Una llama que hoy ilumina el cielo de Roma y el corazón de millones

En la madrugada de este lunes 21 de abril, el mundo despertó con la triste noticia en la que el Santo Padre de la Iglesia Católica, el papa Francisco, falleció en la Casa de Santa Marta, lugar del Palacio Apostólico en el que residía desde 2013.

Francisco atravesaba problemas de salud, los cuales lo mantuvieron alejado del ojo público durante los últimos 2 meses. Francisco atravesó problemas graves de insuficiencia respiratoria graves, daños producidos inicialmente por una bronquitis, y posteriormente neumonía en ambos pulmones.

Tras semanas de lucha por sobrevivir por parte de Francisco, y de los múltiples rezos y cadenas de oraciones por parte de los más fieles alrededor de todo el mundo. Su Santidad logró ser dado de alta el 23 de marzo, acabando con un mes de miedo y especulación por parte de su comunidad.

La salud de Francisco se encontraba deteriorada, pero con esperanza de que fuera mejorando con el paso de las semanas, pues su edad y el antecedente de una cirugía que sufrió de joven la cual le extirpó más de la mitad de un pulmón jugaban en contra de esa esperanzadora mejoría.

En un acto emotivo y a un mes de salir del hospital, Francisco tuvo su aparición en el Urbi et Orbi, el pasado domingo de pascua. Este gesto resonó en los miles de  creyentes que se dieron cita a la basílica de San Pedro, pues no marcó sólo la celebración de la Resurrección de Cristo, sino también un testimonio de su fortaleza y dedicación pastoral, a pesar de las adversidades físicas que atravesó semanas antes. No lo sabíamos, pero esta sería la última aparición de Francisco con su comunidad, y ante todo el mundo.

Finalmente el papa falleció a causa de un derrame cerebral, acompañado de una insuficiencia cardíaca. El vicario de Cristo, a petición suya, será sepultado en la basílica de Santa María la Mayor. 

Logros y acciones de Francisco durante su papado

  • Apertura y modernización de la Iglesia

Francisco ha sido de los pontífices con mayor apertura en la historia de la Iglesia. Una de las cosas que más llamó su atención desde que tomó el mando en 2013, fue la inclusión de todas las personas en la religión católica.

Francisco inició declarando que “quien soy yo para juzgarlos” refiriéndose a los homosexuales. Llamó a su inclusión, argumentando que todos somos hijos de Dios y merecemos el mismo respeto. Fue claro en mencionar que la homosexualidad no era el problema, si no los lobbies que si actuaban en contra de la Iglesia.

Aunque mostró apertura hacia todas las personas, también fue firme en los límites doctrinales establecidos por la Iglesia. Francisco reconoció que las personas de cualquier orientación sexual deben ser aceptadas dentro de la religión, y reiteró que Dios ama a todos sus hijos. Sin embargo, aclaró que no otorgaría su bendición a uniones entre personas del mismo sexo, pues la Iglesia Católica solo reconoce el matrimonio entre hombre y mujer como sacramento. Además, reafirmó que las personas homosexuales no pueden formar parte del sacerdocio, decisión basada en la tradición y el magisterio de la Iglesia.

En los últimos 2 años, Francisco volvió a mostrar apertura y aseguró que “Las personas homosexuales tienen derecho a estar en la familia. Son hijos de Dios, tienen derecho a tener una familia. No se puede echar de la familia a nadie, ni hacer la vida imposible por ello”. Las últimas declaraciones que dejó Francisco sobre el tema es que la homosexualidad jamás podrá considerarse un delito, pero pecado sí.

  • Compromiso con los pobres, la migración y el medio ambiente

Si algo se le debe reconocer al papa fue su lucha por erradicar la pobreza. A través de sus mensajes siempre mostró una postura anticapitalista, en la que siempre aseguró que la pobreza es una injusticia social que había que combatir, pues este sector no es culpable de su condición socioeconómica. “El dinero es el excremento del diablo” dijo Francisco durante un encuentro con religiosos, con el que denunció el afán desmedido por la riqueza y el poder. Un reflejo de la postura del Papa en contra del materialismo.

El Papa Francisco dejó clara su dedicación hacia las personas migrantes, convirtiéndolas en un eje central de su labor pastoral y ética. Su primer viaje oficial como líder de la Iglesia, en julio de 2013, no fue a una sede religiosa ni a una capital política, sino a la isla italiana de Lampedusa, uno de los principales puntos de llegada de quienes cruzan el Mediterráneo en busca de asilo y mejores condiciones de vida. Desde ahí, condenó la “globalización de la indiferencia” y llamó a una transformación interior frente al dolor de quienes se ven forzados a dejar su hogar por conflictos, hambre o pobreza.

En febrero de 2016, tras su primera visita a territorio mexicano, Francisco visitó Ciudad Juárez. Tras un altar construido en “El Punto” Francisco ofreció la misa a todos los migrantes, e incluso en la orilla del Río Bravo realizó una oración a nombre de todos los migrantes que cruzan de México a Estados Unidos orando por su bien.

En 2015, publicó la encíclica Laudato Si’, uno de los documentos más influyentes sobre ecología dentro del ámbito religioso. En ella, Francisco advirtió sobre los efectos devastadores del cambio climático, defiende que sus causas son principalmente humanas y critica el modelo económico extractivista y consumista. En él, propone una “conversión ecológica” que involucre tanto a los gobiernos como a los ciudadanos, y subraya que el deterioro ambiental afecta con mayor dureza a los más pobres.

A lo largo de su papado, participó activamente en el debate climático internacional. En 2015, respaldó el Acuerdo de París durante la COP21, y en años posteriores envió mensajes a distintas conferencias climáticas, como la COP26 en 2021, donde llamó a la “responsabilidad ética” de los líderes mundiales ante la crisis ecológica. 

  • Reformas internas del vaticano

Sin duda Francisco marcó un antes y un después en la historia de la Iglesia Católica. Su ideología, carisma, y reformas en pro de la credibilidad de la Iglesia hacia al exterior marca un legado complicado de igualar. 

Sin dudarlo, la inclusión de las mujeres en puestos principales de la Iglesia Católica debe ser la reforma más importante durante su papado. A través de decisiones tan significativas como el nombramiento de Raffaella Petrini, una religiosa franciscana, al puesto de vicegobernadora del Vaticano, Francisco abrió una puerta que parecía estar herméticamente cerrada dentro de la estructura del Vaticano.

El nombramiento de Petrini como vicegobernadora del Vaticano en febrero de 2025 marcó un giro significativo en una estructura eclesiástica históricamente masculina. Hasta entonces poco conocida fuera del ámbito interno del Vaticano, la religiosa asumió un cargo de alta responsabilidad que, hasta ese momento, sólo había sido ocupado por hombres. Su designación no solo rompió con una tradición profundamente arraigada, sino que representó un gesto simbólicamente potente en un entorno donde el liderazgo femenino ha sido escaso.

Además de Petrini, otras mujeres han ocupado cargos importantes en el Vaticano durante el pontificado de Francisco. Entre ellas, se destaca la laica Francesca Di Giovanni, quien en 2020 fue nombrada subsecretaria de la Sección de Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado, un rol diplomático de gran relevancia dentro de la Santa Sede. También la hermana Nathalie Becquart fue designada como subsecretaria del Sínodo de los Obispos en 2021, convirtiéndose en la primera mujer con derecho a voto en esa instancia.

Una de las reformas que aún resuenan en la mente de los más allegados a la vida diaria de lo que sucede en el Vaticano es la reforma de la Curia Romana, plasmada en la constitución apostólica Praedicate Evangelium. Esta fue introducida con la intención de hacer de la Iglesia una institución menos burocrática y transparente.

En ella fusionó organismos para reducir duplicaciones, y promovió una mayor autonomía para las conferencias episcopales locales, desafiando el tradicional centralismo vaticano. El Papa quiso descentralizar el poder en la Iglesia y dar más protagonismo a las iglesias locales, pues a palabras suyas “La Iglesia debe estar al servicio de todos y todas”.

Respecto a la exclusividad del sacerdocio para hombres, la Iglesia Católica basa esta postura en la tradición apostólica. Argumenta que Jesús eligió a hombres como sus apóstoles y que este modelo ha sido seguido por la Iglesia desde sus orígenes. Aunque se ha discutido teológicamente la posibilidad del sacerdocio femenino, el magisterio actual sostiene que no tiene autoridad para cambiar esa doctrina, como lo expresó San Juan Pablo II y ha ratificado el papa Francisco.

  • Presencia internacional y diplomacia

El papado de Francisco se caracterizó por una visión global que lo convirtió en un líder espiritual con gran peso diplomático. A diferencia de otros líderes religiosos, el Papa no solo se limitó a emitir mensajes de fe, sino que fue un actor activo en las relaciones internacionales. Fue mediador en el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba en 2014, y participó en encuentros multilaterales, como en la ONU, donde pronunció discursos enfocados en la justicia social, el medio ambiente y los derechos humanos. También fue el primer Papa en visitar la península arábiga, en donde firmó con el Gran Imán de Al-Azhar el “Documento sobre la fraternidad humana”, un paso clave para el diálogo interreligioso. Su figura trascendió el ámbito católico, convirtiéndose en un referente ético en temas globales.

¿Qué le prepara a la Iglesia?

Todos los miembros del Colegio Cardenalicio están obligados a asistir a la elección, salvo por motivos relacionados con una mala salud o superación del límite de edad. Esta reunión recibe el nombre de cónclave. La preparación de las papeletas (denominada “preescrutinio”) implica su distribución, cumplimentación y la designación de recogedores y escrutadores. La emisión del voto (“escrutinio“) se realiza en secreto. Durante el “postescrutinio”, los votos se tabulan, se reafirman y luego se queman.

Para declararle al mundo que la llegada del nuevo papa ya está decidida, se expulsa un humo blanco al exterior de la Capilla Sixtina. En 2013, año que Francisco fue declarado Papa, una gaviota color blanco se paró sobre la chimenea en la que este humo blanco se expulsa. En su momento fue interpretada como un simbolismo de esperanza y fé.

¿Quién apunta a ser la próxima Santidad?

  • Posibles sucesores

La atención se centra ahora en los cardenales que podrían asumir el liderazgo de la Iglesia en un momento crucial de su historia. La elección del próximo pontífice definiría si la Iglesia continúa con las reformas impulsadas por Francisco o si adopta un rumbo más conservador.

Los cardenales que apuntan a la sucesión de Francisco son:

Luis Antonio Tagle, cardenal de 67 años y nacionalidad filipina. Prefecto del Dicasterio para la Evangelización y ex arzobispo de Manila. Conocido por su carisma y humildad, representa una opción que fortalecería la presencia de la Iglesia en Asia.

Matteo Zuppi, italiano de 69 años. Arzobispo de Bolonia y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana. Vinculado a la Comunidad de Sant’Egidio, es conocido por su compromiso con la paz y el diálogo interreligioso.

Pietro Parolin, italiano de 70 años, y considerado uno de los favoritos por la Santa Sede al ser el actual Secretario de Estado del Vaticano. Es considerado un moderado con amplia experiencia diplomática. Su cercanía con las estructuras de gobierno de la Santa Sede lo posiciona como un candidato fuerte

Peter Erdo, húngaro de 72 años y arzobispo de Esztergom-Budapest, conocido por sus posturas conservadoras en temas de matrimonio y refugiados. Ha desempeñado un papel importante en la Iglesia europea.

Como suele decirse entre los conocedores del Vaticano, “el que entra al cónclave siendo papa, sale siendo cardenal”. Esta expresión popular resume la imprevisibilidad de las elecciones papales. Aunque algunos cardenales llegan como favoritos, las deliberaciones internas del Colegio Cardenalicio suelen dar giros inesperados, y muchas veces el elegido es una figura menos esperada.

Este clima de incertidumbre ha trascendido incluso al ámbito secular. Diversos casinos y casas de apuestas en Europa han abierto apuestas sobre quién será el próximo pontífice. Nombres como Tagle, Zuppi o Parolin (quien acumula aproximadamente 4 millones de dólares en apuestas como favorito) figuran con distintas probabilidades, y aunque estas apuestas no tienen influencia real en la elección, reflejan el interés mundial que genera este evento histórico.

  • Cómo pueden influir las ideologías

La elección del próximo papa no solo será una cuestión espiritual, sino también política y cultural. La ideología de quien ocupe el trono de San Pedro definirá el rumbo de la Iglesia en temas fundamentales como la moral sexual, la participación de las mujeres, el papel de los laicos, la relación con la ciencia y la respuesta a la crisis climática. Un sucesor con ideas afines a Francisco podría reforzar las reformas iniciadas, mientras que un perfil más conservador podría detener e incluso revertir algunos de sus avances. La tensión entre la tradición y la modernidad será determinante en este nuevo capítulo para el Vaticano.

Francisco dejó una estrategia clara: dar visibilidad a cardenales provenientes de regiones menos representadas como Asia, África y América Latina, apostando por una Iglesia más inclusiva, descentralizada y cercana a las periferias del mundo. Esta configuración podría ser clave para entender la próxima etapa del Vaticano.

La muerte del Papa Francisco marca el cierre de una era profundamente transformadora para la Iglesia Católica. Su pontificado, lejos de ser convencional, estuvo marcado por un constante impulso de apertura, inclusión y compromiso con los más vulnerables. Fue un líder que, aún con sus contradicciones, supo cuestionar estructuras rígidas y poner en el centro del debate eclesiástico temas urgentes como la pobreza, la migración, la crisis climática y la equidad de género dentro de la propia institución.

Francisco no solo fue el primer Papa latinoamericano, sino también una figura que se atrevió a descentralizar el poder, a hablar de justicia social en foros internacionales y a tender puentes donde otros veían muros. Con él, el Vaticano se volvió más humano y, al mismo tiempo, más político. Su legado no es fácil de encasillar, porque fue disruptivo y, por momentos, ambiguo, pero innegablemente provocador y necesario.

Hoy, mientras la Iglesia se prepara para elegir a su sucesor, el mundo católico se encuentra ante una bifurcación: continuar el camino reformista que Francisco abrió, o retornar a una visión más tradicional. Sea cual sea el rumbo, el desafío será enorme. Lo cierto es que, con su partida, se cierra un capítulo que quedará marcado por la valentía de un Papa que supo escuchar, incomodar y actuar.

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