Generalmente el título de un documento es más sugestivo y atrae mucho más si está redactado en un tono positivo. Lo negativo cierra horizontes y dificulta la empatía. El negativo pone en guardia pues despierta sospechas. Pero este título nos reta porque vivimos en un país que se precia de ser democrático.
La ética está estructurada como ciencia debido a la importancia que tiene que definir el bien en general y el bien en particular. Todos deseamos paz, respeto, buenos modales, y otras manifestaciones para vivir seguros y confiando en que nadie nos hará un mal. Y esta ética de libro nos lo da a conocer.
Pero para gozar de los resultados de la ética no basta con que esté en los textos científicos, ni en manuales donde nos enumeran una serie de consejos. Todo ese contenido lo debemos incorporar cada uno a todas nuestras actividades. Y para medir nuestro proceder periódicamente hemos de cotejar las recomendaciones con nuestros propósitos, hechos y dichos.
Continuamente mencionamos a la democracia pues nuestra patria manifiesta con orgullo vivir este régimen. Esta estructura necesariamente nos incluye, pero ¿realmente conocemos el perfil de este sistema? absolutamente dependiente de sus ciudadanos.
En el mundo occidental, entendemos la democracia como un sistema político que incorpora al pueblo en la organización y ejercicio del poder civil por medio de la intercomunicación o diálogo permanente entre gobernantes y gobernados. Con las siguientes condiciones: el respeto a la dignidad y libertad de toda persona humana, y el respeto a los derechos de los grupos intermedios entre individuos y Estado.
Todo régimen político configura ideológicamente la estructura del Estado-Secretarías (órganos e instituciones oficiales) y diseña una estructura social Estado-Comunidad por medio del logro de objetivos sociopolíticos concretos contenidos en su correspondiente orientación política.
La ética exige a los gobernantes en cualquiera de sus niveles un diálogo constante con sus gobernados y a los gobernados intervenir en ese diálogo, ambas partes sin descuidar el respeto a la dignidad y libertad de cada ciudadano y el respeto a los derechos de los grupos intermedios: sus familias, sus negocios, …
La ética exige la veracidad para que exista la comunicación y también exige honestidad en los procesos para llevar a cabo los objetivos sociopolíticos.
¿Qué testimonios estamos recibiendo? Desde el sexenio pasado se inauguró una nueva forma de establecer la comunicación de los gobernantes con los gobernados: las mañaneras. Esto es absolutamente opinable y no tenemos por qué objetarlo. Sin embargo, sí nos corresponde estar atentos a los datos que recibimos, somos los destinatarios de esos acontecimientos y debemos dar a conocer cómo se vive esa realidad eso nos lo exige la democracia. Si las mañaneras son unilaterales no hay diálogo eso no es democracia.
En el sistema democrático se incorpora a todos. No se excluye a nadie ni por sus enfoques, ni por su religión, ni por el modo de trabajar o de organizarse si está dentro de la justicia y el respeto a todos. En el sexenio pasado se culpó de todos los males a los gobiernos anteriores que eran de otros partidos y eso polarizó y dividió: resultados antidemocráticos.
Ese argumento ya no se utiliza porque gobierna el mismo partido. ¿A quién van a culpar? Tenemos datos irrefutables: el sexenio pasado tuvo más de doscientos mil muertos. Y los grupos delictivos del narco estaban y siguen dominando demarcaciones por todos conocidas. ¿Se debe afirmar como lo afirman que esos grupos no actúan? Esos grupos han llegado a otros Estados. ¿En las mañaneras dan espacio para esas denuncias? ¿Eso es diálogo?
La presencia del narcotráfico es evidente y lo que trafican ¿en dónde se fabrica? No podemos tapar el sol con un dedo y quien lo haga falta a la veracidad, falta a la ética, mata la democracia.
En la democracia se admite la iniciativa de todos los ciudadanos. Las mañaneras no pueden ser los únicos modos aceptados de comunicación y de información. Todas las voces han de respetarse y si se acusa a alguien de faltar a la veracidad habrá que probarlo. Las pruebas son necesarias y hace mucho que se desacredita sin pruebas. Eso falta a la Ética y por lo tanto destruye la democracia.
Al prestigio de nuestro país le afectan todos estos sucesos, conocidos por todos y han traspasado nuestras fronteras. Son hechos con evidencias.
Algo más sobre la estructura democrática occidental está en las instituciones que forman el Estado -Secretarías y son el legislativo, el ejecutivo y el judicial. El Estado-Comunidad consta de regiones descentralizadas, partidos políticos y sindicatos. Todo ello encausa la libre participación de los ciudadanos tanto en la organización del poder como en su ejercicio.
Si la estructura democrática se simula y en el fondo solamente actúa el ejecutivo porque absorbe a los poderes legislativo y judicial, y somete a las regiones descentralizadas, a los partidos políticos y a los sindicatos, realmente lo que se vive es una dictadura disfrazada de democracia.
El énfasis que los políticos ponen en la educción garantiza el auténtico deseo del gobierno de conseguir un pueblo bien formado, que sepa colaborar y que sepa presentar buenas propuestas y corregir errores si los hubiera. Sólo un pueblo educado colabora democráticamente. Sin educación el pueblo deja todo en la autoridad que sin contrapeso fácilmente cae en autoritarismo.
El ideal de la democracia es tener un pueblo educado y de allí se podrá elegir a los más aptos para dirigir. Y la aptitud tendrá dos vertientes: dirigentes éticos que cultivan las virtudes y pueblo culto que también es virtuoso. Una estructura así destierra a los cobardes que son quienes dejan hacer cualquier cosa y dejan pasar cualquier barbaridad.
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