Broma negra para el partido que representara por décadas a la izquierda mexicana que el último gobernador que tuvo esté prófugo de la justicia y fuera michoacano, el estado cuna del cardenismo.
Como si la desgracia no terminara de caer sobre el extinto PRD, ahora la persecución de Silvano Aureoles, el último de sus gobernadores, viene a ser lo que pudiera ser la última palada de tierra en la sepultura del perredismo.
Aureoles nunca brilló por su capacidad, por sus discursos o talento político. Era lo que se le conocía como “operador”, un oficio muy priista: son aquellos que conocían el padrón de militantes, de votantes de secciones electorales y que les permitían por la vía de la administración de programas sociales, movilizar gente, garantizar votos. Por esa vía se escalaba en el partido hasta obtener cargos. Con el crecimiento opositor o con la caída del priismo -como se le quiera ver-, este tipo de individuos se incrustaron en las filas del panismo y del perredismo. Ahí subieron hasta obtener cargos relevantes. El PAN, junto con su decadencia discursiva y extravío programática, se convirtió en un partido de “padroneros”, “operadores” con poca ambición política, pero con abierta voracidad por el dinero. Ese tipo de personas son las que se quedaron tanto con el PRD como con el PAN y el resultado está a la vista. Los que se quedaron en el PRD están ya en el panteón de la política, los que se salieron y los combatieron, como López Obrador, están en otro lado.
Broma negra para el partido que representara por décadas a la izquierda mexicana que el último gobernador que tuvo esté prófugo de la justicia y fuera michoacano, el estado cuna del cardenismo. Las acusaciones son verdaderamente escandalosas en el desvío de recursos. La frivolidad, el despilfarro, el lujo desbordado. En el exceso nada se les escapaba, porque hay que contar en el dispendio de dinero para apoyar amigos, compromisos políticos y controlar al partido porque el control lo tenía quien tuviera dinero.
Todavía el año pasado, Silvano Aureoles coqueteaba con la idea de ser el candidato presidencial de la oposición. No sabemos qué tan en serio era eso, pero él quería participar, seguir en la escena política. Era sabido que el nuevo gobernador michoacano andaba tras Aureoles. La Federación participa en este esfuerzo por encarcelar a Silvano y sus colaboradores. Se ve difícil que escapen, aunque el exgobernador o ha sido localizado por las autoridades. Vivir escondido no es fácil. A ver cuánto tardan en atraparlo.
Será difícil encontrar a alguien estos días que salga a la defensa del experredista. Algún amigo -si es que le quedan porque en estas circunstancias todos desaparecen-, algún subordinado. Si el final del PRD con la pérdida del registro nacional significó el término de una época, el encarcelamiento de su último gobernador será la cereza en el pastel o la última palada de tierra, como cada quien la quiera ver.
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