Más allá de la recuperación de salud el COVID-19, es necesario que los líderes mundiales tomen decisiones que repercutan en favor de la población a lo largo del tiempo.
Muerte, pauperización de la población y carencia de educación para los niños son algunos de los problemas que se han agravado en el mundo debido a la expansión del COVID-19, que para ser afrontados y superados en el largo plazo requiere que los gobiernos y la sociedad civil enfrenten con decisiones de políticas, regulatorias y fiscales sin precedentes mientras actúan para salvar vidas y fijar el rumbo para un futuro sostenible, advirtió el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y subrayó que “las decisiones de hoy, si se adoptan bien, podrían ser el punto crítico que transforme para bien nuestras sociedades y nuestro planeta”.
En el estudio “Más allá de la recuperación: con miras a 2030” el organismo parte del comparativo de los datos del desarrollo humano, que se obtiene de combinar los niveles de vida, salud y educación, y que se comenzaron a medir a partir de 1990, el resultado de este indicativo en 2020 cayó en terreno negativo por primera vez en 10 años al colocarse -0.018 puntos.
Como parte de las acciones que podrían ayudar a millones de personas en el orbe a salir delante de las precarias condiciones de vida en las que cayeron como consecuencia de enfermar por coronavirus, el PNUD señala el adecuado aprovechamiento de los alimentos al dejarse de desperdiciar la tercera parte de todos los que se producen en el mundo; gastar menos en combustibles fósiles y trabajar en favor de la paz en contextos frágiles, de conflicto o violencia. “Esta respuesta podría transformar la vida de quienes tuvieron que abandonar la escuela, quedaron sin trabajo, sin conexión digital y fuera de la red, incluso antes del brote del virus”, subraya.
En el análisis, el PNUD señala que ha identificado siete puntos críticos en los que los líderes de cada nación deben enfocarse para lograr una recuperación con miras a 2030, para convertir el mayor retroceso del desarrollo humano en un salto cualitativo histórico, con los Objetivos de Desarrollo Sostenible como brújula.
En lo que corresponde a la gobernanza, destaca que existe cada vez más presión sobre los gobiernos para gestionar la crisis y la incertidumbre, prestar servicios digitalizados, permitir el acceso a la información y la protección social, y operar de manera transparente y efectiva, y rendir cuentas.
Para ello, recomienda que los gobiernos y la sociedad civil trabajen de la mano para promover la cohesión social y la igualdad de género, defender los derechos humanos y el estado de derecho, sobre todo en contextos frágiles y afectados por conflictos, donde las preocupaciones de justicia y seguridad pueden ser más agudas.
En el rubro de protección social, que incluye las transferencias monetarias, la cobertura universal de salud y el acceso a otros servicios esenciales, asegura que es necesario erradicar las desigualdades que estaban ya presentes antes de la COVID-19, y que hoy se hacen claramente visibles.
En el documento, el PNUD hace eco del llamado realizado por el secretario general de la ONU, en torno a que se considere una moratoria de las deudas para todos los países vulnerables, y ayudar a los países a aprovechar al máximo y con eficacia esa capacidad fiscal.
Asimismo, apela a la solidaridad y las alianzas público-privadas las cuales considera fundamentales para erigir sistemas de protección social resilientes capaces de sortear conmociones, crear estrategias para los trabajadores de la economía informal y diseñar una nueva generación de empleos verdes resilientes que sirvan de apoyo a los emprendimientos encabezados por personas jóvenes.
Por otra parte, destaca que es necesario impulsar la economía verde. “Este es el momento de recuperar el equilibrio entre las personas y el planeta, mediante el diseño y soluciones basadas en la naturaleza y de bajo riesgo como parte de una nueva red de seguridad social para el mundo; el estímulo de alianzas público-privadas sostenibles en sectores como el ecoturismo y sistemas de transporte verdes; la transformación de la agricultura para dejar de ser emisora para convertirse en sumidero de carbono, y la reflexión y acción integradas con el sector sanitario para combatir la contaminación atmosférica que provoca la muerte de 7 millones de persona por año”.
Finalmente, subraya la importancia de generar una mayor inclusión de los medios digitales, ya que con las escuelas cerradas y las claras diferencias en el acceso al aprendizaje en línea para dar oportunidades a los menores que debido a la pandemia vieron suspendida su instrucción académica por carecer de acceso a nuevas tecnologías.
La Oficina del Informe sobre Desarrollo Humano del PNUD estima que 86 por ciento de las niñas y los niños de la enseñanza primaria ahora se encuentran fuera de la escuela en países con bajos niveles de desarrollo humano, en comparación con sólo el 20 por ciento en los países donde estos índices son muy altos.
“Este es el mayor retroceso registrado en la educación desde la década de 1980, una época anterior a los Objetivos de Desarrollo Sostenible y de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Superar la brecha en el acceso a Internet reduciría a la mitad el retroceso en los niveles de desarrollo humano mediante el retorno de las niñas y los niños a la educación, aunque de manera remota”, asegura el organismo dependiente de la ONU.
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