Habrá que empoderar a los padres para que cada vez se involucren más con sus hijos, esto beneficiará no sólo a las familias sino a todos nosotros también.
Lo que nos separa de nuestros contemporáneos monos, changos o chimpancés muchas veces es materia de estudio por antropólogos. Generalmente se enfocan en el lenguaje, el uso de herramientas, creatividad o habilidades especiales de innovación, las cuales llegan a estar en el concepto de ‘exclusivamente humanas’.
Sin embargo, existe un aspecto del comportamiento humano que es único y exclusivo a nosotros los humanos pero que raramente entra en los debates. Este rasgo es tan necesario para la supervivencia de las especies, que es respaldado por extensos sistemas biológicos, psicológicos y de comportamiento interrelacionados que han evolucionado durante por lo menos medio millón de años.
No obstante, en estas épocas a partir del nuevo siglo presente, nos hemos negado a intentar comprender este rasgo debido a la equivocada suposición de que no es indispensable. Este importante rasgo es la ‘paternidad humana’ que ocupa un lugar clave en nuestra sociedad.
En investigaciones recientes se ha descubierto que la creencia en este siglo es que los padres contribuyen poco en las vidas de sus hijos, y que el comportamiento paternal que algunos varones muestran es más el resultado del aprendizaje en lugar de que tengan una condición innata de paternidad.
Ha habido poco reconocimiento de que la mayoría de los varones, vivan o no con sus hijos, se involucran en las vidas de éstos. Existe la creencia de que los padres no desarrollan los mismos profundos vínculos con sus hijos como lo hacen las madres, porque su papel está confinado a ser ese segundo progenitor que existe, pero que es consecuencia del tiempo dedicado al trabajo y a cierta distancia de su familia.
He de destacar que los padres son de tanta importancia para la sobrevivencia de sus hijos y de la especie humana, que la evolución no ha dejado cabida para la casualidad. Al igual que las madres, los padres están conformados por la evolución para ser primordiales en la crianza de la prole, tanto biológica como psicológicamente.
Hoy no se puede decir certeramente que la maternidad es instintiva y que la paternidad es aprendida. Los cambios hormonales y cerebrales observados en las madres se reflejan en los padres. Reducciones irreversibles en testosterona y cambios en niveles de oxitocina preparan al varón para ser un padre sensitivo y responsable de acuerdo con las necesidades del hijo(a) y necesarias para su vínculo.
A medida que baja la testosterona, aumenta la dopamina química, esto significa que el varón recibe la recompensa neuroquímica a medida que interactúa con su hijo(a). Su estructura cerebral se altera en esas regiones importantes para la crianza. Las zonas más cognitivas del nuevo córtex se destacan promoviendo empatía, solución de problemas y planeación. El padre no ha evolucionado para ser espejo de la madre, sino que su papel ha sido para complementar el de la madre.
En lo que se refiere al apego entre la madre y el hijo(a), éste se ha descrito como ‘exclusivo’, y está basado en el afecto y el cuidado. En lo que respecta al padre, el apego a su hijo tiene elementos de afecto y cuidado, pero está basado en el reto. Esta crucial diferencia conduce al padre a que sus hijos volteen la mirada hacia afuera, animándolos a conocer a otras personas, a entablar relaciones y a tener éxito en el mundo.
Pero ¿qué pasa con el padre ante la muerte de un hijo no-nacido? El debate en cuanto al aborto aquí y en muchos otros países, se centra en los derechos de la madre y el feto. Sin embargo, es necesario saber que ya en el Estado de Alabama en Estados Unidos, fue presentada una demanda legal por parte de un hombre quien dice que su novia se efectuó un aborto en contra de sus deseos. Esto agrega una tercera voz al tan discutido ‘debate’.
Este hombre dice que, debido a que su novia abortó a su hijo que él tanto deseaba, pasó por un período de alcoholismo como mecanismo de superar su tristeza, y aunque después pudo formar una nueva familia, aquella tristeza aún persiste en él. Este mensaje es el que muchos varones desearían trasmitir acerca de un aborto, una voz que raramente se escucha entre apasionadas multitudes en el debate del aborto, aunque quienes respaldan la muerte del no-nacido argumentan que este grupo de varones es un caso aparte y que no habla por la mayoría de los hombres involucrados.
Todos sabemos que actualmente, la perspectiva masculina sobre el aborto se conoce sólo quizá como un grupo de legisladores presionando por restringir el procedimiento del aborto. Sin embargo, algunos varones que desearon ser padres y que no llegaron a serlo por la decisión personal de una mujer, están comenzando a hablar de ello.
En Alabama, la clínica abortista está siendo demandada por este hombre debido a que su novia se efectuó un aborto a las seis semanas de embarazo en 2017. Este caso es el primero de su tipo, ya que la corte reconoció al feto como ‘demandante’ y al padre como el representante del patrimonio personal del bebé.
El hombre hizo una declaración a los medios: “Yo estoy aquí por todos los varones que realmente desean tener un hijo”, y continuó: “…yo traté de suplicarle a ella para rogarle por alguna alternativa. Pero al final, no hubo nada que pudiera cambiar su manera de pensar”.
Otro hombre en Dallas también hizo algunas declaraciones: “Cuando yo tenía 30 años vivía una buena vida, hasta que la mujer con la que estaba saliendo me dijo que estaba embarazada. Al principio sentí como una pierna atrapada en una trampa. Sin embargo, yo decidí apoyarla con el embarazo. Traté todo, le ofrecí matrimonio, o criar al bebé yo mismo, u ofrecerlo en adopción.” Dijo además que él pensó que lo correcto era que el niño naciera. Pero nada la convenció y tuvo que pagar él mismo por el aborto.
Después él se cambió a vivir a California, ya que no podía soportar la idea de lo que había pasado, dijo “no sé si podía seguir viviendo”. Finalmente, la conexión con su fe en Dios y el hecho de comenzar su vida con otra mujer y formar una familia, fue como pudo superar aquello. “He pensado en aquel incidente durante más de 32 años, nunca lo he olvidado”, declaró.
Algunos estudios que se han hecho afirman que aquellos varones involucrados en un aborto reaccionan de cuatro maneras: algunas veces el hombre ejerce coerción a la mujer para efectuarse un aborto en contra de la voluntad de ella misma; otros, apoyan la decisión de la mujer de cualquier forma dirigiendo la decisión hacia abortar; algunos otros se enteran del aborto una vez efectuado o finalmente el aborto se lleva a cabo en contra de los deseos del varón. En esto, existen rasgos comunes de sentimientos de enojo, culpabilidad, vergüenza y profunda tristeza, sobre todo en fechas de aniversario.
Otro hombre que pasó por esta experiencia declara: “Los hombres están designados para ser protectores, así es que existe un sentimiento de fracaso. Fracaso en proteger a la madre y al niño no-nacido, fracaso en responsabilidad. Existe un terrible sentimiento de culpa y vergüenza al no haber hecho lo que correspondía.” Él, quien fue parte de la milicia, compara el hecho del aborto de su hijo con el estrés por trastorno postraumático” (PTSD), resultado de haber participado en la guerra. Y terminó diciendo que: “…si los hombres tuvieran que firmar un documento para permitir el aborto de su hijo, los datos estadísticos de la cantidad de abortos caerían hasta un 50 por ciento, esta es la razón por que los proveedores de abortos no desean que los varones se involucren…”
Uno de los fundadores de la clínica de ayuda postaborto Rachel’s Vineyard en EUA para mujeres y hombres, dice a través de su experiencia que, en convictos en cárceles, los efectos colaterales de un aborto pueden señalarse con más claridad si un hombre experimentó dificultades durante su crecimiento. “La experiencia del aborto en los varones, especialmente aquellos que experimentaron la pérdida de su padre, o fueron maltratados y esto resultó en un trauma, puede contribuir a un comportamiento en donde el hombre desea expresar su pena de manera destructiva, su pérdida y la rabia del maltrato en su niñez, además de las experiencias del aborto. Más adelante, muchos hombres y mujeres cargan una herida de gran peso moral y espiritual”.
Es necesario cambiar el concepto social en cuanto a la paternidad. Claro, algunos padres están ausentes, así como algunas madres, y algunos otros tienen un carácter de ineptitud para tratar a los infantes ya que luchan con su trabajo diario y no saben utilizar la lavadora o cuidar del bebé ellos solos.
Pero la mayoría de los padres no son así. Necesitamos ampliar nuestro espectro de cómo es un padre para incluir a todos aquellos que permanecen siéndolo y que invierten en el desarrollo tanto emocional, como físico e intelectual de su(s) hijo(a), y muchos, independientemente de que vivan o no con ellos. Necesitamos destacar la labor de aquellos que juegan fútbol con sus hijos, que leen cuentos fantásticos cuando se duermen y que espantan a los monstruos nocturnos para ellos cuando sienten temor a la obscuridad. Aquellos que ayudan a la adaptación mental de sus hijos y que cuidan de ellos en la entrada a nuestro extremadamente complejo mundo actual.
Por último, habrá que empoderar a los padres para que cada vez se involucren más con sus hijos, esto beneficiará no sólo a las familias sino a todos nosotros también. Los hijos que hoy conciben a sus padres como equivalentes a sus madres en la vida cotidiana, más tarde seguirán este modelo cuando ellos mismos se conviertan en padres de familia.
Esto llevará a un cambio cultural; es un movimiento positivo hacia la igualdad en el trabajo doméstico, a un reparto en la carga sobre el desarrollo de sus carreras profesionales, algo que está sobrecargado en las madres de hoy, y se tenderá a estrechar la brecha de los sueldos por ‘género’.
Por último, el especial papel que desempeña un padre, preparará a su hijo para la entrada al mundo fuera de su familia: moldeando su desarrollo emocional y de adaptación; enseñándole las reglas del comportamiento social y del lenguaje; ayudándole a construir su adaptación mental al saber comportarse ante los riesgos, confrontar los retos y superar los fracasos. Esto es de suma importancia hoy, cuando estamos asolados por una gran crisis mental de adolescencia y vivimos en un mundo que opera con nuevas reglas sociales formadas por vidas digitales y conectados por redes en línea.
En estudios se sabe que 80 por ciento de los varones desean convertirse en padres. Creo que es el momento de hacer un esfuerzo y conocerlos más, para saber quiénes son realmente y cuál es su alcance como padres de familia.
Te puede interesar: Hace mucho tiempo…
* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com