Los asuntos cruciales como la competitividad, el crecimiento y desarrollo del país, visto a trasluz de las agencias calificadoras, tampoco contaron como punto de informe.
Sigue en campaña
No hay grandes cambios ni de forma ni de fondo. Es más, uno de nuestros brillantes lectores sostiene en el tweet que nos envía: “Ojalá que, el próximo año, el presidente presente su sexto informe –ya lleva 3- y con eso, se acabe el sexenio”.
Ya se intuía en las mesas de discusión y debate. Alejandro Hope destacó que el tema de seguridad no fue impactante, más allá del reconocimiento de que el problema no está resuelto. Y si a ello se adiciona que “por primera vez” en México hay “estado de derecho”, parece excesivo y desenfocado, pero congruente con la línea discursiva del mandatario.
No muchas novedades
Las policías brillaron por su ausencia, si es que la ausencia pudiese llegar a tener algún brillo. Mucho incienso a las fuerzas “desarmadas”, la catalogación de que “el ejército es pueblo uniformado” deja en el aire, de acuerdo con la opinión del escribano, las ofensas, empellones, atropellos, golpizas y humillaciones que los miembros del ejército han sufrido a causa de la orden presidencial.
En el tema económico
“Vamos mal y vamos de mal en peor” Pero el presidente no lo percibe y tal parece que no le importa mucho. Estos temas –seguridad y crecimiento-. Lo van a perseguir durante todo el sexenio.
Su oferta de alejarse lo más posible y separar el tema económico del político, parece también una proclama de esas que son llevadas por el viento. El incienso a Carlos Slim y Salazar, su nuevo empleado en el Consejo Coordinador Empresarial, el glorioso y festivo anuncio de todas las grandes cantidades de dinero que se ganan con la integración empresarial que se anunció hace unos días, son indicativo de que la tal promesa no es funcional ni práctica y menos operativa en términos de la línea ideológica presidencial.
Poco tiempo
Ponerse la cachucha de las victorias de los atletas, fue –como decía mi santa agüe- y apoderarse de las remesas de los migrantes, no resulta muy honesto. Pero, así es la 4T. Lo acabamos de ver con las medallas y las porras que Claudia Sheimbaum y Ana Gabriela Guevara le propinaron al mandatario.
Alfonso Durazo por su parte, sigue hablando de su cartera, en “futuro”. Se consolidarán…se adquirirán…se lograrán…se realizarán. No hay presente en el ex secretario particular de Fox.
Los asuntos cruciales como la competitividad, el crecimiento y desarrollo del país, visto a trasluz de las agencias calificadoras, tampoco contaron como punto de informe.
Era evidente que un presidente jamás hablaría de todo lo que falta realizar o de los errores cometidos en su administración. Eso es comprensible, porque “el día del Presidente” tiene que ser el de la mejor cara. Festinó los programas para los jóvenes, pero el tema de eficiencia en estos asuntos tampoco se abordó, pero la construcción del México que se propone, está sostenida con alfileres, como bien lo demuestra el análisis realizado por Mexicanos Contra la Corrupción e Impunidad.
Cuentas alegres
El escribano coincide con Gustavo de Hoyos, el evento no fue un informe de gobierno y del estado que guarda la administración federal. Fue un festival de difusión ideológica al más puro estilo de las izquierdas bolivarianas.
De esta forma, las cuentas alegres se emplean para ahondar la división entre sus leales, sus servidores, sus simpatizantes y porristas. Los demás, fueron colocados en el cajón de los mexicanos que el presidente denominó como los “moralmente derrotados”.
Si bien, no hay adversarios pequeños, el mandatario tendría que recordar que gobierna para todos…no solo para sus incondicionales. ¿O no?
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