El 5 de febrero en el calendario oficial se festeja la promulgación de la Constitución Mexicana, tan solo como referencia ese mismo día y anteriormente el festejo nacional era el de San Felipe de Jesús, mártir y primer santo mexicano, pero con la corriente laicista seguramente para opacar este festejo fue que se decretó el de la Constitución el mismo día, y podemos decir que con tantos cambios poco tiene ya que ver con la original.
Normalmente en esta conmemoración entre los invitados siempre se encontraban los tres poderes de la federación; el ejecutivo que preside la ceremonia, el legislativo y el judicial, sin embargo, este año y en una decisión que no parece muy republicana por más que se diga lo contrario, la presidenta decidió que el Poder Judicial no fuera invitado a dicha ceremonia, lo que indica un menosprecio de dicho poder y un desequilibrio entre los poderes, y es un grandísimo error.
Pero podemos decir que, aunque el poder legislativo si va a estar presente, en la práctica ha demostrado con amplitud que no es un poder independiente, sino una especie de secretaría del poder ejecutivo, donde simplemente cubren la función de aprobar sin ningún análisis todas las iniciativas de la presidencia.
Por otro lado, se está viviendo un proceso de desintegración del poder judicial ya que, con la elección democrática de jueces y magistrados, todos preseleccionados por su afinidad a la 4T y su ideología, pasará seguramente a ser en su actuación algo similar al legislativo en la que todas las resoluciones seguramente irán en el sentido de lo que convenga a la 4T.
Todo lo anterior nos presenta un panorama verdaderamente preocupante, pues nunca ha sido bueno que todo el poder de una nación gire en torno a la voluntad de una sola persona sin que haya contrapesos en los otros dos poderes, por eso se puede decir que de tres poderes que constituyen la república, en la práctica solamente quedará uno.
Esto aunado a un panorama un tanto difícil en el ámbito internacional con respecto a lo que piensa implementar el presidente Trump, a menos que el gobierno mexicano sea capaz de adoptar medidas eficaces para combatir a los cárteles y al crimen organizado que ya no solamente se dedica a la venta y tráfico de drogas, sino que ha expandido sus actividades a controlar la comercialización de productos, derecho de pisos, secuestro y otros delitos.
Todo lo anterior nos deja mucho que pensar y analizar a los ciudadanos para tratar de encontrar formas para poder actuar como contrapeso.
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