Si las relaciones entre personas, entre familias, entre compañeros de trabajo, aún entre amigos atraviesan por situaciones conflictivas, lo mismo sucede entre las naciones, de ahí que la historia sea una sucesión de interminables guerras que se siguen batallando en el presente.
Podemos decir que hay veces en que la realidad presenta situaciones que hacen complicada la convivencia, como lo podemos pensar en la relación de México y Estados Unidos, que siendo vecinos geográficos con una enorme frontera común, desde sus orígenes presentan diferencias notables , solo por recordar algunas, México se formó como un país de fusión cultural entre pueblos originarios y españoles que llegaron a colonizar y evangelizar, por lo que sus raíces culturales fueron eminentemente católicas y la lengua el español, mientras que los vecinos del norte se formaron con la unión de trece colonias muy diferentes entre sí, con influencia de los ingleses cuya lengua adoptarían, y desde sus inicios se vislumbraron como una nación con grandes ambiciones económicas y territoriales.
La ambición territorial de Estados Unidos trajo como consecuencia una guerra entre ambos países de 1946-1948 que perdería México, y como consecuencia tendría que ceder la mitad de su territorio. Ya desde antes de la guerra el intervencionismo de los vecinos del norte en la política mexicana había sido siempre constante, favoreciendo a los gobiernos liberales y masónicos, incrementando la desunión entre los mexicanos.
En estos días se acaba de iniciar un nuevo gobierno presidido por el presidente Donald Trump, de ideas de derecha, y México por su parte tiene una situación muy particular, pues hay un nuevo gobierno, pero que se proclama como continuación del anterior, y es de izquierda, y por lo tanto socialista en contraste con el del vecino del norte.
Ya desde antes de la toma de posesión y confirmada durante la misma el presidente Trump habla de tener en la mira como uno de sus objetivos más importantes la relación con México, y no luce su posición precisamente amistosa amenazando con regresar a México millones de inmigrantes, incrementar aranceles, favorecer que industrias que se encuentran produciendo en nuestro país de forma muy eficiente regresen con sus operaciones a los Estados Unidos y al menos algo que se ve favorable que es que a los cárteles se les ha nombrado organizaciones terroristas, lo que seguramente obligará a México a cambiar aunque no lo reconozca públicamente, su política de abrazos no balazos, con lo que esperamos que se mejore la seguridad del país que se encuentra fuera de control.
De cualquier manera será importante que los ciudadanos no perdamos de vista las situaciones internas del país que ha generado este y el anterior gobierno con políticas populistas, y esperando las serias consecuencias de la elección popular de jueces y magistrados, por lo que podemos decir que no es que nuestros problemas se inician por el cambio de gobierno de Estados Unidos, sino que tenemos nuestros propios problemas que habrá que seguir muy de cerca para ver en que campos la ciudadanía puede actuar.
* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com
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