México es probablemente el único país que sin vivir una guerra o catástrofe, presenta reducción en la esperanza de vida, debido a los altos índices de violencia y a las enfermedades crónicas derivadas del sobrepeso y la obesidad.
La obesidad no sólo trae problemas psicológicos a las personas que padecen esa condición, también afecta severamente la salud de los individuos, pues desencadena enfermedades como diabetes, hipertensión, fallas en el hígado y la vesícula, entre muchas otras. De acuerdo con el estudio Obesity: Health and Economic Consequences, elaborado por el Banco Mundial (BM), al año, la obesidad causa la muerte de 4 millones de personas en el mundo.
El Banco Mundial aseguró que entre los factores que provocan obesidad están el consumo de alimentos altamente procesados, pues los alimentos sanos tienen mayor costo; el incremento de tecnologías que ha causado la disminución de actividad física, y el aumento de riqueza, pues cuando una persona tiene mayores ingresos no se preocupa por adquirir comida saludable.
Además, según la institución, los efectos de la obesidad a quien más afectan es a las personas de bajos recursos, pues les genera altos costos en atención médica y reduce su producción laboral, provocando que esos ciudadanos rápidamente se queden sin empleos y posteriormente sin recursos para vivir y atender sus necesidades. “En 15 años los costos de la obesidad serán de 7 billones de dólares en países en desarrollo”, comentó el BM.
Por otro lado, el reporte del BM también explicó que las enfermedades no transmisibles que genera la obesidad, como diabetes, hipertensión, cáncer, entre otras, son una amenaza mundial; pues al ser padecimientos crónicos, gran parte de la población sufre daños y a la larga los países afectados tienen sociedades enfermas, con menor producción y generan altos costos de tratamientos y medicinas.
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“Una de las maneras más eficaces de abordar las enfermedades no transmisibles es aumentar las inversiones en atención primaria de salud asequible y de calidad”, comentó Muhammad Pate, director mundial del Departamento de Prácticas Mundiales de Salud, Nutrición y Población del BM.
Finalmente, en su informe el Banco Mundial detalló las medidas que deben ser adoptadas por gobiernos y sociedades para reducir los riesgos de padecer obesidad: educación al consumidor; etiquetados obligatorios con la información nutrimental clara y completa; políticas fiscales sólidas como impuestos a los alimentos sumamente procesados; inversión en programas de nutrición para niños y medidas de diseño urbano que promuevan los centros de deporte comunitarios o las vías para ciclistas y corredores.
Obesidad en México, un riesgo constante
De acuerdo con datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), México es el primer país con obesidad infantil, pues en México uno de cada tres niños tiene sobrepeso. Mientras que según datos de la Organización para el Crecimiento y el Desarrollo Económicos (OCDE), los adultos mexicanos ocupan el segundo lugar en obesidad en el mundo.
La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, aplicada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), arrojó que México es probablemente el único país que sin vivir una guerra o catástrofe, presenta reducción en la esperanza de vida, debido a los altos índices de violencia y a las enfermedades crónicas derivadas del sobrepeso y obesidad.
Además, ante el actual riesgo de contraer coronavirus, virus proveniente de una cepa nunca antes vista por la Organización Mundial de la Salud (OMS), detectada por primera vez en el poblado de Wuhan, China y declarada emergencia global; expertos han destacado que en cuanto el virus llegue a México, los primeros afectados serán las personas con alergias y quienes sufren sobrepeso, pues su sistema inmunológico no tiene las defensas necesarias para combatir a ese microorganismo.
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