Discurso no es realidad

Es casi una verdad universal que los gobiernos más eficientes son los que menos necesidad tienen de remarcar ni lo que hacen ni por qué lo hacen; en contraste, si un gobierno pasa mucho tiempo recalcando que es diferente que los demás y que su modelo de gobierno es más exitoso, lo más seguro es que sólo tenga el discurso y no los hechos para sostenerse.

Desde hace seis años y al parecer por los siguientes seis más, seguiremos experimentando el segundo tipo de gobierno. La actual titular de Ejecutivo desde el viernes volvió a la defensa/rendición de pleitesía de López, a la vez que retoma los ataques falsos al modelo económico que han etiquetado como neoliberal. Al inaugurar sólo la primera parte de una planta potabilizadora en Tabasco iniciada en 2023 dijo: “Se demostró con ese modelo, el modelo neoliberal, que sólo empobreció al pueblo de México, llegó incluso la violencia, la inseguridad que viene de todo ese periodo de descomposición, no solamente social, sino de valores, de los gobiernos que perdieron toda la ética”. Y agregó: “Se demostró que la economía se fortalece cuando se riega desde abajo, como los árboles. Cuando se riega abajo, México florece. Esa es una de las grandes enseñanzas del humanismo mexicano del presidente López Obrador”.

Esas afirmaciones carecen de sustento numérico, pues sin excepción todos sexenios anteriores hubo crecimiento económico (Zedillo 3.2%; Fox, 2%; Calderón,1.8% y Peña, 2.4%) mientras que en el sexenio de López el crecimiento económico se quedó en 0.9 por ciento. La aparición de la pandemia no es justificación porque el impacto económico de la crisis de 2008 (periodo de Calderón) fue mayor en términos reales y aún se recuperó el crecimiento. De paso, en todos esos sexenios se logró ese crecimiento con niveles contralados o en diminución de deuda pública y el sexenio anterior cerró el endeudamiento más alto de los últimos cuarenta años (incluso más que antes del neoliberalismo). Nos endeudaron sin crecer.

Se puede argumentar, con cierta validez, que ese crecimiento económico de antes no se dio parejo en todas las capas socioeconómicas, y de ahí ese “riega desde abajo” sería la clave incluso con un crecimiento inferior en lo general. La expresión resulta un tanto tramposa, si bien la transferencia de dinero directo a las personas es innegable que es más elevada que cualquier sexenio anterior, lo cual en los hogares de menor ingreso sí significó un posible mayor gasto; pero al universalizar el programa que más dinero transfiere que es el adultos mayores, los recursos se dieron indiscriminadamente a gente que ya tenía pensión, a gente que tenía ingresos propios elevados, en pocas palabras, a gente a que no le impactó significativamente en su estilo de vida (lo que no quita que unos pesitos extras siempre sean bienvenidos). Y en menor medida, todos los programas sociales tienen una distorsión que disipa su impacto. Los recursos que se dan a muchos estudiantes sólo por estar en escuela pública no tienen el mismo efecto en las familias. Es muy poco en hogares con un ingreso constante con prestaciones sociales porque el padre o la madre o ambos tienen empleos formales que el hogar que en monoparental con un empleo informal o de temporada (que necesitaría más formas de apoyo), y ambos estudiantes pueden estar banca con banca.

Además, el constreñir los apoyos sociales a transferencias económicas conllevó la desaparición de decenas de programas de apoyo focalizados, por ejemplo, al campo o a la pesca, u otros como apoyos para dotar a los hogares de piso firme en lugar de simple tierra. Y qué decir del famoso programa de estancias infantiles que no era constante y sonante en el bolsillo de una madre con hijos pequeños, pero que le permitía tener un empleo en que podría incluso crecer su ingreso eventualmente por su propio esfuerzo. Había programas como Oportunidades que supeditaban la transferencia económica a la verificación del crecimiento físico de los menores, su asistencia a la escuela y se complementaba con enseñanza de nociones de nutrición y cuidados de la salud. De este último tema de la salud, es para todos evidente que “la regaron” desde abajo hasta arriba.

En pocas palabras, la titular de Ejecutivo se hace flaco favor si continúa su asociación con el gobierno anterior porque la contracción económica ya pinta para ser muy severa, los ahorros se esfumaron; el TMEC hace agua, la degradación de la seguridad y del Poder Judicial alejan a los nuevos inversionistas y ella no contará con asidero alguno en lo económico que le permita continuar con el “regadero” de recurso de las becas y pensiones que además, diluirán el impacto real al ralentizarse la economía. Hay que señalárselo a ella y a todos los ciudadanos para que no se llamen a sorpresa. 

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