¿Hasta dónde ha sido manoseado y manipulado el concepto de Desarrollo Social? ¿En qué momentos se transformó en un ariete del populismo socialista del Siglo XXI? ¿Por qué los discursos del oficialismo hablan de realizar acciones para el pueblo, que acaban de hacerse sin el pueblo?
RECONOCIMIENTO
Sin duda, el título de esta colaboración resulta ambicioso y corre el riesgo de ser petulante, en particular, porque el tema demanda mayores espacios de investigación, análisis y propuestas de estudio. La intención pues, es invitar a nuestras hermosísimas lectoras y brillantes lectores, a bucear en el tema que en opinión del escribano es bellísimo, desafiante y a un tiempo, urgente de colocar en la mesa de la discusión pública.
DE ENTRADA
El desarrollo social, en principio, no tiene ninguna cercanía con regalar cobijas, varillas, tarjetas plásticas con dinero, materiales de construcción, las clases masivas de boxeo o los calentadores solares. ¿Cómo conceptualizarlo? Inicialmente, es valioso entender el marco de referencia que esto tiene. Indudablemente, se trata de un proceso mediante el que se promueve, impulsa y potencia el bien ser y el bien estar de la persona y de todas las personas, porque responde a una visión integral, solidaria y trascendente del ser humano, dotado de alma espiritual y cuerpo material; por eso mismo, no puede limitarse al estricto campo del “Bienestar”. A las vacas y las gallinas les produce gran bienestar escuchar a Mozart o permanecer a una agradable temperatura ambiental. Por ello no les preocupa ser una mejor gallina o mejor vaca. Simplemente es estar-bien.
Para que el Desarrollo Social sea tal, es sustantivo que apunte y se dirija a varios vértices. Uno, siempre apunta hacia la construcción del bien común; es decir, a generar las condiciones necesarias para que las personas y la comunidad puedan alcanzar las propias aretés, los niveles de excelencia de vida en expresión de los griegos.
En seguida, el concepto y su praxis deben auspiciar un respeto absoluto a la dignidad de las personas, porque ésta, encuentra su valor y fundamento en la universalidad de los valores de orden superior, y, en análisis final, en Dios.
Es evidente que, para que sea social y genere desarrollo, la legislación, las acciones de gobierno y las políticas públicas deben instrumentar eficazmente, la aplicación permanente de una eficaz solidaridad que le permita a las y los ciudadanos ir al encuentro “del otro yo” particularmente, de quienes más lo necesitan. Y de forma paralela, empoderar efectivamente a comunidad, para que subsidiariamente, potencie su intervención, participación, sentido crítico, autonomía y libertad de emprender, en vez de propiciar una cultura de dependencia que siempre castra a las sociedades bajo el populismo socialista. Con toda razón, Paulo VI aseveró que el desarrollo tiene un nuevo nombre: El camino es la Paz. Y por ello mismo, se han adicionado unan serie de objetivos como desarrollo sostenible, desarrollo humano o desarrollo integral entre otros.
ALGUNAS CONSIDERACIONES MÁS
Sin duda, el Desarrollo es un derecho humano inalienable que faculta a todos los pueblos para participar de un desarrollo económico, social, cultural y político, en donde pueda alcanzarse a plenitud el goce y disfrute de todos los derechos humanos y las libertades fundamentales. Y, en simultáneo, de acuerdo con la ONU -1986- el Desarrollo cubre también la libre determinación y el respeto a la soberanía en todos los órdenes.
No obstante, no pueden soslayarse, siguiendo con la misma línea del texto fuente, que el Desarrollo incluye asimismo, la perspectiva política y económica, cuando se parte de un análisis moral de los sistemas políticos, como se evidencia en el corpus que integran la Rerum Novarum, Centessimus Annus; o Populorum Progressio, que incluyen las condiciones económico-sociales y que por lo mismo, se enfoca más declaradamente en el concepto de Desarrollo Humano Integral.
Y, refrescando y poniendo al día el concepto, Cristian Borgoño, en su investigación “Human right to development and Catholic Social Teaching” publicado por la Pontificia Universidad Católica de Chile (2) comenta que en Caritas in Veritate los alcances del tema son bien recibidos e impulsados, como algo deseable incluso, en el entendido de que no sea limitado dentro de una visión exclusivamente de desarrollo economicista.
A partir de esta visión, el Desarrollo asume una perspectiva trascendente porque implica para cada ser humano, la plenitud de la vida, en la historia personal y colectiva de los seres humanos.
En otros términos, esta visión y concepción del Desarrollo Sociedad adquiere un fuerte aroma a Eternidad como vocación ultraterrena de la persona humana. Visto de esta forma, la responsabilidad de las y los políticos no solo es obligatoria, sino irrenunciable.
(1) Veritas versión On-line ISSN 0718-9273 – Veritas no.53 Valparaíso dic. 2022
(2) cborgono@uc.cl
http://dx.doi.org/10.4067/S0718-92732022000300169 – Derecho al desarrollo y Doctrina Social de la Iglesia (DSI) – Human right to development and Catholic Social Teaching – -Cristián Borgoño – Pontificia Universidad Católica de Chile (Chile). cborgono@uc.cl
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