Así vivimos hoy. Se hace lo que el Mesías quiere, “caiga quien caigare”.
Hace muchos, muchos años, cuando el comunismo era la ideología en boga entre estudiantes y trabajadores, en los círculos sociales se hacían chistes y se citaban frases que hacían mofa de la doctrina comunista.
Por ejemplo, era célebre esta frase atribuida al dramaturgo George Bernard Shaw: Quien al llegar a los 25 años de edad no ha sido comunista, es un imbécil; pero quien sigue siendo comunista después de los 25 es aún más imbécil.
Otras frases eran sarcásticas, como la que decía: Entre comunistas, lo tuyo es mío y lo mío también es mío”, y alguna sirvió incluso como base para un anuncio: “Yo era comunista, hasta que me saqué la lotería”.
En estos convulsionados días que vive nuestro país, encajan con precisión frases similares. Por ejemplo: Hágase tu voluntad… en los bueyes de mi compadre”. O bien: “Nada fuera de la ley, nadie por encima de la ley… excepto yo y lo que yo diga”.
Los dirigentes, diputados y senadores del partido en el poder, Morena, son los más claros exponentes de la aplicación de estas frases; y en especial de la última que, por cierto, es repetida parcialmente por el titular del Ejecutivo Federal con singular insistencia.
Prácticamente todos los días, en la homilía matutina, se escucha la primera parte: “Nada fuera de la ley, nadie por encima de la ley”, y en el transcurso del día se aplica la segunda: “…excepto yo y lo que yo diga”.
Los funcionarios viajan en líneas comerciales en vez de usar el avión presidencial, que aún no logramos vender, pero sí fletamos un jet de la Fuerza Aérea Mexicana para traer a México a un expresidente extranjero en cuya patria se le considera dictador.
El presidente de México no tiene escolta, “lo cuida el pueblo”, pero el expresidente de Bolivia es permanentemente escoltado por elementos mexicanos.
Retiramos las pensiones a todos los expresidentes de México, pero pensionamos –sin sustento legal alguno– al exmandatario extranjero Evo Morales.
Es decir, en Cuatrotelandia las cosas son como quiere que sean el partido que “mandata”, porque Morena no ha entendido que el papel de quien gana una elección es ceñirse a la ley, no imponer caprichos.
Por eso, la grey morenista no titubeó en exhibir a su dirigente Ricardo Monreal, quien, al reconocer que se frustró la votación “democrática y transparente” para definir la sucesión en la titularidad de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, había ofrecido públicamente reponer el proceso.
Sin embargo, sus correligionarios decidieron aplicar la conocida doctrina del “me–canso–ganso” y, entre golpes, gritos y protestas, Rosario Piedra Ibarra se despojó de su dignidad para asumir el cargo de titular de la CNDH, contra viento y marea.
El resto es historia. Incluida la sorpresa que demostró la impuesta “onmbudsperson” cuando se enteró –porque, aunque usted no lo crea, lo ignoraba– de que en México se asesina a periodistas. Así vivimos hoy. Se hace lo que el Mesías quiere, “caiga quien caigare”.
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