Con Sheinbaum nueva era, mismo modelo

Una nueva etapa inició con la toma de protesta de Claudia Sheinbaum Pardo como presidenta de México, la primera mujer en el país en ocupar este cargo en 200 años de la República y después de haberlo hecho 65 hombres.

Todo estaba dispuesto para el evento histórico que tendría como escenario el Palacio Legislativo de San Lázaro, donde aguardaban los diputados y senadores, 930 invitados especiales, 16 jefes de estado y varios representantes de gobiernos extranjeros para ser testigos de manera presencial del compromiso que asumiría Claudia Sheinbaum como presidenta de la nación quien dirigirá el gobierno federal en los próximos seis años.

Los morenistas y sus aliados mantenían un ambiente festivo a la espera de la llegada del mandatario saliente y de su sucesora. Todo era abrazos y sonrisas entre ellos; lejos quedaron aquellos tiempos en donde como oposición los representantes de la izquierda se arremolinaban para impedir que quien había ganado las elecciones tomara protesta y en lugar de buenos deseos lanzaban todo tipo de injurias apostando el fracaso del gobierno entrante, ahora quienes son poder gritaban con toda libertad arengas a favor de Andrés Manuel López Obrador y buscaban la mejor posición para tener la suerte de retratarse con él y Claudia Sheinbaum.

Como parte del protocolo, el primero en llegar a la Cámara de Diputados fue López Obrador quien con la banda presidencial puesta no lucía cómodo debido a que le quedaba chica, toda vez que esta fue fabricada a hechura de Claudia y no de él, tal y como debe ser en los hechos el mando en el país desde el poder Ejecutivo.

Poco después arribó la presidenta entrante quien fue recibida por una comitiva de bienvenida de legisladoras, todas de Morena, quienes se deshicieron en halagos y reverencias para acompañarla al interior del recinto. Al ingresar al Palacio Legislativo y encontrarse frente a la escolta que custodiaba la bandera nacional, Sheinbaum Pardo hizo su último saludo como civil, para después entrar al recinto donde el entusiasmo de sus correligionarios se desbordaba a borbotones, mientras los integrantes de la oposición permanecían como simples espectadores que de manera respetuosa observaban silenciosos y sin hacer aspavientos.

Cambio de mando

Este sería un acto lleno de símbolos, uno de los más importantes el que protagonizó la legendaria política de izquierda, Ifigenia Martínez, una mujer que como pocas ha permanecido activa en la actividad política del país y a sus 99 años sería la encargada de entregar la banda presidencial de manos del mandatario saliente a la primera mujer presidenta, Claudia Sheinbaum.

Los tres poderes de la Unión se hicieron presentes en este acto, como lo marca la ley, por lo que además de Ifigenia Martínez Hernández, presidenta de la mesa directiva de la Cámara de Diputados se encontraba el presidente de la Cámara de Senadores, Gerardo Fernández Noroña y la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Norma Piña Hernández, quien en todo momento fue relegada y evitada tanto por López Obrador como por la misma Claudia Sheinbaum, otro símbolo del desdén a su investidura como cabeza del Poder Judicial.

El momento de entregar la banda llegó, López Obrador se despojó de esta para entregarla a Ifigenia quien sentada apenas atinó a tocarla y prácticamente el mismo presidente saliente fue quien se la dio a Claudia quien se vio obligada a colocársela con la ayuda de una de las cadetes que estaba detrás de ella.

Una vez luciendo el lienzo tricolor sobre su impecable vestido blanco al que elegantemente adornaban unas flores de colores en las mangas largas y en el costado de su falda, la presidenta leyó su discurso en el que esbozó los objetivos de su gobierno.

Continuidad sin sorpresas

Sus primeras palabras como presidenta fueron para enaltecer a quien se refirió no menos que como héroe de la Patria, a su mentor Andrés Manuel López Obrador de quien dijo que “la historia y el pueblo lo ha juzgado” y a quien consideró como “el dirigente político y luchador social más importante de la historia moderna. El presidente más querido, sólo comparable con Lázaro Cárdenas, el que inició y termina su mandato con más amor de su pueblo. Y para millones, aunque a él no le gusta que se lo digan, el mejor presidente de México, el que inició la revolución pacífica de la Cuarta Transformación de la vida pública de México”.

Aseguró que el mandatario que concluye su gobierno logró construir un modelo exitoso de país, ya que “cambió el modelo de desarrollo del país, del fracasado modelo neoliberal y el régimen de corrupción y privilegios a uno que surgió de la fecunda historia de México, del amor al pueblo y de la honestidad, lo llamamos el Humanismo Mexicano. Por eso, hablamos de una transformación profunda. Y aceptémoslo, a todas y a todos les ha ido mejor”.

Tal y como lo prometió en campaña, no habrá cambios abruptos, por el contrario, Sheinbaum reiteró que dará continuidad al modelo impulsado por López Obrador con la cuarta transformación bajo lo que denomino él mismo como Humanismo Mexicano. En este sentido enlistó 10 puntos en los que se enfocará:

Uno. Para que haya prosperidad, debe ser compartida, o dicho de otra forma: por el bien de todos, primero los pobres.

Dos. No puede haber gobierno rico con pueblo pobre. Esta es una frase de Benito Juárez García que los gobiernos de la transformación hacemos realidad y que sostiene que el gobernante debe vivir en la justa medianía, sin lujos, parafernalias o privilegios, y que el gobierno no debe ser una carga para el pueblo. A eso le llamamos austeridad republicana.

Tres. Las y los gobernantes debemos ser honrados y honestos. Además, la autoridad moral es lo más importante, y esa no se compra en la esquina, se construye con una sola mística, la de luchar con honradez todos los días por un México con justicia, democracia y libertad.

Cuatro. El principio máximo de que la democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo; o, regresando a Juárez: con el pueblo, todo; sin el pueblo, nada.

Cinco. Prohibido prohibir, la libertad es esencia de la democracia.

Seis. El desarrollo y el bienestar del pueblo sólo pueden fortalecerse con el cuidado del medio ambiente y los recursos naturales.

Siete. Las mujeres tenemos derecho a la igualdad sustantiva.

Ocho. México es un país soberano, independiente, libre y democrático. Queremos la paz. Queremos la paz y la fraternidad de las naciones. Y nos coordinamos, mas no nos subordinamos.

Nueve. La política se hace con amor no con odio. La felicidad y la esperanza se fundan en el amor al prójimo, a la familia, a la naturaleza y a la patria.

Diez. Condenamos el clasismo, el racismo, el machismo y cualquier forma de discriminación. No es solo un asunto de tolerancia, es el reconocimiento de que la profundización de las desigualdades llevará siempre a la injusticia. La fraternidad significa vernos a los ojos como iguales.

Tranquilizar las aguas

Muchos han sido los temas que han generado preocupación entre la población sobre todo en la recta final de la administración de López Obrador por el paquete de leyes como la del Poder Judicial que de un plumazo transformaría lo que por años ha costado a los mexicanos construir para tener un equilibrio de poderes, vivir en justicia y con respeto a los derechos humanos. 

Ante ello, Claudia Sheinbaum dijo que su administración garantizará todas las libertades y respetará los derechos humanos, y dejó en claro que “cualquiera que diga que habrá autoritarismo está mintiendo”.

Por otra parte, para responder a las muchas inquietudes que en los últimos días han surgido en torno a la seguridad para invertir en el país, en primera instancia destacó que promoverá la inversión pública y privada, y más aún, enfatizó; “lo digo con toda claridad: tengan la certeza que las inversiones de accionistas nacionales y extranjeros estarán seguras en nuestro país“.

Más adelante, en un mensaje para tranquilizar a los países que son sus principales socios comerciales y vecinos Estados Unidos y Canadá, les confirmó que junto con México los tres países “no compiten, sino que se complementan”. Apuntó que nuestro país seguirá impulsando la relocalización de las empresas y promoviendo del desarrollo regional “con bienestar y cuidado al medio ambiente”.

Y después de un breve lapsus en el que el mensaje fue de calma para los inversionistas, retomó el discurso de confrontación que tanta polémica e inconformidad ha causado, el del Estado de derecho.

En este punto, Claudia Sheimbaum, que a pesar de saludar a la ministra Norma Piña, dio un fuerte discurso sobre el actual Poder Judicial al señalar que cambiará radicalmente de acuerdo a la aprobación de la reforma constitucional recientemente aprobada en donde se marca la elección por voto popular de jueces, magistrados y ministros habrá más autonomía e independencia del Poder Judicial. 

“Piénsenlo sólo por un momento: si el objetivo hubiera sido que la presidenta controlara la Suprema Corte, hubiéramos hecho una reforma al estilo Zedillo. No, eso es autoritarismo, nosotros somos demócratas”, acotó.

¿Más abrazos?

Una de las preocupaciones más importantes de los mexicanos durante al menos los últimos seis años, ha sido la inseguridad. En esta materia, la nueva presidenta se comprometió a garantizar la disminución de los delitos de alto impacto, y para ello sacó a relucir que “no regresará la irresponsable guerra contra el narco, de Calderón, que tanto daño le sigue haciendo a México. Nuestra convicción es que la seguridad y la paz son fruto de la justicia“.

Claudia Sheinbaum señaló que la estrategia que su gobierno seguirá en materia de seguridad se sostendrá en cuatro ejes:

Atención a las causas, siempre dando la posibilidad de que las y los jóvenes mexicanos tengan acceso a todos los derechos.

Inteligencia e investigación.

Fortalecimiento de la Guardia Nacional. Quien crea que la Guardia Nacional estando en la Secretaría de la Defensa es militarización, está totalmente equivocado.

Habrá coordinación con municipios, estados, con el Ministerio Público, con la Fiscalía General de la República, que en su autonomía no significa que deje la coordinación, eso nos va a permitir avanzar todavía más.

Atención a las causas y cero impunidad.

Gobernar para todos

Claudia Sheinbaum hizo un reconocimiento a las mujeres mexicanas que a lo largo de la historia han sido protagonistas del devenir de la nación desde diferentes ámbitos y con muchos esfuerzos. Las mujeres que hoy han demostrado su capacidad y quienes hoy han logrado ser reconocidas en diversos ámbitos, como es el de ocupar la presidencia de la República.

“Soy madre, abuela, científica y mujer de fe, y a partir de hoy, por voluntad del pueblo de México, la presidenta constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. Gobernaré para todos y para todos, y tengan la certeza de que pondré mi conocimiento, mi fuerza, mi historia y mi vida misma al servicio del pueblo y de la patria.

“Tengo la certeza de que consolidaremos juntas y juntos un México cada día más próspero, libre, democrático, soberano y justo. No les voy a defraudar. Les convoco a seguir haciendo historia”, concluyó.

¿Crees que este sea un buen sexenio para México?

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