Desde hace muchos años, enero se caracteriza por la “cuesta”, es decir, las primeras semanas del año se padece en lo económico, y se remonta a tiempos atrás cuando más gente acudía a las casas de empeño como el Monte de Piedad. Por desgracia, este 2025 pinta para tener una cuesta de enero bastante empinada que podría ser sólo el inicio de un año muy complicado para todos los mexicanos.
Para empezar, hoy se paga la gasolina más cara del mundo y ese precio no corresponde al aumento inflacionario como se intenta convencer. El gobierno actual elevó al 40 por ciento el IPES, que en efecto, como puntualizó la actual titular del Ejecutivo fue un impuesto creado por los gobiernos neoliberales y que siguió vigente en los seis años del gobierno de López y en éste. El aumento del precio de la gasolina impacta los precios de los productos destacando los de la canasta básica. A esto se debe sumar el aumento en luz y en gas que también va a presionar la economía de las familias.
Por otro lado, aunque se decretó un aumento del 12 por ciento al salario mínimo, el impacto positivo que estos aumentos de dos dígitos tuvieron en algún momento, hoy se han diluido porque en lugar de favorecer un aumento general en todos los sueldos, lo que ha pasado es ese que el número de trabajadores que reciben el sueldo mínimo se ha incrementado y los que ganaban 2 o 3 o hasta 4 salarios mínimos se han reducido. Y como muestra de lo empinada que será la cuesta de enero, se debe considerar que en diciembre de 2024 en el IMSS se perdieron 405 mil empleos, la baja más fuerte en la historia y nos deja con 213,993 nuevos empleos para todo 2024, lejísimos del supuesto millón que se requieren por año. A la par de esta contracción, hay otra quizá más grave: el número de empleadores bajó un 1.7 por ciento, cifra mayor a la registrada en la crisis de 2008 que fue de 1.2 o en la pandemia que fue de sólo 0.4, es decir, sin que sea evidente una crisis ya se tiene una contracción en quienes proveen empleo y pagan prestaciones. En pocas palabras, los trabajadores ganan en proporción menos; hay menos empleos formales y todavía menos empleadores, o sea, menos empresas.
Tal vez porque los adultos mayores reciben su pensión de manera todavía no hay reclamos; pero contrario a los discursos electoreros, el aumento fue de únicamente 200 pesos mensuales, es decir, del 3 por ciento. Muy lejos, no digamos del aumento del salario mínimo, sino también de la inflación. No se puede obviar que prácticamente todos los adultos mayores requieren alguna medicación, y muchos las pagan con sus recursos; pero los que estén cubiertos por la seguridad social seguirán batallando para surtir sus recetas y deberán cubrirlas con su dinero. Pues, las licitaciones para cubrir el abasto de medicinas (una de las fallas más evidentes del gobierno anterior) están presentando nuevamente muchos problemas, y el desabasto, en el mejor de los casos, durará hasta marzo/abril de este año y eso presionará la economía de los adultos mayores, y de todas las familias mexicanas en general.
Asimismo, la cuesta de enero de 2025 estará marcada por el inicio del segundo periodo de Trump y la duda de si cumplirá sus múltiples amenazas que pueden alterar significativamente el panorama de la economía nacional, sin hablar de las implicaciones en la seguridad y todo lo que eso conllevaría. Resulta difícil predecir qué hará en verdad Trump, y cuál será la verdadera reacción del gobierno actual; pero hay pocos signos en este momento para apuntar a que será favorable para el mexicano de a pie.
En este panorama, es necesario comenzar a articular un mensaje más claro sobre la responsabilidad del gobierno en complicar la situación económica, buscando maneras desapasionadas y objetivas para que la mayor cantidad de mexicanos se vuelque en una actitud de exigencia real antes de que sea demasiado tarde.
Te puede interesar: 2025, año del Jubileo
Facebook: Yo Influyo