Tras varios años de polarización en el que las disputas, revueltas, abusos y muertes dominaron al país como consecuencia de la lucha de Independencia, Agustín de Iturbide comprendió que había que reconciliar a los hermanos pues todos los que habían nacido en esta tierra y quienes habían echado raíces, a pesar de no ser naturales de la misma pero que compartían los valores fundamentales, tenían el derecho a vivir en libertad, a ser respetados por su origen y pertenecer a una misma nación próspera y con oportunidades para todos con un gobierno que sirviera y no abusara de su poder como había sucedido con muchos gobernantes durante el virreinato.
El 10 de febrero de 1821 el comandante en jefe del Ejército del Sur de Nueva España y Vicente Guerrero, jefe de las fuerzas insurgentes, lograron la reconciliación entre los grupos antagónicos que cada uno representaba. A través del diálogo, con apertura y entendimiento llegaron a acuerdos que tenían la mira en la paz y la conformación de una nación.
En la Memoria Política de México, la historiadora Doralicia Carmona señala que en su encuentro en Acatempan, Iturbide rinde homenaje a Guerrero por su valor y convicciones que defendió, a su vez el general insurgente le respondió “Yo señor felicito a mi patria porque recobra en este día un hijo cuyo valor y conocimientos le han sido tan funestos”.
Ambos se pusieron de acuerdo y Guerrero explicó a sus soldados la presencia de Iturbide: “¡Soldados! Este mexicano que tenéis presente es el señor don Agustín de Iturbide, cuya espada ha sido por nueve años funesta a la causa que defendemos. Hoy jura defender los intereses nacionales; y yo que os he conducido en los combates, y de quien no podéis dudar que moriré sosteniendo la independencia, soy el primero que reconoce al señor Iturbide como el Primer Jefe de los Ejércitos Nacionales: ¡Viva la independencia! ¡Viva la libertad!”.
Después de ello se abrazaron fraternalmente, posteriormente proclamaron el Plan de Iguala o de las Tres Garantías, el cual era un programa político cercano tanto a los tradicionalistas católicos como a los liberales, que declaraba la independencia, un régimen monárquico constitucional (cuyo trono fue ofrecido a Fernando VII de España o a alguno de sus hermanos), y la exclusividad de la religión católica “sin tolerancia de otra alguna”.
Para sostener el plan, se conformó el llamado Ejército Trigarante que reunió las tropas de Iturbide y de los insurgentes y al que se fue uniendo, poco a poco, la mayoría de las demás guarniciones realistas del país. El Ejército Trigarante consolidó la independencia de México, la religión católica y una patria para todas las castas.
Se trataba, por tanto, de un paso hacia delante en la independencia, pero manteniendo muchos de los valores tradicionales de la España virreinal.
De acuerdo al Instituto Estatal de Cultura de Guanajuato, el abrazo de Acatempan trajo tres grandes consecuencias para la historia de México:
• Dio lugar al Plan de Iguala, impulsado por Iturbide, el cual garantizaba tres aspectos fundamentales en beneficio de la población: La independencia, la religión y la unión de todos los mexicanos.
• Se fundó el Ejército Trigarante, que tenía como objetivo proteger y hacer valer los objetivos del plan de iguala.
• Se puede decir que como consecuencia de este abrazo concluyó con la independencia de México
Consumación de la Independencia
La consumación de la independencia de México se dio el 27 de septiembre de 1821, cuando el Ejército Trigarante, liderado por Agustín de Iturbide, entró triunfal a Ciudad de México. Este acontecimiento se dio después de una guerra de 11 años que inició con el Grito de Dolores del padre Miguel Hidalgo el 16 de septiembre de 1810.
En la Ciudad de México, el entusiasmo popular era desbordante y todos, tanto ricos como pobres, adornaron sus casas con flores y vistosos adornos, con los colores adoptados para la bandera de México (verde, blanco y rojo); de igual manera, la gente se vestía con ropa de los mismos colores, para mostrar su nacionalismo y su pertenencia a la nueva nación que estaba a punto de nacer.
La mañana del 27 de septiembre de 1821, las tropas de las Tres Garantías salieron de Tacubaya, pasando por Chapultepec, incorporándose al camino de Tacuba, para entrar a la capital de México. A las 10 de la mañana entró a la ciudad “El Héroe de la Independencia”, montado en un corcel negro, seguido de las personalidades de la nueva nación y de 16 mil soldados. El Alcalde le dio las llaves de la ciudad y el Primer Jefe continuó su marcha entre aclamaciones, hasta el Palacio Nacional, donde se dirigió al balcón principal junto con Don Juan O´Donojú, para ver el desfile de sus tropas.
El 28 de septiembre una junta de 38 miembros, presidida por el propio Iturbide, proclamaba el Acta de Independencia del Imperio Mexicano y constituía una Regencia de cinco miembros, también presidida por Iturbide y de la que formaba parte O’Donojú.
Surge una nación en paz
Agustín de Iturbide se distinguió por defender los valores inalienables de creencia, respeto a la dignidad de las personas sin importar su origen y conquistar el sueño de que todos pertenecieran a una misma nación.
Esta búsqueda duró años en los que inclusive tuvo que defender con las armas, pero fue lo suficientemente humilde, honesto, sincero, abierto y transparente para salir al encuentro de quienes no pensaban igual pero que al salir a su encuentro logró escucharlos y ser escuchado, con lo que pudo lograrse “sin derramar más sangre” y juntos construir una gran nación, legado que hoy corresponde a los mexicanos seguir construyendo a través de la conciliación y la búsqueda del bien común.
Si México logró consumar su Independencia con diálogo, entendimiento y paz ¿crees que hoy los mexicanos podremos reconciliarnos a pesar de la polarización y la violencia que estamos padeciendo?
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