México debe ser fiel a los principios que la bandera simboliza el blanco: religión católica, verde: libertad, rojo: unión.
Del Decálogo depende no solamente nuestra vida eterna,
sino también nuestra felicidad temporal y que,
o la humanidad permanece fiel a los mandamientos de Dios
o tendrá que resignarse a no gozar una vida humana tranquila, pacífica, feliz, sana.
Thiamer Thot, obispo de Veszprém Hungría.
Todos los gobiernos de izquierda nos prometen siempre y sin cumplirlo, la paz, seguridad, eliminar la violencia y la corrupción, productividad, trabajo y otras muchas cosas. Especialmente el actual gobierno de Morena insiste en que en todo lo anterior no hubo nada positivo, que siempre hubo corrupción, que López Obrador es el único que ahora con la cuarta transformación va a sacar adelante al país. El cambio que ahora sí se va a dar, acabará con la corrupción, la violencia, la pobreza, la falta de seguridad. Siendo de risa que en este aspecto pretende lograrlo “pidiéndole” a los narcos, huachicoleros, y delincuentes (asaltantes, secuestradores, violadores, asesinos, etcétera.) “que ya se porten bien”, que no va usar la violencia, ni va a caer en provocaciones.
Nunca se logrará un verdadero cambio positivo, mientras no tengamos en cuenta la afirmación muy clara del obispo de Veszprém Hungría, Thiamer Thot, que vivió la violencia y los horrores del nazismo y peor todavía del comunismo (socialismo), que no respetaban la identidad del pueblo, sino que pretendían imponer una ideología a sangre y fuego: “Del decálogo depende no solamente nuestra vida eterna, sino también nuestra felicidad temporal y que, o la humanidad permanece fiel a los mandamientos de Dios o tendrá que resignarse a no gozar una vida humana tranquila, pacífica, feliz, sana”.
En Polonia, otro país con una población mayoritariamente católica, se acaba de celebrar oficialmente, hace poco (2017), la coronación solemne de la Virgen de Czestochowa. Consciente de la identidad del pueblo polaco la Cámara Baja del Parlamento de Polonia emitió una resolución con motivo del tercer centenario de la Coronación de la imagen de Nuestra Señora de Czestochowa y reconoce que la identidad católica es una de las características de la nación. Actual en su noticiero hablando de laicismo comenta “Un parlamento sin complejos: Polonia reconoce la ‘coronación’ a la Virgen de Czestochowa como reina del país” y añade “el Parlamento polaco ha asegurado que “la Virgen María ha tenido un papel clave de unidad y esperanza”, continuando, lo “que ha conformado la identidad nacional de Polonia”.
Es fundamental tener en cuenta lo que también hace poco pronunció Ángela Merkel, canciller de Alemania ante todo el mundo: “Si Europa quiere salvarse tiene que regresar a sus orígenes, a sus raíces cristianas, a cristo, a leer la biblia”.
Eso puede aplicarse al mundo y específicamente a México. Eso es lo que necesitamos para poder tener un verdadero cambio, para acabar con todos nuestros problemas, incluyendo los graves problemas del medio ambiente. La naturaleza está sufriendo igual que nosotros, las consecuencias de que la izquierda quiera imponer a como dé lugar la cultura de la muerte, con entre otras cosas la ideología de género que va contra la vida, la familia y la libertad religiosa (todas las ideologías son funestas, la comunista-socialista, la nazi, la de género).
No quieren aceptar que como en Polonia, Hungría, Alemania y otros países que practican un verdadero laicismo, no uno totalmente jacobino y anticatólico, que arremete contra la identidad del pueblo y va en contra de lo más sagrado que tiene, sus valores, basados en su fe católica, simbolizada por el blanco de nuestra bandera, la Libertad por el verde de la misma y la Unión por el rojo.
Nuestro congreso, haciendo a un lado prejuicios y consignas debería igual que en Polonia actuar sin complejos, identificarse con el pueblo mexicano, defendiendo todos sus intereses, derechos y principios, velar porque no se le impongan doctrinas e ideologías extrañas que van contra su identidad.
Faltan pocos años para celebrar los 500 años de la aparición de Nuestra Señora María Reina Virgen de Guadalupe que dio lugar al nacimiento de la nación mexicana, que inclusive en su bandera a lleva los colores que iluminan las alas del angelito que va a los pies de Nuestra Señora. Sería maravilloso que nuestro Congreso hiciera una declaración similar a la que hizo el parlamento en Polonia, reconociendo oficialmente a María de Guadalupe como reina y patrona de México, reconociendo que la identidad católica es una de las características de la nación desde su nacimiento y que los mexicanos somos y seremos siempre, orgullosamente católicos-guadalupanos. Que se dice que podrá haber mexicanos que no sean católicos, pero no habrá uno solo que no sea guadalupano.
Tenemos en estos momentos que tomar también en cuenta lo que manifestó muy acertadamente Anna Graham en Estados Unidos: Cómo queremos que nuestro Señor que es todo un caballero se meta en nuestras vidas, si nosotros lo hemos sacado de ellas.
Como en la naturaleza hay señales de sobra de lo que hay que hacer y de que hay que hacerlo antes de que sea demasiado tarde, para salvar a nuestro planeta, así también en lo social, político y económico hay de sobra declaraciones y obras, que nos advierten de que no podemos demorar en recobrar nuestra identidad, retomando nuestras raíces, regresando a nuestros orígenes, reinstaurando la cultura de la vida y del amor que es lo que nos hace invencibles y capaces de alcanzar el México que todos ansiamos.
“Donde hay Bosques hay Agua y Aire puro; donde hay Agua y Aire puro hay Vida”.
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