Las conferencias de prensa de AMLO más que un ejercicio informativamente son un patético acto de circo, una verdadera payasada, en la que él simula ser presidente y unos patiños simulan ser periodistas.
La foto es precisa. Es la descripción del gobierno que lidera López Obrador. Se trata de un montaje al que asistió el presidente para que le explicaran cómo se atienden en el ISSSTE personas afectadas por Covid-19. El propio instituto advierte en la difusión de la fotografía que se trata de “un simulacro”. Es claro que están en un hospital y nadie trae tapabocas, ni el presidente ni sus acompañantes, solamente el que la hace de enfermo (un escolta del presidente que está tendido en la cama como si fuera paciente). Acompañan al presidente militares de alto rango y otros personajes, algunos de ellos muy felices y sonrientes de participar en la chunga del simulacro.
Por un lado, la fotografía es la muestra gráfica de lo más cerca que estará el presidente de una víctima: en un simulacro. Por el otro nos muestra el grotesco espectáculo cotidiano que es este gobierno: un guardaespaldas se hace el infectado; el presidente lo ve con extrañeza –a la mejor piensa que conoce al enfermo y, pues sí, ¡es su escolta!– los militares se ríen a distancia, el Cuau también está al lado como un elemento más de la decadencia gubernamental, y el secretario de Salud, en edad vulnerable, no trae ni el tapabocas. Así vive este gobierno: en la pantomima.
La simulación abarca varios aspectos de la vida de la 4T. Por ejemplo: el presidente dijo que no tendría seguridad (absurdo, pero lo dijo), ahora vemos cómo lo rodean escoltas todo el tiempo, cómo empujan a la gente de las camionetas presidenciales (el Jetta era parte de otra simulación). También simuló en quitarse privilegios al cerrar Los Pinos, y el privilegio lo exacerbó al irse a vivir a Palacio Nacional; sus conferencias de prensa más que un ejercicio informativamente son un patético acto de circo, una verdadera payasada, en la que él simula ser presidente y unos patiños simulan ser periodistas. La televisión pública, los medios públicos, simulan un nuevo ejercicio de comunicación cuando en realidad difunde propaganda política barata.
Así como en la foto que nos ocupa el presidente simula que visita a un enfermo, así también simula que arregla las cosas. El presidente simula que combate al crimen, pero solamente combate a los periodistas. Dice que no hay corrupción, que se están creando empleos, que lo peor ya pasó. Todos sabemos que la economía está por entrar a una fase crítica, que el desempleo ya está desbordando y que la corrupción está comenzando a causar estragos en esta administración y que entre sus más cercanos colaboradores hay ejemplos poco dignos de ética y decencia pública.
Por ejemplo: El director del IMSS, Zoé Robledo, ha sido alcanzado, por su voracidad, por el dinero. Participó con contratos otorgados por el gobierno de Peña Nieto (por más de 34 millones de pesos) en la bestia negra que es para López Obrador el hoy fenecido aeropuerto de Texcoco. En la época de esos contratos Zoé era senador así que seguramente hizo valer sus buenos oficios para llevarse ese dineral a las empresas familiares.
También está el caso de Irma Eréndira y Ackerman, que con su cúmulo de propiedades nos indican claramente por qué no investigaron a Bartlett: en realidad lo admiran y quieren ser como él y ya se acercan a la decena de propiedades. Los “guerreros del amor” han dejado atrás sus arrumacos tuiteros y quieren aclarar que tienen mucho, pero que no se vale que lo estén dando a conocer, que todos se los regalaron luchadores sociales y sus papás (los papás de los corruptos siempre son bien generosos y regalan casas y terrenos). Son corruptos y son tranzas y, eso sí, ya no pueden simularlo.
Mientras la líder de Morena que llevó a AMLO a la Presidencia es acusada por sus propios compañeros de desviar cientos de millones de pesos, el presidente arma una pantomima en la que visita a un supuesto enfermo. Mientras tanto, afuera, en la realidad, los pacientes se mueren sin que el presidente muestre un poco del dolor que puso en la simulación fotográfica. Ese es el gobierno de López Obrador.
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