El riesgo de vivir en tiempos de pandemia

A lo largo de la vida superamos muchos riesgos, algunos calculados y otros inesperados. Hoy es momento de asumir muchos riesgos para salir adelante de la situaciones en que nos ha sumido la pandemia.


Enfrentar riesgos


En esta época que estamos viviendo, caracterizada por una pandemia que ha modificado la vida en el mundo entero, la palabra riesgo está de moda, y se habla de evitarlo en lo más posible, sin embargo ya desde antes vivíamos en una sociedad que trataba de evitar todos los riesgos, y así uno de los grandes negocios son los seguros, que existen de todo tipo y para todos los presupuestos, pero aún con todos ellos, el riesgo nunca se ha podido evitar, desde que nacemos, existe un riesgo de perder la vida, o de nacer con algún defecto, o dañar la salud de la madre; después, por más que los padres pretendan evitar cualquier riesgo a sus pequeños, no faltarán nunca los tropezones, las caídas, las cortaduras accidentales, y muchas otras situaciones inesperadas, y así va corriendo la vida y vamos llegando a las siguientes etapas de la misma, superando muchos de esos riesgos, algunos calculados y otros inesperados.

El maestro Anacleto González Flores decía: “ La vida es un riesgo permanente; riesgo en el orden físico, riesgo en el orden moral, riesgo en el orden intelectual, riesgo en el orden político, riesgo en todos los aspectos de la actividad humana, en vano todos los días los hombres trabajan por echar la nave de la vida por rutas exploradas y bien conocidas, no se ha llegado hasta ahora más que a tener una seguridad demasiado relativa, porque al poco andar truena la tormenta sobre las cabezas de los viajeros, el abismo abre sus enormes fauces y el peligro asoma su cara amenazador y trágica. El Titanic fue un barco que representaba el máximo esfuerzo hecho para afianzar la seguridad ante los riesgos del mar. Fue votado al agua con un gesto de orgullo y de confianza ilimitada. Sin embargo, el Titanic acabó su historia de celebridad con un hundimiento arrasador provocado por un riesgo que se hizo también muy célebre. Y contar en estos momentos los barcos que se han hundido y los náufragos que habido en el mar inmenso de todos los demás riesgos (batallas del pensamiento, de las escuelas, de los sistemas, de la política, de la guerra y de las doctrinas) sería lo mismo que tener que repetir página a página la historia, que es toda entera un inmenso naufragio de todas las flotas humanas en el océano de todos los riesgos”.

Estamos en un momento difícil de toma de decisiones, porque no se trata tampoco de arrojarse simplemente al riesgo por el riesgo, pero tampoco podremos vivir ocultos y encerrados tratando de evitar todo riesgo en todo momento, porque el mundo no podrá vivir de esa manera, ya que se resquebrajarán los asuntos económicos, sociales y políticos, e inclusive las tramas de las relaciones humanas y familiares se pondrán en riesgo, por eso está llegando el tiempo en que gobiernos y sociedad debemos trabajar por encontrar el equilibrio que permita restablecer el funcionamiento del orden social, esperando desde luego que pronto la ciencia contribuya como lo ha hecho muchas veces para encontrar una vacuna o una medicina que contrarresten los efectos de la enfermedad y permita volver a vivir en una forma ordenadamente natural.

No podemos tomar una actitud de total irresponsabilidad, pero tampoco podemos caer en un pánico escénico que inclusive puede ser dañino para la salud mental e inclusive física, situaciones por las que ya vemos que algunas personas están atravesando.

Es muy importante mantener un equilibrio, y desde luego para las personas creyentes que son la mayoría no perder la esperanza y la fe en Dios para salir de esta situación, y que por esto no vayamos a caer en un apocamiento que nos conduzca a pretender vivir la vida sin afrontar ningún riesgo. Este tiempo de relativo aislamiento que hemos vivido nos debe llevar a pensar que hay mucho que trabajar para que la sociedad se recupere, pero no solamente en el aspecto económico, sino también en el aspecto sentimental, psicológico, social y desde luego moral, que será la única manera de reponernos de esta crisis que estamos viviendo. Termino con unas palabras del maestro Anacleto González Flores donde habla de que clase de riesgo es el que si debemos tomar: “Porque no debe llevarse en alto la bandera del arrojo y de la audacia nomás por embriagarse en el mar amenazador de los riesgos, es preciso que se busque la embriaguez del riesgo del bien, por el bien para el bien y para la verdad”.

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