo hay un maestro, tienen clases de arte, educación física, música, inglés, entre otras.
“En escuelas privadas todo el tiempo utilizamos computadora y plataformas”, comentó Bautista Mateo y explicó que los maestros han tenido que poner de sus recursos para contratar internet más rápido o tener computadoras que funcionen al nivel que necesita la escuela. Detalló que en su escuela se hizo un convenio con Lenovo, para que los maestros que no tuvieran computadora o su equipo no fuera el necesario para aguantar las clases en línea todo el día, pudieran adquirirlo a pagos.
“La diferencia es abismal entre escuela pública y privada, pues por ejemplo las familias de escuela privada si hay varios niños, los papás les compran computadoras a cada uno y aumentan el internet en el hogar, mientras que en escuelas públicas el contexto es totalmente diferente”, aseguró Josefina Bautista Mateo.
Finalmente, ambas maestras aseguraron que el reto de docentes y padres es que los niños tengan un aprendizaje significativo y tanto en escuelas públicas como privadas las secuelas que la pandemia dejará se van a reflejar, principalmente porque los niños llevan mucho tiempo sin tener contacto con otros niños, lo que es parte vital del desarrollo.
“Es momento de una reflexión de docentes y revalorar el buscar actualizaciones y conocer más el contexto con el que están trabajando los niños y sus familias en la cuarentena”, comentó Cedith Arredondo y recalcó que la pandemia hizo que los docentes se dieran cuenta de que tal vez no conocen a la población con la que trabajan como pensaban y del lado de los padres de familia, en muchos casos, los hizo darse cuenta que la educación de los hijos no es un trabajo de maestros o escuelas, sino es un trabajo en conjunto hogar-escuela.
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