Se están peliaaandoooooo

El barco no es conducido, unos ven para atrás, otros hacia los lados, nadie ve hacia adelante. Es el momento de comenzar con las culpas y hay que aventar a uno que otro del barco, son muchos y todos desconfían del otro.



Gobierno extraviado


Más, mucho más rápido de lo que pensábamos el gobierno de López Obrador se encuentra extraviado. Ha perdido el rumbo e inclusive los apoyos. A la fe absoluta en el voluntarismo y en la palabra del líder, se agregaron la ineptitud, la ignorancia y la soberbia. Mezcla fatal para enfrentar retos de gobierno. Para colmo de males, llegó el azote de la pandemia en momentos en que el lopezobradorismo ya no sabía cómo salir de los problemas en que se había metido. La pandemia no es su responsabilidad, pero sí lo es su manejo y el resultado final que, por bien de todos, esperemos que sea bueno. Pero ahí viene el desastre económico provocado por el maligno virus y al que hay que sumarle la necedad presidencial y la incapacidad de un equipo para elaborar un plan.

La desgracia ha caído también sobre la fanaticada obradorista. Acostumbrados a su comportamiento de hordas que arrasan con todo, ven ahora con pena los desatinos de su amado líder. La militarización de la seguridad pública. Los coqueteos con los magnates, las grotescas exhibiciones de su religiosidad, los desvaríos, su pobreza conceptual ha ido minando el arrojo de su gente que comienza a manifestar etapas de negación de la realidad. Una parte de esa negación se manifiesta en los desencuentros y pleitos que se dan a cada día entre notables seguidores del tabasqueño. Las redes sociales son el escenario de desgarramientos morales, arranques de conciencia, insultos de concurso y, como siempre en esas zonas, acusaciones y señalamientos de traición.

La unidad se ha comenzado a derretir; en el gesto de felicidad ya asoma la amargura; el grito de: “la victoria es nuestra” ha cambiado por el susurro: “se supone que esto iba a ser de otra manera, yo no voté por esto”. Las personalidades alrededor del presidente se enfrentan entre sí. El barco no es conducido, unos ven para atrás, otros hacia los lados, nadie ve hacia adelante. Es el momento de comenzar con las culpas y hay que aventar a uno que otro del barco, son muchos y todos desconfían del otro.

En estos días hemos visto a John Ackerman y a Genaro Lozano cruzar insultos sobre origen, estatus social y traiciones políticas. Nada mal para quienes se sienten intelectuales del lopezobradorismo. Ackerman le dijo a Genaro que era un “whitexican” que trataba de “comunicarse con el pueblo” de una manera “desconectada y fallida”; Genaro –un tipo con una crisis de personalidad casi conmovedora– contestó que era un mensaje para la gente “Cartier” como él mismo, como Ackerman y su esposa y terminó diciéndole “gringo”. Porque claro, nunca está de más un comentario racistoide. El “gringo” no se dejó y le contestó que “no somos iguales” (comentario siempre en boca de la 4T para enfatizar la superioridad moral de los amlovers), “tú trabajas en Televisa, yo en la UNAM; tú escribes en Reforma, yo en La Jornada; tú traicionaste al #YoSoy132, yo sigo fiel a la causa. Los falsarios le hacen mucho daño a la 4T”. Jajaja, buenísimo, ¿no? La cosa siguió. Lozano le escatimó la pretendida vocación de pueblo al gringo: “haber votado por AMLO no te hace pueblo”. Luego le endilgó su –ciertamente lamentable– condición de burócrata mediático: “…cobras cientos de miles en las dos teles públicas”, y concluyó de nuevo con el origen del gringo: “eres el privilegio del privilegio binacional”. Y luego dicen que los adversarios lanzan puros insultos.

Sanjuana Martínez, una desequilibrada al frente de Notimex, no ha parado en pleitos adentro de la agencia y afuera. Ayer se fue contra Carmen Aristegui y su sitio de noticias; denunció que violaban “el principio fundamental del periodismo que es el equilibrio informativo”. Ajá. La ONG Artículo 19, que monitorea libertad de expresión y derecho a la información, solicitó al gobierno de AMLO que la señora Martínez fuera suspendida de su cargo.

Martí Batres le pidió a Lydia Cacho que “no lo decepcione”, jejeje. De veras que la soberbia está en su apogeo. Y le recalca: “No quiero llegar a creer eso que dicen algunos de que usted inventa en lugar de investigar”. La señora Cacho le contestó que ella “no vive del erario”.

Y así todos los días. El lopezobradorismo solito se está desfondando.

 

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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