La clave contra el pánico escénico es entender que es un proceso natural, que dura poco tiempo, porque nuestro organismo enseguida se autorregula.
¿Sabías que uno de los mayores miedos que tenemos los seres humanos es hablar ante otras personas? En el trabajo y también en nuestra vida particular, a veces nos toca hablar en público. Y súbitamente sentimos un terror que nos paraliza. ¿Se puede superar?
Muchos hemos sentido el azote del pánico escénico en algún momento: en el trabajo, familia o comunidad; en una presentación formal o en una fiesta familiar; a veces, cuando menos lo esperábamos.
Y para algunos, tal vez para ti, el pánico se ha quedado instalado en tu interior, haciendo de cada ocasión en la que te has de dirigir al público una amarga experiencia, o lo peor: no querer jamás volver a hacerlo.
El pánico escénico se puede trabajar, no tenemos por qué aceptarlo como un mal inevitable: no puedo… soy malísimo… me pongo demasiado nervioso. Para ello, es muy útil distinguir entre distinto tipos de miedos escénicos, que tienen distintas raíces y formas de enfrentarlos:
Hay un pánico escénico natural, inevitable hasta cierto punto, que es aquel que sentimos en el instante en que nos nombran para que tomemos la palabra. Procede del hecho de que nuestro organismo, cuando tiene que abordar una situación compleja (de tensión, riesgo o compromiso), se pone en alerta liberando adrenalina al torrente sanguíneo. Esto genera taquicardia, sudoración y otras manifestaciones de inquietud, que nos impiden empezar tranquilamente nuestra intervención.
En este caso, la clave es entender que es un proceso natural, que dura poco tiempo, porque nuestro organismo enseguida se autorregula.
Pánico escénico de otro tipo es el que procede directamente del sabotaje de nuestra mente: en vez de confiar en nuestra preparación y habilidades, empezamos a pensar en cómo lo vamos a hacer y en las posibilidades de que salga mal.
Tenemos que confiar en nuestras capacidades ya entrenadas, en que sabemos hacerlo y podemos hacerlo. Y un consejo: diez minutos antes no pensar en lo que vamos a presentar.
El pánico escénico también es aquel que llevamos dentro, que sólo pensar lo tenemos que hacer en tres días o tres semanas, nos afecta. Generalmente procede de una mala experiencia que nos marca; la cual podemos superar practicando varias veces antes y siendo conscientes de que fue sólo una vez que salió mal nuestra intervención.
Algunos consejos prácticos para superar este miedo tan común que nos comparte Ferrán Ramón en la Revista El País:
1. Realiza ejercicios de respiración profunda unos minutos antes de la intervención.
2. No repasar el guion ni pensar en los contenidos diez minutos antes: lo que sabemos ya lo sabemos. Lo que olvidemos nadie se dará cuenta.
3. No pensar en “cómo lo tengo que hacer”. Confiar en nuestros recursos internos, que antes hemos entrenado.
4. Relajarse: rememorar una situación agradable, pensar en una persona querida, sentir emociones positivas.
5. No tener prisa por empezar. Tomar posesión del espacio escénico y mirar a la gente antes de pronunciar la primera palabra.
No le tengas miedo a hablar en público, si te cuesta trabajo lo irás logrando poco a poco. Confía en tus conocimientos y preparación, y verás que no es difícil hacerlo, y seguramente, la satisfacción y resultados serán muy buenos.
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