La corrupción ha sido uno de los grandes lastres de cualquier forma de gobierno, tal pareciera que la concupiscencia por el poder ha sido el gran pecado de miles de políticos a lo largo y ancho del territorio nacional. Habrá quien diga como justificación que la corrupción permea en todos los gobiernos del mundo, pero sin duda nuestro país tiene un gobierno que está en el top de los más corruptos, estatus que en nada debe de darnos orgullo.
La autollamada cuarta transformación encabezada por su líder inmoral (no me equivoque con el término) Andrés Manuel López Obrador, llegó al poder enarbolando aquellas banderas políticas que sabía que el pueblo de México quería escuchar, una de ellas, al menos la más repetitiva, fue el combate frontal a la corrupción.
¿Cuántas veces vimos al entonces presidente sacar su pañuelo blanco y afirmar con una sonrisa que ya no había corrupción en nuestro país? Pero la realidad es completamente otra.
A lo largo de su sexenio fuimos conociendo los grandes casos de corrupción, como el ocurrido en Seguridad Alimentaria Mexicana (SEGALMEX) encomendada a Ignacio Ovalle Fernández, quien en tiempos del presidente Carlos Salinas de Gortari fue el director de la Compañía Nacional de Subsistencias Populares, mejor conocida como la CONASUPO, en donde se descubrieron enormes irregularidades en las que no importo la salud de los mexicanos con tal de realizar “jugosos” contratos para enriquecerse indebidamente, como lo fue la compra de leche en polvo contaminada con radiación por la fuga del reactor nuclear de Chernóbil para venderla a las familias más pobres del país. Caray, con esos antecedentes, ¿qué podía salir mal?. Basta decir que en ambos casos los presidentes en turno lo protegieron y nunca pisó la cárcel, algo debe saberles.
Así, por otro lado, supimos de la compra irregular para la construcción del Tren Maya de piedras de las llamadas balasto a una empresa de nueva creación propiedad de amigos de Andrés Manuel López Beltrán (a) “Andy”, el hijo consentido del entonces presidente y hoy secretario general de su partido Morena. Entre otros sonoros casos de corrupción.
Pues bien, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) el pasado día 20 de febrero ha dado a conocer los resultados de su auditoría a la cuenta pública del año 2023, el quinto año del gobierno de la llamada 4t, si de esos a los que se les llena la boca en afirmar que ya se terminó la corrupción, en la que se encontró irregularidades por la friolera de 51 mil 979 millones de pesos.
¿Cuánto medicamento y material médico se podría comprar con ese dinero?, ¿cuántas aulas escolares equipadas se podrían tener?, ¿cuántas calles se podrían pavimentar en nuestras ciudades?, ¿cuántas patrullas podrían tener las policías en nuestro país?
De ese es el tamaño del boquete que la corrupción está dejando cada año en las finanzas del país, en este nuestro querido México que cada año se endeuda más para poder seguir manteniendo a este gobierno inútil que tan solo en el mismo año 2023 obtuvo una deuda de un billón 292 miles de millones de pesos.
Y si nos podemos sentir ofendidos por tanta corrupción, hay alguna entre ella que verdaderamente es mayúscula, les explico.
En el mismo informe de la ASF se señala que BIRMEX, la empresa del gobierno del sector salud que dirige Iván de Jesús Olmos Cansino, que entre otras atribuciones tiene el mandato presidencial de realizar las compras consolidadas de medicamentos, manejar la Mega Farmacia y garantizar la distribución de éstas por todo el país, nos enteramos que en 2023 se realizaron compras irregulares de medicamentos por un importe de mil 044 millones de pesos, incluso incumpliendo en la supervisión de los estándares de calidad. ¿Con las necesidades de salud en el país? Eso es no tener progenitora.
Pero no solo los faltantes de dinero, gastos injustificados y moches son corrupción, también debemos cuantificar el dinero público que año tras año se pierde por la incapacidad cuatrotera para administrar, por ejemplo, con información de la plataforma de investigación periodística Más Información, nos hemos enterado de que, tan solo en el 2024, el sexto del desgobierno de la 4t, las empresas estatales Tren Maya, Mexicana de Aviación, Grupo Aeroportuario, Ferroviario, de Servicios Auxiliares y Conexos Olmeca-Maya-Mexica (GAFSACOMM), y, Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec, mismas que son administradas por militares, tuvieron pérdidas que superan los 3 mil 039 millones de pesos. Otro enorme agujero en las finanzas públicas.
Y no es por desconfiado, pero como dice el dicho “piensa mal y acertaras”, el sospechosismo ronda sobre los 9 fideicomisos manejados por la milicia, pues en el mismo 2024 ya tienen nada más y nada menos que 123 mil 731 millones de pesos, lo que representa un incremento del nada despreciable 1,595% en el sexenio de López. Si, en este gobierno que ha tomado el tema de los fideicomisos del poder judicial como justificación de la corrupción que alegan consiste en tener esos instrumentos. ¡¡¡Hipócritas!!!
¿En dónde dejaron el prometido combate a la corrupción?
En mi concepto, la corrupción es rampante en los gobiernos de la 4T, que como buenos políticos de antaño llegaron solo a servirse del poder público para enriquecerse, no importa que el país esté en declive sin servicios públicos básicos como salud, educación de calidad y seguridad pública, pues finalmente unos se protegen a los otros, como buenos socios del mismo cartel.
Es momento de que los ciudadanos abramos los ojos, no nos quedemos callados y participemos en actividades político/sociales, pues ante el evidente robo de los recursos públicos y con el desmoronamiento del poder judicial, pronto ya no habrá órgano o institución de gobierno que haga justicia.
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