En la celebración de la Misa de Noche Buena llevada a cabo en el Vaticano este 24 de diciembre, el papa Francisco abrió la Puerta Santa en la Basílica de San Pedro, marcando el inicio del Jubileo Ordinario de 2025. De esta manera se inauguró el Año Santo que concluirá en enero de 2026.
El Sumo Pontífice abrió la Puerta en silencio y posteriormente hizo una pausa para decir la oración: Esta es la puerta del Señor. Por esta puerta entran los justos Entraré en tu casa, Señor. Me postraré ante tu templo santo. Ábranme las puertas de la justicia. Entraré para dar gracias al Señor.
Posteriormente mientras sonaban las campanas de la Basílica de San Pedro el Papa seguía su camino hacia el altar acompañado por cardenales, obispos y algunos representantes del pueblo de Dios de los cinco continentes.
Con la apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro se invita a los fieles de todo el mundo a ser parte de la “experiencia viva del amor de Dios”, ofreciendo así una esperanza cierta de salvación en Cristo.
El gesto de abrir la Puerta Santa es un rito profundamente significativo, no solo para la Iglesia, sino para todos los cristianos. En palabras del Papa, “este es el momento de un nuevo Jubileo, un tiempo de gracia que nos llama a la reconciliación, a la conversión y a un renovado encuentro con Dios. La Puerta Santa no es solo un umbral físico, sino un símbolo de la invitación divina a cruzar hacia un nuevo comienzo, un camino de esperanza que se abre ante todos”.
Como parte de la solemnidad del inicio del Año Santo, en los próximos días se abrirán las Puertas Santas de la Basílica de San Juan de Letrán, el 29 de diciembre; Santa María la Mayor, el 1 de enero de 2025; y San Pablo Extramuros, el 5 de enero.
Y no sólo eso, por deseo del mismo Santo Padre, el 26 de diciembre el Pontífice abrirá la Puerta Santa en la cárcel de Rebibbia de Roma, para ofrecer a los presos un signo concreto de cercanía, a fin de que sea para ellos un símbolo que invita a mirar al futuro con esperanza y con un renovado compromiso de vida.
Aunque el Jubileo Ordinario es una celebración propia de la Iglesia católica, la coincidencia del Jubileo con el aniversario del Primer Concilio Ecuménico ofrece la oportunidad de incluir en su celebración a hermanos y hermanas de otras Iglesias y Comuniones cristianas.
En la Bula de convocatoria del Jubileo, el papa Francisco escribió que el aniversario del Concilio de Nicea «invita a los cristianos a unirse en alabanza y en el agradecimiento a la Santísima Trinidad y, en particular, a Jesucristo, Hijo de Dios, “de la misma naturaleza del Padre”, que nos ha revelado semejante misterio de amor».
Como es costumbre en la festividad de Noche Buena, fueron invitados a la Basílica de San Pedro para la Misa representantes de otras Iglesias y Comuniones cristianas presentes en Roma, algunos de ellos fueron invitados a estar entre los que cruzaron el umbral de la Puerta Santa después del Santo Padre.
De acuerdo a las autoridades eclesiásticas esta invitación es un gesto de hospitalidad, que los invita a compartir la alegría de la Iglesia católica en la apertura del Jubileo. No debe interpretarse como un intento de asociarles a elementos del Jubileo, como la indulgencia jubilar, que no están en consonancia con las prácticas de sus respectivas comunidades.
¿Sabes cómo vivir el Año Santo?
Te puede interesar: Inicia el Jubileo 2025 “Peregrinos de Esperanza”
Facebook: Yo Influyo