El trágico terremoto que azotó a la Ciudad de México el 19 de septiembre de 2017 con una magnitud de 7.1 en la escala de Richter, no sólo dejó daños materiales, también afectaciones mentales.
El terremoto que causó estragos en diferentes puntos de la Ciudad de México el pasado 19 de septiembre de 2017, marcó a los habitantes de la metrópoli, con efectos devastadores en pérdidas materiales y vidas humanas.
Sin embargo, ese evento dejó también un mal que no siempre es mencionado: el estrés postraumático. Según datos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), 20% de personas afectadas por eventos como el del sismo aún pueden manifestar el estrés postraumático y de no ser tratado en tiempo puede tener efectos negativos en las personas hasta 20 años después del evento que lo desató.
Pablo Giovanni Medina Derio fue uno de los afectados por estrés postraumático derivado del sismo del 19 de septiembre del 2017. Giovanni Medina afirma que despertaba exaltado, con miedo, angustia y nervios, incluso no quería salir a la calle.
Benjamín Domínguez Trejo, académico de la Facultad de Psicología de la UNAM, asegura que los síntomas que Giovanni presentó fueron las principales señales del estrés postraumático, el cual es un desorden emocional que viene después de un evento fuerte, como el sismo, pero puede ser también desatado por una guerra, una violación, entre muchas otras situaciones. Los síntomas se presentan en diferentes formas dependiendo del evento y la persona, y puede alterar el desarrollo laboral y personal de cada afectado en diversos niveles.
Como muchas de las personas que sufrieron el sismo hace dos años, Giovanni Medina explica que se encontraba laborando, en su caso, la mala experiencia se agravó, pues como cuenta “no pudimos salir del edificio; se cayeron unos estantes que bloquearon la puerta y sólo veíamos cómo se abrían las paredes”.
Además de lo ocurrido en el trabajo, Medina explica que otro factor que influyó en que padeciera de este trastorno es que vive a unas calles del edificio de las costureras, el cual se vino abajo debido al movimiento telúrico; uno de los derrumbes más difundidos por las noticias en esos días, no sólo por los daños de este sismo, sino por ubicarse en la misma zona donde décadas antes fallecieran un número indeterminado de costureras también por derrumbes de sus lugares de trabajo.
El académico de la Facultad de Psicología explica que en ocasiones no sólo a las personas directamente afectadas por el sismo les pueden padecer este mal; a veces, la reproducción de imágenes y noticias también puede causar estrés postraumático. Asegura que existen estudios que revelan que después del sismo que sacudió a Japón en 2011, muchas personas sufrieron estrés postraumático dos semanas después del siniestro y a kilómetros de la zona de desastre.
Benjamín Domínguez aseguró que una persona que padece estrés postraumático debe descansar y regular las horas de sueño, evitar la reproducción de noticias sobre el evento, pero sobre todo, recibir ayuda profesional.
Lo que le ayudó inicialmente a Giovanni Medina para poder superar el estrés, evitar dentro de lo posible ver noticias; además de leer algunos libros de materia de terapia de estrés. Sin embargo, asegura que actualmente si ve algún video relacionado o pasa cerca del lote baldío donde se encontraba el edificio de costureras, todavía reviven los sentimientos de estrés.
Según explica Domínguez, lo que le ocurre a Medina Derio, aún es efecto del trastorno postraumático. Por ello, el académico asegura que las personas que aún tienen ese problema y presentan síntomas parecidos a los señalados, es importante se traten con profesionales, que puedan hablar del evento con técnicas terapéuticas adecuadas.
Si eres una de las personas que presenta algunos de los síntomas señalados, no dudes en buscar ayuda profesional que permita superar episodios de trauma que afectan tu desempeño laboral y tus relaciones personales. Para mayor orientación sobre el tema, la UNAM tiene una línea de atención y orientación psicológica a distancia en el teléfono 56-22-22-88.
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