En el mundo hay unos 10 millones de personas no tienen nacionalidad, ningún Estado las reconoce como ciudadanos y carecen de las protecciones que una nación debiese garantizar.
Sin nacionalidad, sin papeles oficiales, sin protección, expuestas a los abusos y a la discriminación, así viven las personas apátridas, que no son reconocidas como nacionales por ningún país conforme a su legislación. Es decir, oficial y legalmente, no existen.
Inclusive, si mueren, en algunas ocasiones no pueden tramitar un certificado de defunción.
El estatus de apatridia lo adquiere una persona que no tiene prueba o papel alguno para identificarse, dicha situación se da por discriminación en las leyes de nacionalidad debido a temas raciales, religiosos o de desigualdad de oportunidades; también influyen las guerras o sucesión y disolución de Estados.
Por ejemplo, en Siria es muy común que suceda dicha problemática debido a la falta de documentación civil en la población por el desplazamiento a los que se ven forzados a miles de sirios a causa de los conflictos armados en el país.
Y es que, hay algunas naciones que tienen permitido negar a sus ciudadanos de la nacionalidad, según sus leyes elaboradas con criterios discriminatorios. La Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) estima que la mayoría de las poblaciones apátridas pertenecen a minorías étnicas y religiosas.
La apatridia, a veces puede ser hereditaria; inclusive, hay lugares en los que los niños cuyos padres están en condición de desaparecidos o fallecidos, no se les pudo otorgar una nacionalidad y ahora son adultos.
Tal situación expone a las personas sin nacionalidad a vivir en marginados del resto con las que convive, pues afecta los derechos socioeconómicos, civiles y políticos, entre los que destacan: educación, empleo, vivienda, atención médica, libertad de circulación y participación política.
Es decir, las personas que no tienen algún registro que compruebe su nombre y su nacionalidad, no pueden estudiar en alguna escuela, tampoco pueden emplearse, adquirir una vivienda, acudir a un hospital en caso de que necesiten ser revisados por un doctor, tampoco pueden votar o casarse.
En algunos casos, para mantener a su familia, trabajan ilegalmente en las industrias más peligrosas con sueldos muy bajos, y tiene que aceptar tales condiciones ya que viven bajo la amenaza de ser detenidos.
Vivir entre sombras.
Después de salir de sus países, se enfrentan a ser invisibles.
Así viven millones de personas apátridas, no poseen una ciudadanía y, por lo tanto, sus derechos son amenazados.Cada país puede cambiar su legislación para que esto deje de ocurrir.? pic.twitter.com/C530MZW9eB
— Acnur/Unhcr Américas (@ACNURamericas) 8 de octubre de 2019
La Agencia de la ONU para los Refugiados advierte que la apatridia impacta en la sociedad en el sentido de que la exclusión de dicho sector de la población pudiese provocar tensiones sociales lo que perjudicaría el desarrollo económico y social.
Asimismo, señala que los países con mayor cantidad de personas apátridas son los asiáticos: Myanmar, Kuwait, Tailandia e Irak; también Costa de Marfil y República Dominicana.
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Personas sin nacionalidad en México
En México, no existe un registro oficial de las personas apátridas. Existe un estudio de la Universidad Iberoamericana que está basado en solicitudes de información al Instituto Nacional de Migración. Sin embargo, no se contempla a las personas apátridas que no están registradas.
De acuerdo con el informe Apatridia en México. El uso de la protección internacional como instrumento de la política migratoria, en nuestro país, hasta el 2017 se reconocieron como apátridas a 3 073 personas.
La mayoría de esas personas son originarias de la República Democrática del Congo con 1 775; le sigue Brasil con 244; India con 148; Nepal con 107; y Bangladesh con 101 personas que tuvieron que dejar su lugar de origen.
Todos merecen tener derechos
Frente a la situación en la que que viven personas que no tienen derecho a tener derechos por algún acto de discriminación, emergencia o conflicto armado en su país, la Agencia de la ONU para los Refugiados recuerda los instrumentos internacionales que garantizan el derecho a la nacionalidad y la protección de personas apátridas.
Asimismo, hace una serie de recomendaciones para que los países, en coordinación de la Acnur, para combatir el mal que afecta a 10 millones de personas y que se sigue heredando por generaciones:
– Resolver las principales situaciones existentes de las personas apátridas.
– Eliminar la discriminación hacia las mujeres en las leyes nacionales.
– Evitar la negación, pérdida o privación de la nacionalidad por discriminación.
– Prevenir la condición de apátrida en la sucesión de Estados.
– Los países deben conceder el estatuto de protección a las personas apátridas, así como facilitar su naturalización.
– Se debe garantizar el registro de nacimientos, para combatir el estado de apátrida en las personas desde que nacen.
– Mejorar la cantidad y calidad de los datos sobre las poblaciones apátridas, ya que se cuenta con información imprecisa.
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