Desde la tribuna presidencia, pagada con recursos públicos, el mandatario aseguró que molestarlo, atacarlo, disentir de su sentir o hacer un meme en su contra, será pecado mortal reservado a la Gran Fraternidad Universal.
Mentes brillantes
Como este es el sexenio de las ideas brillantes, de las ocurrencias inusitadas y las distracciones que se programan con detenimiento entre las huestes de mi estimado Jesús Ramírez, comandante en jefe de comunicación social del presidente López –que no de la presidencia– el sedicente escribano solicita la venia del respetable a efecto de aportar lo propio para incrementar el presupuesto federal.
La queja presidencial y las acciones consecuentes, se han centrado y concentrado, en acumular –de donde sea: dejar sin medicinas a los niños con cáncer; forzar a los abuelos a cuidar enanos porque se quedó con el presupuesto de las estancias infantiles y los refugios; quedarse con la lana de los organismos autónomo que le estorban y otras cosas más, como dejar sin computadoras a los cristianos que trabajan en la Secretaría de Economía– todo lo que sea, con tal de administrar la abundancia.
¿No que no?
Aunque aseguró que no endeudaría al país, –otra promesa incumplida– es claro en sus proclamas mañaneras que, el mandatario anda rascando lo que sea y por donde sea, para conseguir más dinerito y regalarlo, porque ya se viene la campaña 2021.
Ahora que el presidente fue citado en la Casa Blanca, es probable que en el “besamanos” de Trump, el macuspano, de paso, le pida algún prestamito para cualquier tema.
Sin embargo, dentro de las ocurrencias más recientes (https://datanoticias.com/2020/07/03) el mandatario encontró el vellocino de oro, la piedra filosofal, el grial de la recaudación y captura de más dinero, que enriquecerán la bolsa y las decisiones presidenciales repartir más y más.
El quid hacendario
Es claro que el 67 por ciento de los mexicanos no votamos por la propuesta del movimiento del presidente. El dato es relevante porque, recientemente, desde el púlpito, lanzó el aserto con gran despliegue de simpatía: A quienes osen, se atrevan, comenten con temeridad, lancen alguna filípica contra sus decisiones, expresen su infame descuerdo o hagan disidencia en grado de tentativa –periodistas incluidos– deberán pagar 50 mil pesos por cada ataque.
Preparen, apunten, ¡cobren!
Desde la tribuna presidencia, pagada con recursos públicos, el mandatario aseguró que molestarlo, atacarlo, disentir de su sentir o hacer un meme en su contra, será pecado mortal reservado a la Gran Fraternidad Universal.
En el caso de quienes participamos de este bendito oficio periodístico, será peor, porque de acuerdo con la afirmación presidencial, todas las empresas que lo atacan, generan buenos ingresos por hacerlo. O sea… “coopelen, o cuello”, dijera el filósofo urbano Zhenli Ye Gon. Y como las facturas, dice el oráculo presidencial, van de los 500 mil pesos a un millón, el presidente López desea ser parte del reparto de utilidades.
En buen romance
Arturo Herrera, Olga Sánchez y López Gattel ¿tendrán el equipo, la tecnología, el conocimiento, la información y las TIC’s suficientes y necesarias para anotar, registrar, organizar alfabéticamente, ubicar en Google Maps los domicilios, escanear la credencial de elector, imprimir la papelería, mandar a hacer una App apropiada y entrenar a los cajeros del molusco-invertebrado-gaseoso que son los bancos del bienestar, como para darle seguimiento a las “N” veces que el millón de personas que se han quedado sin empleo, le dicen de majaderías al inquilino de Palacio Nacional? Es que vale la pena echar a volar la imaginación: los ingresos serían brutales, ¿no?
Es pregunta.
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