El primer error fue entrarle tardíamente al toro, pues el presidente no captó al inicio la magnitud del problema: mientras en otros países hacían pruebas, en México esperaban a ver que consideraba hacer López Obrador.
No se trata de descalificar todo lo que hacen o dicen los funcionarios responsables de frenar la pandemia del coronavirus, en los cuales hay aciertos que difunden y errores, que minimizan o callan.
Uno de los problemas del actual gobierno es que no se mueve una hoja sin que previamente lo sepa el presidente y exprese un comentario al respecto. Una sonrisa o una cara dura que implique rechazo, se interpreta como una orden del camino a seguir. La mayoría de los funcionarios esperan señales para atacar un problema o la forma de hacerlo.
El Subsecretario de Salud Hugo López Gatell no es un ignorante ni improvisado, sabe lo que hay que hacer, pero sus conocimientos se adaptaron a las señales del presidente.
El primer error fue entrarle tardíamente al toro, pues el presidente no captó en un principio la magnitud del problema: mientras en otros países hacían pruebas, en México esperaban a ver que consideraba hacer el presidente López Obrador.
El uso de mascarillas es un ejemplo. Como al presidente no le gusta usarlas, Gatell dijo que daban una falsa sensación de seguridad, y hasta que el problema arreció, ya hablaron de su uso obligatorio. Las pruebas para detectar el COVID-19, que han sido básicas en otros países, se omitieron en México.
La escasez de recursos por la recesión que inició el 2019, por errores del gobierno, cuando todavía no había llegado el COVID, generó baja en la inversión, en el crecimiento y en el ingreso fiscal. Ante la escasez de dinero el gobierno prefirió destinar recursos a los proyectos capricho: Santa Lucía, Dos Bocas, Banco del Bienestar y Tren Maya, que a combatir la pandemia.
La muerte de muchos enfermos por falta de equipo, que también causó el fallecimiento de doctores y enfermeras, es testimonio de una tardía respuesta a la pandemia.
El director ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) Michael Ryan, le pidió al gobierno de México “mensajes coherentes”, pues “ciudadanos se confunden”.
No es por ignorancia el alto número de muertos, sino por una visión presidencial que menospreció el mal, retardó las respuestas y confundió los mensajes para prevenir el virus, al comportarse personalmente en forma contraria a lo que autoridades de Salud le piden al pueblo lo hagan.
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