Quien recibe a los emigrantes está recibiendo gratuitamente hombres sanos que comienzan a trabajar y a rendir frutos al día siguiente de su llegada.
No hay día en que las noticias dejen de hablar acerca de las peripecias –en muchos casos, auténticas tragedias– por las que atraviesan muchos de nuestros compatriotas cuando intentan cruzar la frontera para llegar a los Estados Unidos.
Un problema que va en aumento y que en últimas fechas se ha visto agravado por la gran cantidad de inmigrantes centroamericanos que –después de atravesar México– intentan pasar al vecino país del norte.
En las oleadas de inmigrantes que llegan a nuestro país hay de todo: desde mafias pertenecientes a la mara salvatrucha hasta humildes obreros y campesinos que abandonan su terruño en busca de un futuro más prometedor.
Y lo mismo podemos decir de nuestros compatriotas que todo lo dejan siguiendo la luz de la esperanza.
Hay que desengañarnos y comprender que cuando alguien se ve obligado a emigrar no lo hacer por la simple emoción de la aventura.
La emigración supone el dolor de que atrás quede una familia que ve partir al padre, al hijo o al hermano sin saber si volverá a verlos algún día.
Ahora bien, consideramos dura y hasta cierto punto injusta la posición del presidente Donald Trump cuando se refiere a los emigrantes con palabras hirientes y despectivas.
Como empresario exitoso que es, Donald Trump debería de ser el primero en reconocer la gran función social que realiza todo inmigrante que llega a un país extraño buscando un nivel de vida más digno.
Sería prudente hacernos la siguiente pregunta: En el plano meramente económico… ¿Quién gana con la emigración?
La respuesta es compleja; sin embargo, podemos afirmar que quien más se aprovecha del emigrante es el país que lo recibe.
Quien recibe a los emigrantes está recibiendo gratuitamente hombres sanos que comienzan a trabajar y a rendir frutos al día siguiente de su llegada.
Quien recibe a los inmigrantes se ahorra lo que cuestan esos hombres desde que nacen hasta que alcanzan la edad productiva.
Ahora bien, una vez que se han establecido e incluso subido de nivel en el país de acogida, muchos de esos inmigrantes ponen su propio negocio transformándose en empresarios.
Empresario es quien “emprende” algo. Empresario es quien funda una industria que, sea grande o pequeña, produce beneficios.
*En primer lugar, el empresario se beneficia a sí mismo puesto que logra crear un negocio que habrá de darle de comer tanto a él como a los suyos.
*En segundo lugar, beneficia no solamente a sus empleados sino también a las familias que de ellos dependen.
*En tercer lugar, beneficia a la sociedad al crear riqueza pública, como sería el caso de un panadero fabricando alimentos, de un constructor ayudando a resolver el problema de la vivienda o de un industrial textil contribuyendo a que la gente se vista con decoro.
*En cuarto lugar, beneficia a la seguridad pública puesto que, al contarse con fuentes de trabajo, esto ayuda a que no se produzcan robos con violencia los cuales –la mayoría de las ocasiones– son causados por el desempleo.
*En quinto lugar, el empresario beneficia a todo el país ya que, al pagar impuestos, esto le proporciona al erario los recursos necesarios para que se puedan construir carreteras, escuelas, hospitales, orfanatorios, presas, asilos, etc.
Pues bien, todo esto es lo que –en mayor o menor escala– durante muchísimos años han hecho los emigrantes que han llegado a nuestro país, entre los que destacan de manera muy especial españoles y libaneses.
Todos ellos, al beneficiarse a sí mismos, han beneficiado también a sus trabajadores, a las familias de éstos, a la sociedad y a la Hacienda Pública.
Ante todo lo anterior…¿Alguien pone en duda los beneficios que podrían acarrearle al vecino país del Norte todos aquellos que cruzan la frontera?
Considerando que la mayoría de nosotros cuenta con un emigrante español en su árbol genealógico y considerando también los beneficios que esos antepasados nuestros le han proporcionado al pueblo mexicano, citamos unas frases escritas al pie de una escultura que se encuentra en el Puerto de Veracruz (frente al Café de La Parroquia) y que fue erigida precisamente en honor del emigrante español:
“En recuerdo de todos los emigrantes españoles que llegaron a México por este puerto en busca de un mejor futuro y que con su trabajo han contribuido a engrandecer a esta generosa y hospitalaria nación mexicana”.
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